“Recemos hoy por los ancianos, especialmente por quienes están aislados o en los asilos de ancianos. Ellos tienen miedo, miedo de morir solos”. Con estas palabras, el Papa Francisco dio inicio a la Misa que cada día preside en la capilla de Santa Marta, su residencia en El Vaticano.
El Santo Padre aseguró que muchos ancianos sienten la pandemia del coronavirus COVID-19 como algo agresivo para ellos.
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“Ellos son nuestras raíces, nuestra historia. Ellos nos han dado la fe, la tradición, el sentido de pertenencia a una patria. Oremos por ellos para que el Señor esté cerca de ellos en este momento”.
En su homilía, el Papa reflexionó sobre el Evangelio de Lucas, en el que Jesús resucitado camina junto a los discípulos de Emaús.
“La fidelidad de Dios es una fidelidad paciente: tiene paciencia con su pueblo, lo escucha, lo guía, le explica lentamente y enardece su corazón, como lo hizo con estos dos discípulos que se alejaban de Jerusalén: les enardece el corazón para volver a casa”.
“La fidelidad de Dios es lo que no sabemos qué pasó en ese diálogo, pero fue el Dios generoso que buscó a Pedro, el que lo negó. Sólo sabemos que el Señor ha resucitado y se le ha aparecido a Simón. Lo que pasó en ese diálogo no lo sabemos. Pero sí, sabemos que fue la fidelidad de Dios la que buscó a Pedro”.
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Constructores de paz
Más tarde, en su catequesis durante el rezo del Recina Coeli, el Papa Francisco llamó a los medios de comunicación ser constructores de paz y “a colaborar con Dios en la tarea de construir la paz, en cada momento y lugar, comenzando por aquellas situaciones que viven y con las personas que tienen alrededor”.
“De manera particular, en estos momentos que estamos viviendo a causa de la pandemia, para que, con un gesto concreto de bien, puedan llevar la ternura, la alegría y la paz de Cristo Resucitado”.
El Santo Padre reflexionó sobre la verdadera paz, el ‘shalom’ de los judíos, que significa también el deseo de una vida bella, próspera, verdadera y justa, y contrastó esta idea de ‘shalom’ con el significado subjetivo de la palabra paz en la actualidad, más relacionada con tranquilidad y equilibrio personal, sin un verdadero crecimiento espiritual.
“Este segundo significado es incompleto y no puede ser utilizado, porque en la vida la inquietud puede ser un momento importante de crecimiento, mientras que puede suceder que la tranquilidad interior corresponda a una conciencia domesticada y no a una verdadera redención espiritual.
“Muchas veces el Señor debe ser ‘signo de contradicción’ sacudiendo nuestras falsas certezas para llevarnos a la salvación”.
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