El Papa León XIV celebrando Misa en las Grutas Vaticanas. Foto: Vatican Media
El Papa León XIV reconoce que el debate litúrgico entre quienes defienden el rito de la Misa en Latín o Tridentina y el rito de la Misa posterior al Concilio Vaticano II se ha “polarizado” y que, en algunos casos, la liturgia se ha usado como “herramienta política”. Su propuesta: despolitizar el tema, escuchar y celebrar bien.
El tema está tan polarizado que, asegura, “muchas veces ya no están dispuestos a escucharse… Significa que ahora estamos en la ideología, que ya no nos interesa la experiencia de la comunión en la Iglesia”, dice sobre la discusión que existe entre las posturas radicalistas de quienes promueven el rito antiguo y quienes han adoptado la reforma posconciliar.
En entrevista con la periodista Elise Ann Allen para el libro León XIV: Ciudadano del mundo, el Papa explica que el nuevo grupo de estudio sobre liturgia, aprobado al final del pontificado de Francisco, nace, sobre todo, de la pregunta por cómo hacer la liturgia más significativa en cada cultura diferente, dentro de una cultura específica, en un lugar específico y en un momento dado.
Es decir, antes que “ganar” una disputa de ritos entre quienes prefieren la Misa en Latín o el Misal posterior al Concilio Vaticano II, se busca que las celebraciones acerquen al pueblo a la oración y al misterio de la fe.
En julio pasado, el Papa León XIV confirmó la creación de dos nuevos Grupos de Estudio: uno sobre “La liturgia en perspectiva sinodal” y otro sobre “El estatuto de las Conferencias Episcopales, Asambleas Eclesiales y Concilios Particulares”. La información al respecto se encuentra en el documento titulado Pistas para la Fase de Implementación del Sínodo 2025-2028.
En la entrevista, el Papa pone un matiz que a menudo falta en la discusión pública. Recuerda que se puede celebrar en latín hoy mismo con el misal del Vaticano II y “no hay problema” con ello; el punto de fricción, sin embargo, es la convivencia entre la forma tridentina y la forma ordinaria promulgada tras el Concilio.
“Hay un tema polémico, sobre el que ya he recibido varias solicitudes y cartas: la pregunta de si la gente siempre dice ‘la Misa en latín’. Bueno, ahora mismo se puede celebrar la Misa en latín. Si se trata del rito del Vaticano II, no hay problema”, señala el Papa.
Reconoce, además, que algunos abusos celebrativos en el rito reformado han empujado a algunos fieles a buscar “una experiencia más profunda de oración” en la Misa antigua, y que esto debe tomarse en serio.
El marco inmediato de esta conversación es conocido: En 2021, Francisco publicó el motu proprio Traditionis custodes, que confió al obispo diocesano la autorización del Misal de 1962 y pidió integrar pastoralmente a esos fieles salvaguardando la unidad.
En 2023, un rescripto precisó que ciertas dispensas (por ejemplo, el uso de templos parroquiales o autorización a sacerdotes ordenados después de 2021) requieren permiso de la Sede Apostólica. El telón de fondo: pasar de una excepción ampliada (tras Summorum Pontificum, 2007) a un marco más acotado y supervisado.
Históricamente, la reforma del Vaticano II culminó con la promulgación del Misal de Pablo VI (1969), que buscó una participación plena, consciente y activa del pueblo, principio central de Sacrosanctum Concilium. Ese proceso no suprime la lengua latina, parte del patrimonio del rito romano, pero sí ensancha el uso de las lenguas vernáculas y la inculturación de signos, música y arte sacro.
León XIV no anuncia en la entrevista cambios normativos inmediatos, pero sí un método. Primero, escucha sinodal, incluida una reunión próxima con promotores del rito tridentino o Misa en Latín; después, discernimiento que evite convertir la liturgia en una “herramienta política”.
“Sé que parte de ese problema, lamentablemente, se ha convertido, de nuevo, en parte de un proceso de polarización: la gente ha usado la liturgia como excusa para promover otros temas. Se ha convertido en una herramienta política, y eso es muy lamentable.
“Creo que a veces el, digamos, ‘abuso’ de la liturgia de lo que llamamos la Misa del Concilio Vaticano II, no fue útil para quienes buscaban una experiencia más profunda de oración, de contacto con el misterio de la fe que parecían encontrar en la celebración de la Misa Tridentina”, dice León XIV.
El Papa agrega: “Nos hemos polarizado, de modo que, en lugar de poder decir: ‘Si celebramos la liturgia del Vaticano II correctamente, ¿realmente encontramos tanta diferencia entre esta y aquella experiencia?'”.
El Pontífice también enlaza la discusión litúrgica con la vida de comunión: cuando una parte “no quiere ni escuchar”, dijo, la cuestión deja de ser pastoral y se vuelve ideológica. Por eso, su insistencia en bajar el tono, cuidando que la liturgia conduzca a la experiencia de comunión en la Iglesia y no a la ideología de cada trinchera.
“Se ha convertido en un tema tan polarizado que, a menudo, la gente no está dispuesta a escucharse. He escuchado a obispos hablar conmigo sobre eso, diciendo: ‘Los invitamos a esto y aquello y ni siquiera quieren oírlo’. Ni siquiera quieren hablar de ello. Eso es un problema en sí mismo”, dice el Papa León XIV en la que es la primera entrevista que concede como sucesor de Pedro y de la cual se desprende el libro escrito por Elise Ann Ellen.
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