“Hagan del cine un arte del espíritu”: el mensaje del Papa León XIV a cineastas de todo el mundo en un encuentro marcado por la creatividad y la fe. Foto: Vatican News
En la Sala Clementina del Palacio Apostólico, en el Vaticano, se llevó a cabo el Encuentro con el Mundo del Cine, donde el Papa León XIV se reunió con diversas personalidades del llamado “séptimo arte”.
Este evento, promovido por el Dicasterio para la Cultura y la Educación, en colaboración con el Dicasterio para la Comunicación y los Museos Vaticanos, busca, con motivo del Año Jubilar, fortalecer el diálogo con el ámbito cinematográfico, especialmente con actores y directores, para descubrir cómo la creatividad artística puede apoyar la misión de la Iglesia y promover los valores humanos.
Entre las figuras presentes destacó la participación de la actriz Cate Blanchett, el director Spike Lee y el actor Viggo Mortensen.
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El Papa León XIV compartió un discurso en el que recordó que el cine, con más de cien años de existencia, es un arte “joven, soñador e inquieto”. Reconoció que este ha sabido manifestar realidades profundas, siendo capaz de comprender la vida e interpretarla.
“Es hermoso reconocer que cuando la linterna mágica del cine se enciende en la oscuridad, se enciende simultáneamente la mirada del alma. Porque el cine saber asociar lo que parece ser solo entretenimiento de la aventura espiritual del ser humano”, expresó.
A lo largo de su historia, el cine ha contribuido de muchas formas a la sociedad, y el Santo Padre destacó su capacidad para “ayudar al espectador a volver a sí mismo, a mirar con nuevos ojos la complejidad de su propia experiencia, a volver a ver el mundo como si fuera la primera vez”.
Señaló también que entrar en una sala de cine es como cruzar un umbral en el que la vista se dispone a mirar con atención y el corazón se deja alcanzar, permitiendo que la mente se abra a aquello que aún no había imaginado. El cine, afirmó, “es una búsqueda sensible donde la luz perfora la oscuridad y la palabra se encuentra con el silencio”.
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El Papa subrayó que tanto los cines como los teatros son el “corazón palpitante de los territorios”, pues contribuyen a la humanización de la sociedad; son espacios culturales que mantienen viva a una ciudad.
No obstante, advirtió que estos espacios están en riesgo, pues se están alejando de los barrios y de la vida cotidiana de la gente. Por ello, hizo un llamado a las instituciones a no resignarse y a cooperar para afirmar su valor social y cultural:
“Defiendan la lentitud cuando sea necesario, el silencio cuando hable, la diferencia cuando provoque”.
En este Año Jubilar, el Papa León XIV invitó a los profesionales del cine a caminar juntos hacia la esperanza, como peregrinos de la imaginación, buscadores de sentido, narradores de esperanza y mensajeros de humanidad:
“El camino que recorren no se mide en kilómetros sino en imágenes, palabras, emociones, recuerdos compartidos y deseos colectivos”.
El Santo Padre destacó que el peregrinar de los cineastas implica una mirada penetrante capaz de reconocer la belleza incluso en escenarios dolorosos, como las guerras o la violencia. En su discurso citó a San Pablo VI:
“Si son amigos del verdadero arte, sois nuestros amigos, recordando que este mundo en el que vivimos necesita belleza para no hundirse en la desesperación”.
Con estas palabras, el Papa León XIV expresó su deseo de renovar la amistad con el mundo del cine, reconociendo que este es un verdadero laboratorio de esperanza, “un lugar donde el hombre puede volver a mirarse a sí mismo y a su destino”.
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El Papa León XIV comparó las palabras del pionero David W. Griffith con el mensaje del Evangelio:
“Él decía: ‘lo que le falta al cine moderno es belleza, la belleza del viento que se mueve entre los árboles’. Al escuchar a Griffith hablar del viento entre los árboles, cómo no pensar en el pasaje del Evangelio de Juan: ‘el viento sopla donde quiere y oye su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va; así es todo el que ha nacido del espíritu’”.
Antes de concluir su mensaje, invitó a los cineastas a hacer del cine un arte del espíritu:
“Ustedes, con su trabajo artístico, pueden serlo: recuperar la autenticidad de la imagen para salvaguardar y promover la dignidad humana. Esta es el poder del buen cine y de quienes lo crean y protagonizan”.
Reconoció además la gran maestría del director y de los actores en la pantalla, pero subrayó que esta no sería posible sin la “dedicación silenciosa” de cientos de profesionales que hacen posible cada obra: asistentes, utileros, especialistas en efectos, músicos, guionistas y muchos más.
Finalmente, agradeció su trabajo y les dio su bendición:
“Que el Señor los bendiga a ustedes, a su trabajo y a sus seres queridos, y que los acompañe siempre en su peregrinación creativa para que puedan ser artesanos de la esperanza“.
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