El Papa León XIV almuerza con los pobres y llama a vivir la fe con valentía
El Papa León XIV saluda a los invitados antes del almuerzo en el Borgo Laudato Si', en los jardines de las Villas Pontificias de Castel Gandolfo. Foto: Vatican Media
Este domingo, el Papa León XIV vivió una jornada marcada por la fraternidad y la oración en la Diócesis de Albano. Desde el almuerzo compartido con personas sin hogar y familias vulnerables, hasta la Misa en el Santuario de la Rotonda y el rezo del Ángelus, sus palabras insistieron en que la verdadera Eucaristía se prolonga en la vida cotidiana: al compartir los dones, acoger a los más frágiles y vivir la fe con valentía, manteniendo encendido el fuego del amor de Cristo, incluso frente a incomprensiones y dificultades.
La Misa es partir el pan y compartir los dones de Dios
El Papa León comenzó su jornada con un almuerzo en los Jardines de las Villas Pontificias de Castel Gandolfo, acompañado de un centenar de invitados: personas sin hogar, familias vulnerables y usuarios de los centros de escucha de Cáritas.
“Estar reunidos aquí esta tarde, en este almuerzo, es vivir juntos con Dios, en esta comunión, en esta hermandad”, aseguró.
El Papa comiendo con los pobres de la diócesis de Albano Laziale en los Jardines de las Villas Pontificias. Foto: Vatican Media
Hizo especial énfasis en esa comunión, que se comparte a través de la Santa Misa, pero también en actos tan sencillos como partir el pan. “Partir el pan juntos es reconocer a Jesucristo entre los suyos. No es solo un acto de caridad, es Eucaristía vivida: compartir los dones que el Señor nos ha dado”, dijo.
Un amor incondicional, sin asperezas
El Papa saluda a varios jóvenes asistidos por la Cáritas de la Diócesis de Albano. Foto: Vatican Media
Posteriormente, el Pontífice presidió la Santa Misa en el Santuario de Santa María de la Rotonda de Albano. En su homilía, recordó que “somos la Iglesia del Señor, una Iglesia de pobres” y habló de la Eucaristía como encuentro sanador.
“Cada uno de nosotros llega a la iglesia con ciertos cansancios y miedos —a veces más pequeños, a veces más grandes— y de repente estamos menos solos. Encontramos la Palabra y el Cuerpo de Cristo. De esa manera, nuestro corazón recibe una vida que va más allá de la muerte. Es el Espíritu del Resucitado el que hace esto entre nosotros y en nosotros, silenciosamente, domingo tras domingo”, afirmó.
El Papa aprovechó la arquitectura del santuario de la Rotonda para hacer una metáfora sobre la acogida en la Iglesia. “Nos encontramos en un antiguo santuario cuyos muros nos abrazan. Se llama “Rotonda” y la forma circular, como en la Plaza de San Pedro y como en otras iglesias antiguas y nuevas, nos hace sentir acogidos en el seno de Dios. La iglesia por fuera, como algunas realidades humanas, puede parecernos áspera; pero al atravesar la puerta encontramos un amor incondicional. Nuestra pobreza y nuestros fracasos son abrazados por la dulce fuerza de Dios, un amor sin asperezas”, añadió.
El Santo Padre pronuncia su homilía en la misa dominical en el Santuario de Santa María de la Rotonda. Foto: Vatican Media
Haciendo referencia al almuerzo con las personas necesitadas y vulnerables de la Diócesis de Albano que se llevó a cabo más temprano, el Pontífice agradeció a quienes se “comprometen para llevar el fuego de la caridad”, animándolos a no distinguir entre el que asiste y el que es asistido, entre el que parece dar y el que parece recibir, entre el que se presenta pobre y el que siente la necesidad de ofrecer tiempo, capacidades y ayuda.
“Somos la Iglesia del Señor, una Iglesia de pobres, todos preciosos, todos partícipes, cada uno portador de una Palabra única de Dios. Cada uno es un don para los demás. Derribemos los muros”, dijo.
Rezo del Ángelus: “Obrar en la verdad cuesta”
La mañana del Papa León terminó con el rezo del Ángelus en Castel Gandolfo, en el que el Papa recordó el precio de obrar bien, pues en el Evangelio de hoy, Jesús recuerda a sus discípulos que su misión no es “color de rosa”: el mensaje de Cristo, a pesar de hablar de amor y justicia, llega a ser rechazado.
“El bien no siempre encuentra una respuesta positiva. En ocasiones, precisamente porque la belleza del bien molesta a quienes no lo acogen, aquel que lo pone en práctica termina encontrando duras oposiciones, hasta sufrir maltratos y abusos. Obrar en la verdad cuesta, porque hay quienes eligen la mentira y porque el diablo busca obstaculizar a los buenos”, advirtió.
El Papa León durante el rezo del Ángelus. Foto: Vatican Media
El Papa recordó que, a pesar de ello, invitación de Jesús es “a no rendirnos y a no conformarnos con esta mentalidad”, a perseverar en hacer el bien a todos, incluso a quienes nos hacen sufrir.
“Pensemos, por ejemplo, en el precio que debe pagar un buen padre, si quiere educar bien a sus hijos, con sanos principios; antes o después deberá saber decir algún “no”, hacer alguna corrección, y esto le causará sufrimiento. Lo mismo vale para un maestro que desea formar correctamente a sus alumnos, para un profesional, un religioso, un político, que se propongan realizar su misión honestamente, y para quienes se esfuercen en ejercitar con coherencia, según las enseñanzas del Evangelio, sus propias responsabilidades”, afirmó.
DLF Redacción
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