Esta nota se actualizó por última vez el 4 de noviembre del 2022
En su audiencia general del 18 de noviembre de 2020, el Papa Francisco meditó sobre la figura de la Virgen María, mujer de oración que “estaba en continuo diálogo con Dios desde antes de la anunciación”.
Leer: ¿Por qué la devoción a la Virgen María?
Estas son algunas lecciones que podemos aprender de Nuestra Santísima Madre para orar mejor y acercarnos a Dios.
El Papa Francisco aseguró a que la Virgen no dirige autónomamente su vida, pues espera que Dios “tome las riendas de su camino y la guíe donde Él quiera”. Ella es dócil, y con su disponibilidad predispone los grandes eventos que involucran a Dios en el mundo. El Catecismo recuerda su “presencia constante y atenta en el designio amoroso del Padre y a lo largo de la vida de Jesús”.
“No hay mejor forma de rezar que ponerse como María en una actitud de apertura, de corazón abierto. Decirle al Padre: Señor, lo que Tú quieres, cuando Tú quieres y como Tú quieres. Es decir, al corazón abierto a la voluntad de Dios”, dijo el Pontífice.
El Papa Francisco aseguró que los que son más humildes de corazón rezan sin enfadarse porque los días están llenos de problemas, y buscan ir “al encuentro de la realidad y sabiendo que en el amor humilde, en el amor ofrecido en cada situación, nos convertimos en instrumentos de la gracia de Dios”.
El Papa nos invita a —como la Virgen María— poner “nuestra vida en manos del Señor: que sea Él quien nos guíe”.
El Papa explicó cómo la Virgen acompaña en oración toda la vida de Jesús, hasta la muerte y la resurrección; y al final continúa, y acompaña los primeros pasos de la Iglesia naciente. “Ella reza con los discípulos que han atravesado el escándalo de la cruz. Reza con Pedro, que ha cedido al miedo y ha llorado por el arrepentimiento”.
Según Francisco, María está ahí con los discípulos, pero no es un sacerdote entre ellos, “es la Madre de Jesús que reza con ellos, en comunidad, como una de la comunidad. Reza con ellos y reza por ellos”.
“Sería bonito si nosotros también podemos parecernos un poco a nuestra Madre, con el corazón abierto a la Palabra de Dios, con el corazón silencioso, con el corazón obediente, con el corazón que sabe recibir la Palabra de Dios y la deja crecer con una semilla del bien de la Iglesia”, dijo el Papa al concluir su catequesis.
Con información de Zenit y Vatican News
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