El Papa Francisco reflexionó este domingo sobre la parábola del Sembrador, la madre de todas las parábolas porque habla de la escucha de la Palabra de Dios, dijo a los peregrinos reunidos en la plaza de San Pedro en su mensaje previo al rezo del Ángelus.
En la parábola del Sembrador, Jesús lanza semillas en cuatro tipos diferentes de terreno. “La Palabra de Dios, representada por las semillas, no es una Palabra abstracta, sino que es Cristo mismo, el Verbo del Padre que se ha encarnado en el vientre de María. Por lo tanto, acoger la Palabra de Dios quiere decir acoger la persona de Cristo, el mismo Cristo”, dijo.
Y los tipos de terreno se refieren a las distintas formas de recibir la Palabra de Dios, explicó.
La primera opción es hacerlo como un camino, “donde en seguida vienen los pájaros y se comen las semillas. Esta sería la distracción, un gran peligro de nuestro tiempo. Acosados por tantos chismorreos, por tantas ideologías, por las continuas posibilidades de distraerse dentro y fuera de casa, se puede perder el gusto del silencio, del recogimiento, del diálogo con el Señor”.
La segunda forma es acoger la Palabra de Dios como un pedregal, “con poca tierra. Allí la semilla brota en seguida, pero también se seca pronto, porque no consigue echar raíces en profundidad. Es la imagen de aquellos que acogen la Palabra de Dios con entusiasmo momentáneo pero que permanece superficial, no asimila la Palabra de Dios”.
Esto significa que ante dificultades como el sufrimiento, la fe débil se disuelve.
Una tercera posibilidad es acoger la Palabra de Dios como un terreno donde crecen arbustos espinosos. “Y las espinas son el engaño de la riqueza, del éxito, de las preocupaciones mundanas… Ahí la Palabra crece un poco, pero se ahoga, no es fuerte, muere o no da fruto”.
Por último, podemos acoger la Palabra de Dios como el terreno bueno. “Aquí, y solamente aquí la semilla arraiga y da fruto. La semilla que cae en este terreno fértil representa a aquellos que escuchan la Palabra, la acogen, la guardan en el corazón y la ponen en práctica en la vida de cada día”, dijo.
La parábola del Sembrador recuerda que la Palabra de Dios es una semilla que en sí misma es fecunda y eficaz; y Dios la esparce por todos lados con generosidad, sin importar el desperdicio, afirmó el Santo Padre.
¿Qué tipo de terreno soy?, pidió preguntarse el Papa Francisco. ¿Me parezco al camino, al pedregal, al arbusto?
“La Palabra está ya presente en nuestro corazón, pero hacerla fructificar depende de nosotros, depende de la acogida que reservamos a esta semilla. A menudo estamos distraídos por demasiados intereses, por demasiados reclamos, y es difícil distinguir, entre tantas voces y tantas palabras, la del Señor, la única que hace libre. Por esto es importante acostumbrarse a escuchar la Palabra de Dios, a leerla”.
Por ello, aconsejó el Papa, lleven siempre con ustedes un pequeño Evangelio, una edición de bolsillo del Evangelio. “Lean cada día un fragmento, para que estén acostumbrados a leer la Palabra de Dios, y entender bien cuál es la semilla que Dios te ofrece, y pensar con qué tierra la recibo”.
En este segundo domingo de julio se celebra la Jornada Internacional del Mar. “Dirijo un saludo afectuoso a todos aquellos que trabajan en el mar, especialmente a aquellos que están lejos de sus seres queridos y de su país”.
Sobre este tema, el Cardenal Peter Turkson, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral del Vaticano, pidió en un mensaje a todos los fieles recordar y rezar por la gente que trabaja en la industria marítima, básica para transportar productos de primera necesidad durante la pandemia de COVID-19.
En su mensaje posterior al rezo del Ángelus, el Papa también dedicó unas palabras a la decisión que tomó el gobierno de Turquía y su presidente Recep Tayyip Erdogan de convertir la antigua Basílica de Santa Sofía, en la ciudad de Estambul, en una mezquita.
“Pienso en Santa Sofía, y estoy muy dolido”, dijo.
La Basílica de Santa Sofía, dedicada a la Sabiduría Divina, se inauguró en 537, en los tiempos del emperador Justiniano. Fue convertida en mezquita, cuando los otomanos conquistaron Constantinopla –ahora Estambul. En 1934 se convirtió en museo.
El pasado viernes 10 de julio, el gobierno de Turquía aceptó la petición de un grupo islamista de convertirlo en una mezquita. En un discurso a la nación, el presidente turco anunció que la primera oración se celebrará en Santa Sofía el 24 de julio, informó la agencia Vatican News.
Por último, el Santo Padre saludó a los representantes de la Pastoral de la Salud de la diócesis de Roma y aseguró que en su mente están tantos sacerdotes, religiosas, religiosos y laicos en el mundo que han estado y están junto a los enfermos en este periodo de pandemia. “¡Gracias! Gracias por lo que han hecho y están haciendo. ¡Gracias!”, les dijo.
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