El Papa Francisco sostuvo encuentro con personas en situación de vulnerabilidad de la ciudad de San Francisco de Asís, el poverello, este 12 de octubre de 2021, en el marco de la celebración de la quinta Jornada Mundial de los pobres.
Ahí, se reunió con unas 500 personas y escuchó el testimonio de varias de ellas, a quienes agradeció por su fortaleza y esperanza. “La vida no siempre ha sido amable con ello y a menudo les ha mostrado una cara cruel: la marginación, el sufrimiento de la enfermedad y la soledad. Sin embargo, la falta de muchos medios necesarios no les ha impedido mirar con ojos llenos de gratitud las pequeñas cosas”, dijo el Papa.
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“Ya es hora de que los pobres vuelvan a tener la palabra, porque durante demasiado tiempo sus demandas no han sido escuchadas. Es hora de que abran los ojos para ver el estado de desigualdad en el que viven tantas familias. Es hora de arremangarse para recuperar la dignidad creando puestos de trabajo. Es hora de volver a escandalizarse ante la realidad de los niños hambrientos, esclavizados, náufragos, víctimas inocentes de todo tipo de violencia. Es hora de que la violencia contra las mujeres se detenga y de que se las respete y no se las trate como mercancías. Es hora de romper el círculo de la indiferencia y descubrir de nuevo la belleza del encuentro y del diálogo”, fue el llamado del Santo Padre.
El Pontífice destacó que muchas veces la sociedad se ve la presencia de los pobres con fastidio y no hacemos conciencia sobre nuestros propios actos que propician la desigualdad. “A veces oímos que son los pobres los responsables de la pobreza. Para no hacer un serio examen de conciencia sobre sus propios actos, sobre la injusticia de ciertas leyes y medidas económicas, un examen de conciencia sobre la hipocresía de los que quieren enriquecerse sin medida, echan la culpa a los más débiles”, dijo el Papa.
El Papa Francisco recordó que, en la Porciúncula, una pequeña capilla que se encuentra en el interior de la Basílica de Santa María de los Ángeles desde donde se llevó a cabo el encuentro, San Francisco acogió a Santa Clara, a los primeros frailes y a muchos pobres que acudían a él.
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“Si estamos hoy aquí es precisamente para aprender de lo que hizo San Francisco. Le gustaba pasar mucho tiempo en esta pequeña iglesia rezando. Se reunía aquí en silencio y escuchaba al Señor, lo que Dios quería de él. También nosotros hemos venido aquí para esto: queremos pedir al Señor que escuche nuestro clamor, que escuche nuestro clamor y que venga en nuestra ayuda. No olvidemos que la primera marginación que sufren los pobres es la espiritual”, dijo el Papa.
“Estar aquí, en la Porciúncula, nos recuerda la compañía del Señor, que nunca nos deja solos, siempre nos acompaña en cada momento de nuestra vida. El Señor está hoy con nosotros. Nos acompaña, en la escucha, en la oración y en los testimonios dados: es Él, con nosotros”.
Con información de Vatican News
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