El Papa Francisco aseguró que la virtud que todo cristiano debe llevar en su vida, a semejanza de Jesús, es la de la paciencia, porque esta surge del amor al prójimo sin importar si este nos ha hecho daño o nos ha insultado.
Al dar su catequesis sobre los Vicios y Virtudes, el Papa Francisco recordó que ante los sufrimientos que enfrenta durante su Pasión, Jesús responde con una virtud que es muy importante, la paciencia, que se refiere a soportar lo que se padece: “no es casualidad que paciencia tenga la misma raíz que pasión”, reflexionó.
“Y precisamente en la Pasión se manifiesta la paciencia de Cristo, que con docilidad y mansedumbre acepta ser abofeteado y condenado injustamente; ante Pilato no recrimina; soporta los insultos, los salivazos y la flagelación a manos de los soldados; carga con el peso de la cruz; perdona a quienes lo clavan al madero; y en la cruz no responde a las provocaciones, sino que ofrece misericordia”, recordó el Santo Padre.
“Esta virtud”, subrayó el Papa Francisco durante la Audiencia General del 27 de marzo de 2024, “es la paciencia de Jesús. Todo esto nos dice que la paciencia de Jesús no consiste en una resistencia estoica al sufrimiento, sino que es fruto de un amor más grande”.
Durante su catequesis ofrecida en el Aula Pablo VI, el Papa Francisco reconoció que uno de los defectos que pueden tener las personas es que a menudo carecen de la paciencia, sin embargo, subrayó, todos necesitamos de esta virtud como la “vitamina esencial” para salir adelante.
“Pero instintivamente nos impacientamos y respondemos al mal con el mal: es difícil mantener la calma, controlar nuestros instintos, refrenar las malas respuestas, aplacar las peleas y los conflictos en la familia, en el trabajo, en la comunidad cristiana. Inmediatamente viene la respuesta, no somos capaces de ser pacientes”, recalcó Su Santidad.
De esta manera, el Papa Francisco recordó a san Agustín, quien señaló que en la raíz de la virtud de la paciencia está el amor: “El justo es tanto más fuerte para tolerar cualquier aspereza cuanto mayor es, en él, el amor de Dios”» (De patientia, XVII).
“Se podría decir entonces que no hay mejor testimonio del amor de Cristo que encontrarse con un cristiano paciente. Recordemos, sin embargo, que la paciencia no es sólo una necesidad, sino una llamada: si Cristo es paciente, el cristiano está llamado a ser paciente. Y esto exige ir a contracorriente respecto a la mentalidad generalizada de hoy, en la que dominan la prisa y el ‘todo ahora’; en la que, en lugar de esperar a que las situaciones maduren, se fuerza a las personas, esperando que cambien al instante”, dijo.
El Papa Francisco indicó que no debemos olvidar que la prisa y la impaciencia son enemigas de la vida espiritual, porque Dios es amor y quien ama no se cansa, no se irrita, no da ultimátums, sino que sabe esperar y por ello la virtud de la paciencia nos lo salva todo.
Ante la interrogante de cómo se puede acrecentar la paciencia, el Papa Francisco señaló que debido a que esta virtud es un fruto del Espíritu Santo hay que pedírsela al Espíritu de Cristo; de la misma manera, como cristianos debemos saber soportar los males; además de contemplar al Crucificado para asimilar su paciencia.
Pero sobre todo, el Papa destacó dos aspectos fundamentales que se deben llevar a cabo para incrementar la virtud de la paciencia en nosotros mismos:
“Ser pacientes es el mejor testimonio que podemos dar los cristianos. No es fácil vivir esta virtud, pero tengamos presente que es una llamada a configurarnos con Cristo. ¿Y cómo se cultiva? Practicando en nuestra vida la obra de misericordia espiritual que nos invita a ‘sufrir con paciencia los defectos del prójimo’. No es fácil, pero se puede hacer. Pidámosle al Espíritu Santo que nos ayude”, concluyó el Papa su catequesis sobre la virtud de la paciencia.
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