¿Cómo era Robert Prevost antes de ser Papa? El Vaticano estrena documental para contarlo

¿Cómo era el padre Robert Prevost antes de ser el Papa León XIV? El Vaticano lanzó este viernes el documental “León de Perú”, que muestra los detalles más íntimos del sacerdote durante su paso por Perú, que comenzó a finales de los años ochenta y terminó en 2022, cuando el Papa Francisco lo llamó a Roma.

La personalidad del Papa León XIV

Una persona espiritual, respetuosa, muy amable, de pocas palabras, exigente, que escuchaba más que hablaba, cercano al pueblo, que vive con el pueblo y lucha con el pueblo. Un hombre de oración.

Así es como definen a Robert Prevost en las distintas ciudades que visitó el equipo del Dicasterio para la Comunicación del Vaticano: Chulucanas, Trujillo, Callao y Chiclayo.

“Dejó recuerdos de su cercanía con el pueblo de Dios sobre todo en los pueblos más alejados”, Monseñor Cristóbal Mejía, Obispo de Chulucanas.

Ivonne Leiva, de la parroquia de Montserrat, cuenta que en 1992 le dijeron que llegaría el padre Robert Prevost a su comunidad, sin embargo, después de una semana no lo encontraban.

“Buscábamos a un hombre de canas, y nos encontramos con un jovencito, que vestía jeans. Permitía que la gente y que todos se acercaran a él, y nos decía: ‘Yo soy Robert, pero díganme Roberto’”.

“Él hizo que en nosotros que conociéramos más a Dios, que nos afirmáramos en la fe”.

Misionero, un padre de las calles

El documental permite retratar distintas facetas de Robert Prevost, aunque quizá la más evidente es la de misionero: un sacerdote que pasaba la mayor parte del tiempo con su comunidad, en la calle.

Los cuartos donde habitó quien hoy es el Papa León XIV coinciden en la sencillez. En Trujillo, por ejemplo, vivió en un cuarto de aproximadamente dos por tres metros, con una cama individual, dos burós, una lámpara, un pequeño mueble, un sillón café y una pequeña ventana cubierta con una diminuta cortina verde. Algo muy similar a su habitación en Chulucanas y en Chiclayo, aún siendo obispo.

“Es misionero, esa es su actitud constante, porque mira, contempla, observa, reza, piensa”

Padre Gioberty Calle, religioso agustino de Lima.

“Su mensaje no necesita muchas palabras, porque él con su actitud, lo pregona”, dice Elena Lozada, secretaria del obispado Chulucanas.

Cercano a los vulnerables

Durante la pandemia, el entonces ya obispo Robert Prevost dividía su tiempo en Chilayo y Callao, particularmente la zona de Pachacútec, que era el barrio más pobre de la ciudad. Ahí llegaba cada 15 días manejando solo por la noche, para organizar el envío de tráileres que semanalmente llegaban para la gente: a veces con 4,000 pollos vivos, a veces con carne, a veces con medicina, a veces con aguas minerales.

“La preocupación de él era dónde y qué vamos a comer, pero nunca nos faltó nada. Comíamos más que lo que comíamos un día común”, recuerda Nelson Palacios, habitante de Pachacútec.

A la par, en Chiclayo organizó la campaña Oxígeno de la esperanza, para abastecer de oxígeno a los habitantes que había sido contagiados por el coronavirus, y ante los altos índices de mortalidad que sufrieron: más de 10,000 muertos, de acuerdo con cifras locales.

“Cada uno es importante para que todo funcione, porque solo cuando trabajamos unidos podemos lograr lo necesario para vivir en esperanza”, les dijo.

Durante el documental El León de Perú, realizado por los periodistas Salvatore Cernuzio, Felipe Herrera-Espaliat, y Jaime Vizcaíno Haro, también se retrata como el obispo Robert Prevost acompañaba a un grupo de mujeres en situación de prostitución, de la mano de las hermanas adoratrices, en Chiclayo, a las que invitaba a talleres que les dieran herramientas para tener una mejor vida.

También daba prioridad a la población migrante y carcelaria. “Nos decía: ‘es hermano nuestro, de un lugar desconocido, y tenemos que abrazarlos, acogerlos, hacerlos que se sientan bien, porque son hijos de Dios’”, como cuenta Delia Orrego, de la Parroquia San Martín de Tours.

El León de Perú

El obispo Robert Prevost dejó Chiclayo en 2022, muy a su pesar, tras ser llamado para asumir como prefecto del Dicasterio para los Obispos. Sin embargo, seguía regresando a Perú, como lo muestra una parte del documental, en la que durante un mensaje en una parroquia les compartió su sentir:

“No pasa un día sin que yo esté pensando y rezando, pidiendo al Señor bendiciones para esta hermosa iglesia de Chiclayo. Y estoy, de verdad, muy agradecido con todos ustedes”.

A lo largo del documental son incontables las fotos en las que el hoy Papa aparece sonriendo, haciendo gestos, montando una mula, comiendo helado, cantando en un cumpleaños, de jeans, sirviendo comida, orando, junto a la comunidad, caminando en sitios afectados por inundaciones, junto a comunidades religiosas.

El Perú y principalmente las comunidades vulnerables siguen en el corazón del Papa León XIV. Sus conocidos de Chiclayo aún le escriben por WhatsApp y el Papa les responde. Como es el caso del Padre Ángel Peña al que el padre Prevost le escribía cada 10 de mayo en su cumpleaños. En este 2025, el padre Ángel ya no esperaba el mensaje, sin embargo, vaya sorpresa que se llevaría cuando en punto de las 5 de la tarde, hora de Perú, le llegó la felicitación acostumbrada. “Feliz cumpleaños, Ángel, que Dios te bendiga y sigue con tu misión”, le escribió el Papa.

A pesar de la distancia, Robert Prevost sigue siendo “El León de Perú”.