Como parte de su viaje apostólico a Mozambique el Papa Francisco se reunió con los obispos, sacerdotes, religiosos, seminaristas y catequistas en la Catedral de la Inmaculada Concepción de Maputo.
Ahí, los alentó a luchar contra la crisis de la identidad sacerdotal, “renovando con un sí el llamado de Dios como lo hizo la Virgen María“, a pesar del sano cansancio que implica la donación total de la propia vida al servicio de la vocación.
Estos son algunos consejos que les dio.
En su discurso pronunciado en portugués, con algunos añadidos espontáneos en español, el Pontífice destacó que nos guste o no, “estamos llamados a enfrentar la realidad tal como es. Los tiempos cambian y es necesario reconocer que a menudo no sabemos cómo insertarnos en los nuevos escenarios”.
Centrándose en los desafíos actuales de la Iglesia y ante la pregunta sobre qué hacer con la crisis de identidad sacerdotal y cómo luchar contra ella; el Santo Padre dio una serie de pautas para “desarrollas y cultivar” aplicables a todos: obispos, religiosos, seminaristas, consagrados y catequistas.
“Frente a la crisis de identidad sacerdotal, quizás tenemos que salir de los lugares importantes, solemnes; tenemos que volver a los lugares donde fuimos llamados, donde era evidente que la iniciativa y el poder eran de Dios”, recomendó.
El Obispo de Roma también exhortó a los presentes a no correr tras aquello que redunde en beneficios personales.
“‘Tomad, comed’, esa es la palabra que musita constantemente el sacerdote de Jesús cuando va atendiendo a su pueblo fiel: “Tomad y comed, tomad y bebed…”, dijo.
El Pontífice alentó a los religiosos de África a renovar el llamado, lo cual muchas veces pasa por revisar si nuestros cansancios y afanes tienen que ver con cierta “mundanidad espiritual”.
“Renovar el llamado pasa por elegir, decir sí y cansarnos por aquello que es fecundo a los ojos de Dios, que hace presente, encarna, a su Hijo Jesús”, destacó Francisco deseándoles que en este sano cansancio, “fruto de la cercanía con el Santo Pueblo de Dios”, encuentren la fuente de su identidad y felicidad, poniendo especial atención en el ejemplo que dan a los jóvenes.
“La vocación de la Iglesia es evangelizar, no hacer proselitismo. Los motivos del proselitismo no son cristianos. Nuestra vocación es evangelizar, nuestra identidad de Iglesia es evangelizar“, recordó el Pontífice.
A modo de conclusión, el Santo Padre aseguró que la Iglesia no puede ser parte del problema de las competencias, menosprecios y divisiones de unos con otros, sino puerta de solución, espacio donde sea posible el respeto, el intercambio y el diálogo.
“Y todo ello con el fin de desarrollar una cultura del encuentro en una pluriforme armonía, lo cual requiere un proceso constante en el cual cada nueva generación se ve involucrada. Es un trabajo lento y arduo que exige querer integrarse y aprender a hacerlo. Es el requisito necesario para la construcción de un pueblo en paz, justicia y fraternidad, para el desarrollo de la convivencia social y la construcción de un pueblo donde las diferencias se armonicen en un proyecto común”, concluyó el Papa.
Con información de Vatican News
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