Sin formar parte del itinerario, una nutrida caravana migrante, que justo el 12 de diciembre pasaba por la Ciudad de México, decidió hacer un alto en el camino y dirigirse al Tepeyac para poder ver de cerca la imagen de la Virgen de Guadalupe en en el día de su fiesta litúrgica, y encomendarse a Ella para proseguir su difícil travesía por tierras mexicanas.
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Al estar a los pies de la Morenita del Tepeyac, los migrantes rezaron un Padrenuestro, y enseguida hicieron una oración dirigida por uno de ellos: “Gracias, Virgen de Guadalupe, nunca fue nuestro plan llegar este día, pero es un privilegio y un honor “porque eres la Madre de los peregrinos no deseados”.
Con información de Pie de págin
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