¿Qué significa ser un buen católico hoy? El cardenal Aguiar explica por qué no es suficiente ir a Misa

Para ser católicos, “no basta con ir a Misa”, es necesaria una mayor participación en sus comunidades. Tras su participación en los funerales del Papa Francisco y en el reciente cónclave que eligió al Papa León XIV, el Cardenal Carlos Aguiar Retes, Arzobispo Primado de México, habla en entrevista sobre los desafíos del mundo y de la Iglesia.

Particularmente destaca la importancia de que los católicos tengan mayor conciencia de las necesidades de los grupos a los que debe atender la Iglesia e involucrarse más en los procesos pastorales.

En diálogo con Desde la fe, el Cardenal Aguiar cuenta lo que pasó tras la muerte del Papa Francisco, con quien tenía una estrecha relación, brinda detalles de cómo vivió su primer cónclave, y ofrece una mirada del nuevo Papa León XIV, con quien ya tuvo la oportunidad de conversar e invitar a venir a México.

Francisco: el adiós a un gran amigo

Eran las cuatro de la mañana (tiempo de México) del 21 de abril, cuando el cardenal Aguiar se enteró que el Papa Francisco había fallecido. La noticia no fue del todo sorpresiva. “Su enfermedad y hospitalización nos hacían pensar que probablemente llegaría el final”, dice.

Pero la partida de un amigo siempre cala hondo. “Uno lo único que lo consuela es tanto la relación positiva, propositiva, intensa, sincera, afable que tuvimos, eso queda en el alma, en el corazón. Pero también nos consuela que nos espera allá arriba, en la casa del Padre”.

Lo primero que pensó fue disponer lo necesario para acudir a los funerales y organizar una serie de celebraciones en la Arquidiócesis para pedir por su eterno descanso. Unos días después viajó a Roma y ahí pudo estar presente en la Misa exequial, a la que asistieron más de 250,000 personas.

Ahí, recuerda, lo invadieron imágenes y vivencias compartidas con quien compartió una amistad de varios años: su trabajo juntos en Aparecida (2007), el día que lo nombró cardenal (2016), cuando lo nombró Arzobispo de México (2017). “Toda una serie de acontecimientos, en los que el autor fue él”, dice con gratitud.

El cardenal Aguiar comparte detalles de la última conversación que tuvo con el Papa, que fue en noviembre de 2024: “Estuvimos bastante tiempo en la segunda sesión del Sínodo de los Obispos, y allí tuve varias ocasiones para hablar con él. Pero de forma oficial, él y yo a solas, fue en una audiencia privada que le pedí”. En esa ocasión, le informó que estaba por cumplir los 75 años, por lo que canónicamente debía presentarle su renuncia. “Me dijo: ‘¿No estás viendo lo que estoy haciendo con los cardenales? Lleguen hasta los 80, véanme’. Me quedó claro que su deseo era que yo continuara”.

También hablaron de la importancia de dar continuidad a los trabajos del sínodo y de lo que se venía trabajando en la Arquidiócesis de México. “Le complació mucho. Fue un encuentro muy interesante y desde luego lo llevo en mi corazón”.

La experiencia de su primer cónclave

Nunca imaginó participar en un cónclave. Para ello, tenía que morir el Papa que lo había creado cardenal, y eso no pasaba por su mente. “Recibí el sacerdocio, fui obispo, arzobispo, pero no pensé que me tocaría. Y me tocó”.

El primer impacto fue darse cuenta de que estaba en edad de participar, lo que, señala en sus palabras “abría la puerta hacia algo desconocido”. Luego, comenzaron las congregaciones generales. “Una experiencia única: todos los cardenales participantes en el cónclave (133) podían tomar la palabra una vez”.

Y fue justo derivado de estas reuniones que, pese a las expectativas que existían de que el cónclave podría ser largo y complejo, el cardenal Aguiar apostó por lo contrario. “Dije: ‘Va a ser breve’. Y no fue intuición, sino conclusión de que se perfiló muy bien la imagen del pastor que queríamos. El diseño del perfil venía de las necesidades de la Iglesia: cómo debe funcionar la Curia Vaticana, las conferencias episcopales, la colegialidad. Y era cuestión de responder: ¿quién puede llevar esto a cabo?”

“Lo verdaderamente sorprendente fue que la mayoría estábamos muy convencidos de quién llenaba ese perfil y así salió”.

Ya durante las votaciones, el cardenal Aguiar señala que se vivieron momentos espiritualmente “muy intensos”, además de que “la Capilla Sixtina en eso facilita mucho, que el Espíritu Santo nos guíe”.

Cuando el cardenal Robert Prevost rebasó los 89 votos necesarios, ¿qué pasó? ¿Hubo aplausos o felicitaciones? “Es una alegría espontánea. Él desde luego tiene que dar su aceptación, pues podría haber renunciado, pero aceptó, gracias a Dios y se lo llevaron a la Capilla de las Lágrimas. Esperamos sentados a que saliera ya revestido como sumo pontífice, y entonces pues a pasar a saludarlo cada uno”.

“Santo Padre, México lo espera”

El cardenal Aguiar destaca el origen y la trayectoria del Papa León XIV: estadounidense, agustino, misionero en Perú, provincial en Estados Unidos, prior de los agustinos en el mundo, y prefecto del Dicasterio para los Obispos. “Lo conocí cuando solicité los obispos auxiliares de la Arquidiócesis. Tuve una percepción muy clara de su afabilidad, capacidad de escucha y su toma de decisiones rápidas y favorables”.

Las primeras palabras del Papa León XIV fueron: La paz esté con ustedes. Y para el arzobispo, tienen una enorme resonancia. “Tiene claridad sobre las situaciones difíciles y las adversidades del mundo, no solo guerras y enfrentamientos, también polarización social”.

Otro acento evidente en el nuevo Papa es el de una Iglesia Unida. “Tenemos que dar primero testimonio entre nosotros. Si pedimos coherencia pero no la vivimos, no tiene mucho impacto. Pero si tú lo estás viviendo, entonces el testimonio habla”.

Y sobre sus gestos de gratitud hacia Francisco. “Tiene una gran virtud: tiene muy claro el legado del Papa Francisco, y el amor que le expresó al traerlo al dicasterio. Sin embargo, es muy libre, es decir, no por eso va a querer simplemente imitar al Papa. Toma lo que considera conveniente y decide con libertad qué incorporar”.

Tras la elección de León XIV, el Arzobispo de México ha compartido dos momentos oficiales con él: una Misa en la Capilla Sixtina, a los dos días de su elección, y un diálogo con cardenales que el Papa pidió para escuchar prioridades. Además, de un imprevisto acercamiento. “Estaba comiendo en la Domus Santa Marta con unos 15 cardenales, y de repente llegó el Papa a comer con nosotros. Ahí lo saludé, le dije: ‘Santo Padre, en mi persona me atrevo a decirle que México entero lo felicita y lo espera. A Santa María de Guadalupe le dará mucho gusto’. Se sonrió y dijo: ‘Muchas gracias’. Ya él lo pensará”.

“No basta con ir a Misa”

El Cardenal Aguiar se muestra visiblemente emocionado y asegura que estas semanas le han dejado huella como pastor. “Me impactó que en las congregaciones generales se insistiera tanto en caminar sinodalmente. Eso me dio satisfacción: es lo que ya estamos haciendo en la Arquidiócesis. Y debemos continuar con más impulso y mayor decisión”.

Asegura que durante su participación en estas congregaciones, que formaron parte del cónclave, habló sobre la relación íntima que deben de tener los procesos pastorales con las estructuras eclesiales.

“Las estructuras eclesiales son parroquia, decanato, zona pastoral, diócesis, provincia eclesiástica, Conferencia Episcopal, pero tiene que haber procesos pastorales, porque no es lo mismo el trabajo con niños, jóvenes, adultos, ancianos, enfermos, personas en pobreza o riquezas”, dice.

Por ello, es tajante en un llamado que considera prioritario para transitar en comunión con el pontificado del Papa León XIV y atendiendo el trabajo iniciado con Francisco: “que nuestros católicos se den cuenta que no basta con ir a Misa a la iglesia, sino que es necesario incorporarnos de alguna manera desde lo que hacemos y lo que tenemos.

“Además de tener conciencia de afrontar los grandes desafíos de nuestro tiempo, que es la transmisión de la fe; ayudarles particularmente a niños, adolescentes y jóvenes a redescubrir por qué sus padres son católicos y por qué ellos empiezan a aflojar el paso”.

“El arte está en no cejar el paso, o sea, no decir, ‘Ya hicimos esto y esto es muy bonito’. Sino hasta que descubramos que la sociedad necesita una plena y constante conciencia de la necesidad de la reconciliación”, dice. “No somos iguales, es una riqueza, nunca vamos a estar de acuerdo siempre en lo mismo, pero tenemos que reconciliarnos para poner en común lo que cada uno piensa y crea oportuno. Para eso nos ayudarán los medios digitales, para eso decir a los fieles no solo que vayan a Misa, sino que también entren en alguna actividad pastoral”.