Fede Carranza Jr. está detrás de este proyecto, un nuevo lanzamiento donde personas de todas las edades podrán experimentar un camino con destino a la santidad. Una herramienta práctica creada y diseñada por el miembro del famoso grupo y ministerio de Jésed.
Federico Carranza, tengo 33 años y soy originario de Monterrey, Nuevo León, México.
Yo he vivido toda mi vida aquí, en Monterrey. Gracias a Dios tengo a mis padres, somos cuatro hermanos y los cuatro servimos al Señor. Yo tengo un caminar y un itinerario constante en el Señor desde el 2006; el Señor comenzó a hacer su obra y fue ahí, a veces con y sin docilidad de mi parte, pero el Señor fue llevándome por este camino de conversión. Ahora estoy casado, tengo tres años de casado con mi esposa Linet y tenemos una bebé de un año que se llama Eleana.
Con mis papás estoy en el servicio de música con el ministerio “Jésed” y con mi esposa en el servicio a las parejas que se llama “Dos son uno”, además un programa de formación permanente para novios que se llama “Nuestra cita”. Y ahorita, soy consultor pastoral, a eso me dedico de tiempo completo. Se trata de atender las necesidades específicas de todos los esfuerzos evangelísticos en la iglesia, ya sean parroquias, congregaciones, colegios, religiosas, sacerdotes. A quien sea que este proclamando el Evangelio estoy para servirle en sus necesidades específicas, confiando en el Señor y extendiendo su Reino.
“Jésed” para mi es, después de mi matrimonio, el idioma más claro con el que me comunico con Dios. Mi matrimonio es la manifestación literal de Dios en mi vida, pues es mi sacramento, es lo que soy. Y después de mi matrimonio está el ministerio de música, que es el lenguaje sensible con el cual Dios me habla. Y ese lenguaje sensible ha ido evolucionando y creo que lo que me ha tocado, como productor, es ayudar a esa evolución musical. Yo puedo interpretar y poner en los eventos la música que puso a “Jésed” en el mapa, pero también mi responsabilidad, como joven, es poner el toque juvenil y apasionado en el estilo y en la música, tanto en la producción como en una presentación en vivo.
En “Jésed” lo que nosotros hacemos con nuestra buena fama es lo mismo que Cristo hizo con su buena fama: llevar a todos al Padre. Entonces, mi labor es seguir llevando al ministerio a esta innovación musical en nuestros eventos y en nuestras producciones, así como empezar a ver cuál es la siguiente página en el ministerio.
Sí. La versión ideal es que cualquiera pueda tener en su teléfono una app a la ingresen, se suscriban y, durante noventa días, tengan todo un itinerario que los lleve a diferentes propósitos. El más importante de estos propósitos es ser santo, pero ser santo tiene diferentes connotaciones, es una cuestión de hacer, de decir y de escuchar, por eso son noventa días de reflexiones, meditaciones, herramientas y retos.
Queremos ofrecer también una manera de capacitar y entrenar a las personas que tal vez, sin saber, están en el frente de batalla en sus trabajos, en sus escuelas. Y todo esto nació de una reflexión que hice a principios de Pentecostés el año pasado. Me quedé pensando que se me hacía raro que la iglesia dedicará una cuarta parte del año para entrar en un desierto y para salir del aposento alto del cenáculo, llenos del Espíritu Santo, y no sentía que había un hilo que me permitiera vivir toda esa experiencia como una sola, sino que las estaba viviendo como experiencias aisladas.
Entonces, fue que se me ocurrió hacer un programa o un itinerario de 90 o 95 días, que llevara esta mentalidad. Y antes de hacer la app, hice una experiencia piloto de donde nació “Santifícame”, una idea que arrancó el 18 de julio pasado y que es un itinerario de oración para santificarnos.
Es un proyecto que, durante 90 días, a través de las reflexiones, herramientas, misiones y retos que te ofrecemos, vas a redescubrir a Dios, no a reencontrarte con Dios, sino a redescubrirlo porque hay una parte de Dios, en su infinito ser, que todavía no conocemos y, “Santifícame”, facilita ese encuentro nuevo y genuino con Dios.
A través de dos maneras. La primera es que los 90 días se van a dividir en tres partes de 30 días cada uno. Los primeros treinta días se viven en el desierto en donde se va a reflexionar: ¿Por qué Dios lleva al desierto a Moisés y al pueblo? ¿Por qué lleva al desierto a Jesús? ¿Por qué es la imagen que usan casi todos los profetas? ¿Por qué en el desierto Elías se quiso suicidar? Al parecer el desierto tiene algo sagrado. Los siguientes 30 días son la montaña. En la montaña es en donde Abraham casi sacrifica a su hijo; en la montaña es donde Cristo se transfigura; en la montaña es en donde Jesús entrega su vida por los pecados del mundo; en la montaña es donde Elías hace caer fuego, pero también en donde siente la presencia de Dios. Entonces, ¿qué es la montaña? En donde se reciben los mandamientos, donde está la presencia del Señor. Y los últimos 30 días serán en el agua, otro lugar de encuentro que estaba antes de la creación. Las conversaciones que Jesús tiene cerca del agua son importantísimas.
Hay que decir que no solo son reflexiones, el itinerario de “Santifícame” va a abordar las cuatro dimensiones del hombre que identifica la palabra de Dios en el Shemá, el primer mandamiento: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todas tus fuerzas. Entonces, “Santifícame” está diseñado para abordar esas cuatro dimensiones y estás son las dos maneras que acompañan los 90 días.
Entonces, estamos recabando experiencias para que la gente se apunte y para ver en qué nos va bien y en qué podemos crecer. Y si esto sale adelante, podremos invertir, ahora sí, en diseñar una aplicación que cualquier persona pueda tener para redescubrir a Dios, que es lo que se necesita para ser santo.
Pueden ir a la página web de santificame.com e inscribirse. El proyecto tiene un costo de 25 dólares por los 90 días y eso incluye todo el material, las sesiones en vivo y las sorpresas que tenemos preparadas. La meta es tener la app y esperemos que la gente responda.
Como dice el salmo, todo “lo que respira”. No hay límite de nada, no hay un perfil, sino todo el que quiera.
La mayor parte la hice yo. Es una labor pesada discernir, orar y mi familia ha estado presente en el proceso y muchas otras personas que nos han ayudado a promocionar.
Sería como negar la cruz de mi parroquia, pero parte de lo que va a suceder, es que habrá cantos de Jésed incrustados en el contenido y cantos inéditos que estarán saliendo a la par de las reflexiones para, en algún momento, hacer un álbum de música con esta espiritualidad.
Lo que yo les diría es que esta invitación está desde la eternidad, desde el inicio del tiempo. El anhelo más grande de Dios es estar en nosotros y con nosotros. “Santifícame” es una herramienta muy efectiva, muy poderosa en la que recorrerán el camino para que el Señor los santifique.
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