Vive el Rosario Viviente Arquidiocesano 2025 en la Basílica de Guadalupe y ora por la esperanza de México junto a miles de fieles.
Como cada año, la Arquidiócesis Primada de México celebrará en octubre el Rosario Viviente Arquidiocesano, con el propósito de poner bajo la protección de la Virgen de Guadalupe el trabajo pastoral de las parroquias de gran parte de la Ciudad de México y fortalecer su misión evangelizadora.
Monseñor Pedro Agustín Rivera Díaz, responsable de la Comisión de Liturgia y Espiritualidad, señaló que este encuentro, además de ser una querida tradición, es una clara expresión de la profunda devoción mariana que anima a los fieles capitalinos:
“El Rosario Arquidiocesano es una manifestación de fe y gratitud hacia Dios que nos da a María como Madre. México tiene tres grandes amores: Jesús Eucaristía, la Virgen María y el Papa. En este Año del Jubileo de la Esperanza, rezaremos el Rosario y adoraremos a Jesús Eucaristía a los pies de la Sagrada Imagen de Santa María de Guadalupe”.
El Rosario Viviente Arquidiocesano 2025 se llevará a cabo el sábado 4 de octubre en la Basílica de Guadalupe.
Quienes no puedan asistir presencialmente, podrán seguir la transmisión en Radio La Guadalupana ESNE 620 AM o a través de las redes sociales de la Insigne y Nacional Basílica de Guadalupe y de la Arquidiócesis Primada de México.
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Se espera la participación de miles de fieles que llevarán sus intenciones y súplicas. Mons. Rivera invitó a todos a acudir con fe, recordando que:
“Estamos en el Año de la Esperanza… y al hablar de esperanza, hablamos de una persona: Jesucristo. Él es la esperanza que salva y no defrauda. El Rosario es un acontecimiento evangelizador y misionero. Ofrecemos nuestras súplicas por las acciones pastorales de la Arquidiócesis, por las familias, los jóvenes, los ancianos, los niños y por quienes se han alejado de Dios o aún no lo conocen”.
El prelado exhortó a vivir este encuentro en un ambiente de comunión, sinodalidad e Iglesia en salida, abierto a movimientos, agrupaciones y todo el pueblo fiel.
Los asistentes podrán llevar rosarios, medallas, imágenes y escapularios para que sean bendecidos. Además, al encontrarnos en el Año del Jubileo, quienes participen podrán obtener la indulgencia plenaria, siempre que cumplan con las condiciones habituales establecidas por la Iglesia.
“Visitar la Basílica de Guadalupe es un acto de fe y gratitud. Esta es una excelente oportunidad para poner a los pies de Jesús Eucaristía y de nuestra Madre Santísima nuestras necesidades, anhelos y súplicas. Vayamos con alegría ante nuestra muchachita del Tepeyac”, concluyó Mons. Rivera.
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