Si sospechas que te has topado con un sacerdote falso, te compartimos estas recomendaciones:
En el caso de la Arquidiócesis Primada de México (APM), puedes corroborar que se trata de un sacerdote en funciones a través de su sitio web, en la sección “Sacerdotes con licencia”, donde podrás buscar al ministro por nombre o apellido.
Si el nombre que buscas no aparece ahí, es mejor no tener ninguna relación y no pedirle ningún servicio espiritual a esa persona.
Si esto ocurre en otras diócesis, se recomienda llamar a la curia diocesana.
Se puede denunciar a las autoridades civiles competentes y exigir la reparación del daño, pues se está cometiendo un delito. También se puede escribir al mail de la Cancillería de la Arquidiócesis de México que es: cancilleria@arquidiocesismexico.org. (En el caso de la Arquidiócesis de México)
En este lugar darán información concreta y ayuda específica sobre cada caso.
Para identificar a un sacerdote, hay que pedirle muestre:
Tanto el nombramiento como la licencia deben ser firmados por el obispo diocesano, es decir, el obispo responsable de la diócesis. En el caso de la Arquidiócesis de México, es el cardenal Carlos Aguiar Retes, Arzobispo Primado.
Si no muestran la licencia ni tampoco mencionan de qué parroquia es o a qué diócesis pertenece, ¡cuidado!, puede ser un sacerdote falso.
Al momento de pedir el nombramiento o la licencia ministerial y verificar que tenga estos documentos en orden nos aseguramos que se trata de un verdadero sacerdote con los permisos necesarios para ejercer el ministerio.
Es muy importante saber que si un sacerdote cambia de parroquia, el nombramiento se tiene que actualizar. Es decir, siempre que un sacerdote llega a una parroquia, es necesario que actualice su licencia, a fin de tener sus documentos en orden.
Si el sacerdote tiene su licencia vencida, debe mostrar al solicitante un documento que avale que se le renovará su nombramiento. El solicitante también puede pedir en la Cancillería de la diócesis a la que pertenece el sacerdote, información para verificar que se trata de un ministro ordenado.
El padre Alan Téllez, canciller de la Arquidiócesis de México, explica que en ocasiones sí son ministros ordenados, pero, por alguna falta, se les cancela la licencia.
En esos casos, la diócesis a la que pertenece este sacerdote avisa a las demás diócesis sobre esta suspensión, razón por la que no puede ejercer su ministerio, hasta que no se resuelva su situación.
“Después de hacer el respectivo proceso y si ha cumplido con la pena impuesta, se le restituye al sacerdote en el ejercicio del ministerio. En algunos casos, no podrá ejercer el ministerio sacerdotal si ha recibido de manera definitiva la sanción de la dimisión del estado clerical.
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