Iglesia en México

¿Por qué se venera a san Judas Tadeo en la Iglesia de San Hipólito?

Todos los días 28 de cada mes la Iglesia de San Hipólito y San Casiano es visitada por miles de fieles que acuden a venerar a San Judas Tadeo, ya sea para agradecer los favores recibidos o para pedir su intersección para que Dios les conceda algún milagro personal o familiar. ¿Pero, por qué al santo apóstol se le venera tan fuertemente en un templo que no lleva su nombre?

¿Dónde se visita a San Judas Tadeo?

Si bien es cierto que la devoción a San Judas Tadeo comenzó a llegar a México a finales del siglo XIX, la imagen de aproximadamente un metro y medio del santo fue traída al país por los sacerdotes claretianos en 1933, procedente de Barcelona, España.

Sin embargo, antes de que llegara a la parroquia de San Hipólito y San Casiano, la figura de San Judas Tadeo estuvo en dos iglesias ubicadas en el territorio de la Arquidiócesis Primada de México.

El primer lugar al que llevaron la imagen fue a la iglesia de Jesús María, ubicada en el Centro Histórico, donde la resguardaron por un breve tiempo, ya que por decreto presidencial la cerraron al culto y la entregaron en 1934 a la Secretaría de la Defensa Nacional.

Esta decisión provocó que la estatua de San Judas Tadeo se trasladara a la Parroquia del Purísimo Corazón de María ubicada en la colonia Del Valle, en donde permaneció por más de 25 años.

¿Por qué celebran el 28 de octubre a San Judas Tadeo?

El 28 de octubre se designó como la fecha oficial para rendir homenaje a San Judas, ya que en ese día fue martirizado junto a San Simón, quien también es conmemorado. Según una antigua tradición, antes de su ejecución, San Judas le comentó a San Simón que podía ver al Señor llamándolos hacia Él, afirmando que “Judas y Simón murieron por rechazar la adoración de ídolos”.

¿Por qué se venera a San Judas en la Iglesia de San Hipólito?

Para la década de los años 60 trasladaron la imagen de San Judas a la Iglesia de San Hipólito y San Casiano, ubicada en el cruce de la Avenida Paseo de la Reforma y Avenida Hidalgo, templo en el que su influencia creció de tal manera hasta colocarse como uno de los santos más venerados en la Ciudad de México.

Al llegar a la Iglesia de San Hipólito, colocaron a San Judas Tadeo en un nicho a la izquierda de la entrada al templo. Ahí fue donde la gente lo empezó a frecuentar y la devoción hacia él comenzó a crecer de manera considerable, ante lo cual se le reubicó en la Capilla de Los Santos Mexicanos, ubicada a la mitad del templo, en donde permaneció hasta principios de los años 80.

El fervor hacia San Judas Tadeo siguió creciendo y cada vez eran más numerosos los fieles que llegaban a agradecerle por los favores recibidos y a solicitar su intersección, sobre todo de causas difíciles, lo cual se manifestaba sobre todo el 28 de cada mes y en su fiesta litúrgica el 28 de octubre, por lo que se decidió reubicarla nuevamente.

De esta manera, al ver que la devoción seguía en aumento, en1982 los sacerdotes claretianos encargados de la parroquia decidieron colocar la imagen de San Judas Tadeo en el altar mayor, flanqueado por las de san Hipólito y de san Casiano, debajo de la de la Virgen del Inmaculado Corazón de María, en donde se mantiene hasta la fecha.

Fieles de San Judas Tadeo asisten al Templo de San Hipólito y San Casiano. Foto FB Templo San Hipólito.

San Judas Tadeo “es un santo que me escucha”

En la década de los años 80 México experimentó una profunda crisis económica en la que el crecimiento del Producto Interno Bruto fue de sólo 0.2 por ciento, los salarios reales disminuyeron drásticamente en su poder adquisitivo, el gasto público se contrajo y la inflación llegó en algunos de esos años a los tres dígitos.

Este escenario fue uno de los factores que ocasionó que en esos años la devoción a San Judas Tadeo creciera fuertemente debido a las respuestas que daba a las solicitudes de sus fieles, personas sencillas de la capital, quienes aseguraban que “este santo sí me escucha”.

Cabe destacar que a la Iglesia de San Hipólito y San Casiano actualmente llega todo tipo de gente; sin embargo, quienes más acuden son personas que se sienten rechazadas o que viven situaciones de sufrimiento: desempleados, pobres, madres que pierden a sus hijos o los tienen en la cárcel, enfermos, bebedores, drogadictos y delincuentes, quienes tienen fe en que San Judas les ayudará.

Jorge Reyes

Lic. en Periodismo y Comunicación Colectiva por la UNAM, con una trayectoria de casi 30 años como periodista, en Reforma, El Centro y Notimex, y funcionario de comunicación social en dependencias de gobierno y legislativas. Actualmente trabaja como periodista especializado en temas de religión.

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