El homenaje a los fieles difuntos que la Basílica de Guadalupe rendirá desde el viernes 1 de noviembre y hasta el sábado 30 de noviembre, convertirá al Atrio de las Américas del Tepeyac en la sede de una Mega Ofrenda cuyo montaje requirió del trabajo de 95 personas, y que podrás visitar de manera gratuita durante todo el mes.
La Mega Ofrenda de la Basílica de Guadalupe, que acompaña la presentación del Memorial Papa Francisco -una App para rendir homenaje a nuestros seres queridos ya fallecidos-, ha sido diseñada con un sentido cristiano, como la gran mayoría de las ofrendas o altares de muertos que en México ponemos en nuestros hogares el primer día de noviembre.
Recordemos que la tradición de poner ofrendas a nuestros muertos comenzó desde antes de que vinieran los españoles, y ha lo grado permanecer hasta nuestros días. Descubrimos su origen entre los pueblos prehispánicos:
Los aztecas tenían dos fiestas para sus difuntos, y cada una de ellas duraba un mes de veinte días, que corresponderían a nuestros meses de agosto y septiembre. La fiesta de los difuntos niños se llamaba Miccailhuitontli, y la de los adultos Xocohuetzin. Puede ser que ese sea el origen de la tradición de celebrar el 1 de noviembre a los difuntos niños y al día siguiente a los adultos.
La costumbre de festejar a nuestros muertos pudo prevalecer al mezclarse con la Doctrina Cristiana, y gracias a que los frailes mendicantes decidieron conservarla, ya que reconocieron en ese rito pagano algunos valores que merecía la pena conservar y cristianizarlos.
Así que el poner ofrendas a los muertos pasó a formar parte de la religiosidad popular en México, y por esta razón incluyó elementos paganos. En un tiempo se llegó a considerar una costumbre al margen del cristianismo; pero el amor de la Iglesia al pueblo le hizo redescubrir las semillas de la Palabra de Dios en este tipo de homenajes, y se fue llevando a cabo una purificación.
El recorrido por la Mega Ofrenda está diseñado en cruz latina y sirve como escenario de 98 canoas formadas en procesión en torno un altar de tres planos que hacen alusión a la Santísima Trinidad. Además, está compuesta por siete niveles, y en el más alto se encuentra la imagen de la Virgen de Guadalupe. Asimismo, cuenta con más de 500 metros lineales de papel picado en varios colores, que simbolizan el aire, el respeto y la memoria de los fieles difuntos.
El pórtico de entrada a la Basílica de Guadalupe mide 17 metros de longitud por 7 metros de altura, y está decorado con motivos alusivos a la celebración. Esta estructura dará la bienvenida a los visitantes desde la calzada de Guadalupe, por donde deberán pasar para llegar al Atrio de las Américas, donde se ubica la instalación temporal.
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