Las 3 acciones de la Iglesia ante la despenalización total del aborto en la CDMX

Ante la reciente aprobación, en comisiones, del dictamen que pretende eliminar por completo la protección legal a la vida en gestación en la Ciudad de México mediante una reforma al Código Penal, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) hizo este 6 de noviembre un firme pronunciamiento en contra de esta iniciativa que atenta contra los más vulnerables de la sociedad: los bebés en el vientre.

Mediante un comunicado, los Obispos de México señalaron que dicha iniciativa, que con toda probabilidad se extendería a otros estados de la República, no sólo eliminaría el límite actual para la práctica del aborto -que es de 12 semanas en gestación-, sino que abriría la puerta a la terminación del embarazo en cualquier momento.

Esto -señalaron asimismo-: “… pone en riesgo la salud y la vida de las mujeres, al crear la falsa percepción de que el aborto es seguro y de que es la única opción ante un embarazo en circunstancias difíciles”.

Los Obispos de México expresaron que, como pastores, no pueden permanecer en silencio ante una medida que, bajo el argumento de defender algunos derechos, ignora el derecho humano más fundamental: el derecho a la vida desde su concepción hasta su muerte natural, “y abandona a las mujeres a decisiones que pueden marcar dramáticamente sus vidas”.

El Papa Francisco nos recuerda -señala el comunicado de la CEM-: que “la defensa del inocente que no ha nacido debe ser clara, firme y apasionada, porque allí está en juego la dignidad de la vida humana, siempre sagrada, y lo exige el amor a cada persona, más allá de su desarrollo”.

El comunicado, firmado por monseñor Rogelio Cabrera y monseñor Ramón Castro, presidente y secretario general de la CEM respectivamente, señala que la vida de cada persona humana es una obra maravillosa de Dios, quien creó a los seres humanos para vivir en comunión con Él y con los demás en el amor.

“La ciencia confirma lo que la fe nos enseña: el ser humano desde su concepción es único y se desarrolla en continuidad y autonomía dentro del seno materno. Por ello, desde su concepción y hasta su muerte natural, requiere la protección y el cuidado de la familia y la sociedad, pues en su misma fragilidad se manifiesta ya la grandeza de la dignidad inherente de la persona humana…”.

Los Obispos del país señalaron que, además de proclamar la verdad sobre la dignidad de la vida humana, es necesario crear condiciones sociales y estructuras de apoyo que verdaderamente acojan, protejan y acompañen tanto a las madres como a sus hijos por nacer. Por lo cual, sugieren 3 acciones:

1. Orar, trabajar y acompañar a todas las mujeres incansablemente por la protección de toda persona humana, con especial atención a quienes atraviesan situaciones dramáticas y de vulnerabilidad, brindándoles alternativas reales y apoyo concreto.

2. Hacer oír nuestra voz en los espacios públicos y legislativos en defensa de la persona humana en todas las etapas y situaciones de vulnerabilidad.

3. Promover una verdadera cultura de la vida que supere toda forma de violencia contra los más vulnerables y fomente el desarrollo de una sociedad madura que reconoce, ama y sirve a la vida humana en todas sus etapas. Esta tarea nos interpela a todos.

“Cómo Iglesia -señala el comunicado-, nos comprometemos a continuar brindando asistencia espiritual y material a (las mujeres) que lo necesiten, y extendemos nuestra comprensión, misericordia y amor hacia aquellas que han vivido el drama del aborto. México necesita paz, y las mujeres son fundamentales agentes de ella; reconocemos y valoramos su entrega diaria en el cuidado de sus hijos, los ancianos y sus familias”.

Finalmente, los Obispos de México señalan que la vida no es una cuestión ideológica, ni de simple opinión política; “la vida humana que describen las ciencias biológicas, manifiesta un significado y transcendencia que ninguna ley positiva puede eliminar ni cambiar”.