El lamentable asesinato del padre Marcelo Pérez, sacerdote y activista de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas, ha llegado a oídos del Papa Francisco, quien actualmente encabeza el Sínodo de los Obispos, un encuentro de la más alta importancia en el que actualmente se define el futuro de una Iglesia que busca ser más unida y misionera.
En el marco del denominado Sínodo de la Sinodalidad, que dio inicio el pasado 2 de octubre y que se prolongará hasta el próximo domingo, la hermana Dolores Palencia Gómez, de la Congregación de las Hermanas de San José, señaló a través de un videomensaje, que durante la mañana de este martes 22 de octubre la comunidad reunida en el Aula Pablo VI oró por el padre Marcelo, asesinado el 20 de octubre en San Cristóbal de las Casas.
La hermana Dolores Palencia aseguró que todos los que estuvieron presentes en ese momento de oración sintieron la fuerza de la oración y la presencia del Espíritu Santo. “Agradecimos a Dios por la vida de alguien que se entregó día a día, y hasta el último momento de su vida, por el bien de los más pobres, por el diálogo, la justicia y la paz, tratando de reconciliar pueblos hermanos. Damos gracias a Dios por su vida y le pedimos que nos dé la fuerza para seguir su ejemplo”.
Por otra parte, durante la celebración de una Santa Misa en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, para pedir por el sacerdote Marcelo Pérez, el padre Agripino Méndez Vitorio, Administrador de la Diócesis de Tapachula, dirigió a la comunidad reunida un mensaje enviado desde el Vaticano por Monseñor Jaime Calderón, quien se encuentra participando en el Sínodo de la Sinodalidad:
“Don Jaime Calderón, quien está ahorita en el Sínodo, me dijo que en un momento de oración que tuvieron con el Papa Francisco, pidieron por el padre Marcelo. De manera que el Papa ya está enterado de los ocurrido”.
El padre Agripino Méndez expresó que la vida del padre Marcelo fue un testimonio cristiano: “En su cultura indígena supo convivir con nosotros, y nosotros aprendimos mucho de él. A pesar de que le costaba mucho el idioma (español), trataba siempre de comprender a sus compañeros”.
El Administrador de la Diócesis de Tapachula expresó que, aunque al padre Marcelo le fue arrebatada la vida, él sigue vivo, ya que su muerte es vida para la comunidad, así como un signo en el camino de la paz, que no solamente se necesita en San Andrés Larráinzar y en la Diócesis de San Cristóbal, sino en el mundo entero. “Padre Marcelo, ruega por nosotros -exclamó el padre Agripino-. ¡Viva el padre Marcelo! ¡Viva la Iglesia! ¡Vivan los mártires que nos dan vida en Cristo!”.
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