Nota del editor: Esta nota fue actualizada con información sobre los recorridos de la Catedral de México que se llevarán a cabo con motivo de las celebraciones del Día de Todos los Santos y el Día de los Fieles Difuntos.
Debajo del Altar de los Reyes de la Catedral Metropolitana de México se encuentra la Cripta de los Arzobispos de México, que fue diseñada por el arquitecto Ernesto Gómez Gallardo hacia la década de 1930.
Esta cripta está abierta al público del 29 de octubre al 2 de noviembre de 2021 como parte de los recorridos de Día de Muertos de la Catedral de México.
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En la Cripta de los Arzobispos se encuentran los nichos con los nombres grabados en bronce de 34 obispos de México, y en el centro, se encuentra un monumento funerario que cubre los restos mortales de Fray Juan de Zumárraga, el primero de ellos.
Fray Juan de Zumárraga falleció en 3 de junio de 1548, en la festividad de Corpus Christi, y había dispuesto que fuera sepultado en la Iglesia de san Francisco, la Orden a la cual pertenecía, pero por haber sido el primer obispo de México, el cabildo de la Catedral decidió que fuera enterrado en la antigua catedral de México, junto al altar mayor, al lado del Evangelio, según narra su principal biógrafo Joaquín García Icazbalceta.
En 1574, el Cabildo de la Catedral acordó poner en la pared que cubría su sepulcro, un dosel de terciopelo negro con el escudo del obispo y así permaneció durante 35 años, pero el canónigo Pedro de Nava y otros sacerdotes decidieron tomar una reliquia del obispo, de modo que abrieron la sepultura y tomaron su anillo que con los años quedó bajo la custodia de Fray Diego de Mendoza, guardián del convento de San Francisco.
El 7 de febrero de 1586 el Cabildo dispuso que se hiciera una caja nueva para conservar sus restos mortales, pero nada se hizo, y en 1610, se volvió a tocar el tema, porque la primera catedral en donde estaba enterrado Zumárraga estaba por demolerse, debido a que la nueva catedral, que es la que conocemos ahora, aunque seguía en obras, ya estaba funcionando como templo.
Hubo dificultad para encontrar los restos del obispo, sin embargo, fue hasta el 12 de junio de 1649 cuando apareció el féretro, y también salieron a la luz los restos de Fray García de Santa María y don Feliciano de la Vega. Todos fueron colocados en la nueva catedral.
Pasaron varios años y el 25 de mayo de 1849, el cabildo decidió que los restos de Zumárraga que estaban en el suelo de la capilla de San Pedro de la catedral, pasaran a una pared para evitar mayores daños por la humedad del piso. Entonces, solo se encontraron fragmentos de huesos y el cráneo. Allí se colocó una lápida conmemorativa.
Cuando Joaquín García Iczbalceta escribió la biografía de Zumárraga, decía que como reliquias se conservaba “su gremial” de obispo.
Finalmente, hacia 1955, sus restos fueron removidos para colocarlos en la Cripta de los obispos de México, debajo del Altar de los Reyes.
El último trabajo de mejora que se realizó en la Cripta de los Arzobispos fue la colocación de una puerta de bronce que cubre la fosa por la cual descienden los ataúdes antes de ser depositados en este lugar sagrado; el último que fue sepultado fue el Cardenal Ernesto Corripio Ahumada.
Esta puerta mide 2.50 por 1.25 metros y fue realizada en el Taller de Fundición Artística Galindo. Está conformada por tres partes y tiene la inscripción de “Esperanza del tránsito a la vida eterna”.
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