Este miércoles, al final de la Audiencia General, un hombre salió del área reservada a personas con discapacidad y le dio un beso en la frente al Papa Francisco.
El hombre se puso de pie cuando el Pontífice saludó al público, le sujetó la cabeza y le plantó el beso; el Papa sonrió.
No es la primera vez que el Papa Francisco interactúa de forma conmovedora con los asistentes a la Audiencia General. En noviembre de 2018, el Papa Francisco permitió que un niño con autismo jugara libremente en Aula Pablo VI.
“Este chico no puede hablar, es mudo. Pero sabe comunicarse, sabe expresarse, y tiene una cosa que me hizo pensar: es libre, indisciplinadamente libre. Es libre y me hizo pensar a mí, ¿yo también soy libre, así, delante de Dios? Cuando Jesús dice que tiene que hacernos como niños nos dice que tenemos que tener la libertad de un niño delante de su padre”, dijo en esa ocasión.
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