Monseñor Francisco Daniel Rivera Sánchez, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis Primada de México falleció debido a complicaciones derivadas del Covid-19, informó el Cardenal Carlos Aguiar Retes, Arzobispo de México.
“Con profundo dolor, pero con al confianza puesta en Cristo Jesús, vencedor de la muerte del pecado, informo del sensible fallecimiento de nuestro querido hermano, monseñor Francisco Daniel Rivera Sánchez, MSpS, Obispo Auxiliar de esta Arquidiócesis Primada de México, a causa de complicaciones derivadas del Covid-19″, dijo el Arzobispo a través de un comunicado.
“A sus familiares y amigos a la Congregación de los Misioneros del Espíritu Santo y a la Familia de la Cruz les extiendo mis condolencias. Pidamos a Santa María de Guadalupe que lo reciba en sus maternales brazos y lo acompañe en su regreso a la Casa del Padre.
Rivera Sánchez M.Sp.S recibió el 19 de marzo de 2020 la ordenación episcopal para servir como Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis Primada de México.
Dicha Iglesia particular comunicó el 16 de diciembre de 2020 que monseñor Rivera Sánchez había dado positivo a la prueba de Covid-19 y se encontraba aislado.
El 28 de diciembre, el Arzobispado dio a conocer que para su mejor atención había sido hospitalizado.
La Arquidiócesis de México señaló que más adelante se informará sobre las celebraciones litúrgicas para pedir por el alma del Obispo Auxiliar.
Desde marzo de 2020, monseñor Daniel Rivera presidió junto con los otros cuatro Obispos Auxiliares arquidiocesanos la Santa Misa a través de internet a las 19:00 horas, la cual se transmite por las redes sociales de la Arquidiócesis Primada de México y Desde la fe.
Estas Misas iniciaron debido al cierre de los templos ante la emergencia sanitaria como una forma de llevar la Palabra de Dios a los hogares de las personas.
La CEM lamentó el fallecimiento del Obispo. “Ofrecemos nuestras condolencias al Emmo. Sr. Card. Carlos Aguiar Retes, sus Obispos Auxiliares, su familia, la comunidad diocesana, los sacerdotes, miembros de la vida consagrada y demás fieles a los cuales sirvió como pastor durante su vida”.
Monseñor Daniel Rivera Sánchez nació el 15 de octubre de 1955 en la Ciudad de Guadalajara, Jalisco, hijo de Daniel Rivera Aldana y Ana María Flores. Fue contador de profesión, carrera que ejerció de 1973 a 1977.
En 1977, ingresó a la Congregación de los Misioneros del Espíritu Santo, en Tlalpan, Ciudad de México. El 12 de agosto de 1979 fue su primera Profesión religiosa, en la Parroquia de la Santa Cruz del Pedregal.
Estudió Teología en la Universidad Pontificia Gregoriana en Roma de 1984 a 1987 y una Licenciatura en teología con especialización en teología pastoral en la Universidad Pontificia de Salamanca.
El 14 de septiembre de 1985 hizo su Profesión Perpetua de los votos como Misionero del Espíritu Santo, en Guadalajara, Jalisco, y el 5 de septiembre de 1987 su Ordenación diaconal, en Erding, Alemania. Posteriormente, el 20 de agosto de 1988, fue su Ordenación sacerdotal en Guadalajara, Jalisco.
Fue Superior General de los Misioneros del Espíritu Santo de 2016 a 2020, año en que el Nuncio Apostólico en México, Franco Coppola, le extendió la invitación del Papa Francisco a ser Obispo Auxiliar, la cual aceptó con emoción.
“Al Nuncio le contesté que aceptaba justamente porque soy Misionero del Espíritu Santo y en nuestro carisma está el servicio a la Iglesia y a los sacerdotes. Me dijo que la Virgen María estaría conmigo y, pues como dijo la Virgen: ‘hágase en mí, según tu palabra’”, dijo en entrevista con Desde la fe a pocos días de su ordenación episcopal.
Monseñor Francisco Daniel Rivera manifestaba su gusto por ser un servidor de la Iglesia y de las personas, aseguraba que le gustaría cumplir un deseo: ser un obispo cercano a los sacerdotes, religiosos y a todo el pueblo de Dios.
“Sólo les pediría que recen por mí, para que sepa escuchar y dialogar para, juntos, construir el Reino de Dios”, decía en ese momento.
Afirmaba que entre los dones que Dios le dio estaba la espontaneidad y la facilidad para conectar con la gente, aspectos positivos para su nueva encomienda. Sus cercanos lo conocían como una persona que se caracterizaba por su buen sentido del humor, el cual aseguraba desarrolló con los misioneros.
“A los 21 años entré a la Congregación de los Misioneros del Espíritu Santo pues me gustó la forma en la que hablaban con los jóvenes, su espiritualidad y la vida en comunidad”.
Aseguraba que su familia siempre habia sido un gran apoyo para él y que una de las mayores dichas de su madre había sido verlo ordenado sacerdote
“Hace unos días encontré la única carta que conservo de mi mamá, quien ya murió”, dijo a Desde la fe en entrevista antes de su ordenación. En su carta, ella decía: “viendo toda mi vida descubro muchos momentos de sufrimiento, tristeza y pena, pero cuando llegó el día de tu ordenación eso le dio sentido a todo lo que viví”.
Entre sus últimas enseñanzas están las transmitidas a través de la columna La Voz del Obispo. Ahí decía: “Nunca dejemos de iluminar desde la fe lo que estamos viviendo con la pandemia, confiando en que, como afirma San Pablo, nosotros todo lo podemos en Aquél que nos da la fuerza (cf. Flp 4,13)”.
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