Ahora que comienza a verse una luz al final del largo túnel de confinamiento a causa de la pandemia de Covid-19, es justo voltear a ver a todos aquellos que de manera incondicional nos tendieron la mano de una u otra forma para sortear la angustiosa adversidad.
Una de estas manos ha sido sin duda Cáritas, institución de la Iglesia católica que organiza la atención a los más pobres y vulnerables de la sociedad, y que durante la pandemia ha cumplido cabalmente con su misión a pesar de haberse visto también afectada debido a la escasez de recursos que la crisis sanitaria generó.
En entrevista para Desde la fe, el director de instituciones de Cáritas Arquidiócesis de México, P. Israel Bucio Gómez, habla de cómo se asumieron las prioridades una vez iniciado el confinamiento, cuáles fueron las áreas o programas que soportaron la mayor carga de trabajo y cómo se preparan ahora para continuar con su servicio en los próximos meses, que sin duda también serán difíciles.
De acuerdo con el sacerdote, Cáritas Arquidiócesis de México –cuyo presidente es el P. Óscar Arias Bravo– de pronto se vio en la necesidad de responder de forma inmediata al llamado de muchas personas que requerían urgentemente de ayuda humanitaria debido a la pandemia, principalmente en dos sentidos: escucha y alimentación.
A fin de permear toda la Ciudad de México, los representantes de la Pastoral Social de la Arquidiócesis de México, así como de las diócesis de Azcapotzalco, Iztapalapa y Xochimilco, intensificaron su trabajo coordinado, y en poco tiempo comenzaron a detonar procesos de acompañamiento a las personas afectadas por esta crisis mundial.
En materia de atención alimentaria específicamente –explica el P. Bucio– para atender a tantas personas que de pronto se quedaron sin empleo, fue clave la vinculación con otras organizaciones que también han estado muy activas, como Cáritas Mexicana, a través de la campaña “Familias sin hambre”; la fundación “Corazón Contento”, a cargo de jóvenes profesionistas; y la fundación “Rescatando el Amor”.
También se trabajó de forma importante con la fundación “Alimento para Todos” impulsando un proyecto llamado “Alianza” para ayuda a las parroquias ubicadas en la Ciudad de México. Mediante este proyecto se logró la distribución de más de 3,300 despensas a través de 40 parroquias.
Añade el P. Bucio: “Además nos vinculamos con la Universidad de Quebec y el Colegio Guadalupe S.C. para impulsar el proyecto ‘Aprender para Emprender‘, ayudando a comunidades indígenas, así como a algunas productoras de Milpa Alta, a las mujeres mazahuas de la Alameda y a mujeres artesanas de Chimalhuacán y Tláhuac”.
Tan sólo a través de Cáritas Emergencias, que es una de las cinco áreas de la institución, se donaron aproximadamente 3.5 toneladas de arroz, frijol y azúcar para comedores comunitarios en Milpa Alta, Tláhuac e Iztapalapa.
En cuanto a la escucha, tan necesaria en el confinamiento, se creó un Call Center promovido por la Arquidiócesis de México, a cargo de la Pastoral de la Salud, y que con el tiempo se convirtió en un centro de escucha telefónico a nivel nacional, en tanto que algunas organizaciones de Cáritas como ‘Ama la Vida‘, ‘María Dolores Leal‘ y ‘Bienestar del Adulto Mayor‘ ofrecieron también sus servicios formativos y de atención psicológica, e incluso despensas, a grupos prioritarios.
“Es importante mencionar -señala el P. Bucio– que la mayor problemática atendida fue desafortunadamente el incremento de la violencia intrafamiliar“.
Si bien la estructura y los programas de Cáritas Arquidiócesis de México, consolidados a lo largo de muchos años, se lograron mantener durante la pandemia, fue necesario realizar algunas modificaciones y adaptaciones de emergencia, sobre todo en cuanto a las nuevas formas de relacionarse a través de plataformas digitales que permitieran al personal estar informado y comunicado.
Actualmente Cáritas Arquidiócesis de México se divide en cinco instituciones: Centro de Formación Familiar Ma. Dolores Leal; Fundación Ama la Vida; Fundación para el Bienestar del Adulto Mayor; Centro de Hospitalidad y Servicios y Emergencias A.C. Todas ellas trabajan con base en donaciones.
Sin embargo, la pandemia afectó a un sinnúmero de instituciones y personas, y entre ellas también a la mayoría de los donantes frecuentes, y por ende, a la propia institución.
“Pese a ello –explica el P. Israel Bucio– algunos donadores continuaron otorgando su apoyo, lo cual agradecemos infinitamente porque gracias a ellos se pudo dar continuidad con algunas acciones específicas a favor de las personas más afectadas”.
Aunado a este apoyo, la mayoría de las instituciones del grupo Cáritas cuentan con proyectos financiados por algunas instancias como el Nacional Monte de Piedad, lo que también permitió dar continuidad al servicio ofrecido.
Para el sacerdote, la labor del área de Procuración de Fondos fue fundamental, pues logró la captación de recursos, implementando iniciativas que dieron como resultado la donación por parte de personas físicas y de otras donatarias de segundo piso, manteniendo estable a la institución a pesar de la tempestad.
Entre las cosas buenas que trajo la pandemia para Cáritas Arquidiócesis de México, está el hecho de que ayudó a tener mayor acercamiento con otras instancias gubernamentales, como la Secretaría de Inclusión y Bienestar Social.
“Queremos agradecer de forma particular a la Dra. Almudena Ocejo Rojo, titular de la Secretaría de Inclusión y Bienestar Social, la confianza y el interés de implementar proyectos en común, beneficiando a grupos prioritarios, quienes aún requieren de nuestra ayuda”, dijo.
De igual forma se tiene más comunicación y cercanía con la Junta de Asistencia Privada a través del Lic. Juan Fernando de la Paz Balzaretti.
“Afortunadamente –explica– poco a poco se están abriendo los caminos y tenemos confianza en que la población en general dé cumplimiento a los protocolos de sanidad, lo cual evitará más contagios, y esto a su vez, la apertura de servicios, convocatorias, nuevas formas de captar recursos y lograr la integración de nuevos benefactores para seguir llegando a quien más lo necesita”.
Otra cosa buena fue que durante la pandemia se detonó el llamado a los grupos conformados como Cáritas Parroquiales, a través de las cuales los voluntarios comenzaron a generar redes de apoyo vecinales, dando prioridad a adultos mayores solos, personas con capacidades diferentes, en situación de calle o en abandono.
El P. Israel Bucio cuenta que uno de los grupos que forma parte de la V Zona Pastoral de la Arquidiócesis de México, se organizó para juntar trozos de tela y se cooperaron para la compra de resorte con la finalidad de elaborar cubrebocas.
“Con ayuda de sus hijos y nietos, los distribuyeron en el paradero Indios Verdes, en las estaciones del Metro Taxqueña y Chapultepec. Otros cubrebocas los entregaban a boleros, personas pidiendo limosna en las entradas del Metro, vendedores ambulantes en vagones, etc.”, narra.
“Nuestro llamado como institución a los fieles de la Arquidiócesis de México es seguir manteniendo la fe, caminar juntos y no dejar de ser solidarios con quienes más lo necesitan, recordando que en los pobres encontramos en rostro de Dios“, concluyó el P. Israel Bucio.
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