El Papa Francisco celebró los 25 años de ordenación episcopal del Arzobispo Primado de México, el cardenal Carlos Aguiar Retes, y agradeció su constante y comprometido servicio a la Iglesia.
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En una carta leída durante la Misa Solemne por este jubileo, que se llevó a cabo este mediodía en la Basílica de Guadalupe, el Santo Padre reconoció la labor del cardenal Carlos Aguiar al frente de las diócesis de Texcoco, Tlalnepantla y la Arquidiócesis de México, así como su trabajo como presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano y del Consejo Episcopal Latinoamericano.
“Recordando el bien que ha realizado lo felicitamos con caridad fraterna y le agradecemos su compromiso y celo pastoral, con el cual, sirviendo a la paternidad de Dios, ha confesado siempre el Evangelio con un corazón bondadoso, dando testimonio del amor de Cristo a la Iglesia
“Por ello, con los mejores deseos gustosamente le impartimos nuestra bendición apostólica a Usted y a sus familiares, al mismo tiempo que nos encomendamos a sus oraciones por nuestro ministerio petrino”, escribió el Papa.
Decenas de obispos y más de 250 sacerdotes se sumaron a esta celebración, entre ellos el Arzobispo Emérito de México, don Norberto Rivera Carrera, los obispos de las diócesis que integran la Provincia de México y los obispos auxiliares de la Arquidiócesis.
El Cardenal recibió la ordenación episcopal el 29 de junio de 1997, de manos del entonces Arzobispo de Monterrey, Mons. Adolfo Antonio Suárez Rivera.
En su homilía, el cardenal Aguiar recordó aquel momento y aseguró que durante todos años ha intentado seguir el ejemplo de los apóstoles san Pedro y san Pablo -cuya Solemnidad se celebra este día- y asumir sus cualidades en todas las responsabilidades que ha desempeñado.
“De san Pedro me ha fortalecido aprender que a pesar de la frágil condición humana,saber reconocer nuestras faltas y acudir a la misericordia Divina, nos permite siempre avanzar en los objetivos propuestos y descubrir que de las decisiones asumidas, buscando el bien de la Iglesia y de las personas, siempre se hace presente la intervención del Espíritu Santo”.
“De san Pablo he aprendido su entrega generosa e incansable, recorriendo el mundo conocido de su tiempo ydando un ejemplo de apertura aldiálogo con todo tipo de personas, judíos y no judíos y en todo tipo de ambientes”.
“Al cumplir 25 años de ministerio episcopal -continuó el Cardenal- le agradezco a Dios Padre haberme traído a la Arquidiócesis de México, y poder celebrar habitualmente los domingos la Eucaristía a los pies de nuestra Madre, María de Guadalupe, de quien he experimentado su protección y ayuda”.
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