Apenas tenía ocho años el ahora Cardenal Carlos Aguiar Retes cuando en una encuesta escolar sobre qué quería ser de grande, entre sus principales opciones puso: “sacerdote”. En ese momento inició como monaguillo, y tres años después entró al seminario. A los 23 años se convirtió en sacerdote y el 22 de abril de 2023, el Cardenal Carlos Aguiar Retes, Arzobispo Primado de México, cumplió 50 años de ordenado.
En el marco de esta celebración, el Cardenal Carlos Aguiar Retes recibió a la Oficina de Comunicación de la Arquidiócesis de México para ser entrevistado por el padre José de Jesús Aguilar, reconocido por su amplia labor en los medios de comunicación y en las redes sociales.
Es un diálogo entre dos pastores queridos por sus fieles, permite conocer a profundidad varias de las luces y sombras en la vida del cardenal Aguiar: sus momentos de tristeza, sus alegrías, los momentos y las personas que lo fueron formando como sacerdote, y los desafíos que ha enfrentado y que hoy encara.
El Cardenal Carlos Aguiar Retes nació el 9 de enero de 1950 en Tepic, una ciudad que entonces contaba con 50,000 habitantes y en la que los niños podían jugar y pasear libremente por las calles, sin temor a la inseguridad.
“Fue una infancia muy feliz, y sin televisión. Porque la televisión llegó a la ciudad de Tepic en 1968, con las Olimpiadas, pero se estableció hasta 1970. Entonces, ¿qué teníamos que hacer? Pues jugar entre nosotros”, comenta.
Hijo de Carlos y María Teresa, es el segundo de seis hermanos: María Teresa, Mayra Susana, Francisco, Ana Laura y Juan Luis. Con ellos vivió las primeras luces de su vida, y recuerda muchos momentos de alegría, travesuras y sonrisas, como cuando tenían que hacer fila los ocho integrantes de la familia para ocupar el único baño que había.
De niño, el pequeño Carlos y su hermana mayor fueron los primeros nietos en la familia, por lo que tenían el cariño preferencial de su abuela, quien lo llevaba al templo, y con quien se quedaba a jugar mientras su mamá pasaba por él. Apenas tenía siete años cuando su abuelita falleció y tuvo su primera gran pérdida.
“Me dolió mucho cuando vi que mi mamá lloraba en su recámara y le dije ‘mamá, ¿por qué lloras?’ Yo nunca la había visto llorar. Y me dijo ‘me acaban de decir que tu abuelita acaba de fallecer’. Entonces yo sentí un estremecimiento interno. Porque ella fue la que me enseñó qué era el Sagrario y quién era Jesús”, cuenta el Cardenal.
Cuando iba en cuarto de primaria, los niños contestaron tres opciones de lo que querían ser de grandes. El pequeño Carlos respondió ‘médico’ en primer lugar, pensando en salvar a su abuela, y después ‘sacerdote’.
Empezó a ser monaguillo y a los 11 años ingresó al seminario. “Ahí es donde aprendí a ser muy disciplinado, a tener mucho orden en mi vida, horarios establecidos y, sobre todo, fui descubriendo que ser adolescente me permitía poner mis potencialidades para crecimiento”.
La primera parte de su formación fue en Tepic y la segunda en el seminario de Montezuma, en Estados Unidos, que apoyaba a formar seminaristas mexicanos.
Fue ordenado sacerdote el 22 de abril de 1973, un Domingo de Pascua.
Para 1997, con 24 años como sacerdote, el cardenal Aguiar se había nutrido de un mundo académico, en el que recién había terminado su doctorado. Es en ese momento cuando el Papa Juan Pablo II lo nombra obispo de Texcoco, una comunidad que desconocía.
A partir de este momento, el nombre de Carlos Aguiar Retes comienza a tener mayor reconocimiento, primero al ser nombrado secretario general del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) en 2000, y tres años después al asumir la vicepresidencia del CELAM y la Secretaría General de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), de la cual sería presidente entre 2006 y 2009.
En pocos años, se vio obligado a aprender las realidades no solo de la Diócesis de Texcoco, sino de México y Latinoamérica.
“Fue una experiencia que me dio una visión de ya no sólo preocuparme por mi lugar, sino saber que todo está en conexión. Una visión que me permite valorar mucho a mi país: un lugar de esperanza en cuanto a los desafíos de la Iglesia: hay una identidad católica fuerte, como en ningún otro país”.
Tras su paso por el CELAM y la CEM, el Cardenal Carlos Aguiar Retes asegura que la Iglesia tiene la desafiante tarea de hacer comunión operativa entre todos los países. “Tenemos que pasar de la buena relación y de las cosas comunes —que son la lengua y la historia de nuestra evangelización— a una comunión operativa para fortalecernos mutuamente.
En 2009, el Papa Benedicto XVI le nombra Arzobispo de Tlalnepantla, y en 2017, luego de crearlo Cardenal un año antes, el Papa Francisco le da el cargo como Arzobispo Primado de México, que asume el 5 de febrero de 2018.
El Cardenal Carlos Aguiar Retes apenas comenzaba a poner en marcha su estrategia de trabajo cuando la pandemia de Covid 19 le orilló a cambiar de planes y retrasar la Visita Pastoral, que comenzó a finales de 2021 y terminará en junio próximo, un recorrido que le ha permitido conocer las realidades sociales del territorio arquidiocesano.
¿Cuál es su aprendizaje en 50 años? “He aprendido a lo largo de estas experiencias, a dejarme conducir por lo que Dios quiere. Ahí está el arte del discípulo de Cristo: que no tengamos proyectos que a toda costa queramos hacer, sino los que se vayan presentando y sea uno requerido o con su inquietud que Dios siembre en el corazón”, finalizó el Cardenal Carlos Aguiar Retes.
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