Iglesia en México

El ‘Inge Arturo’, el profesor mexicano que va camino a la santidad

Hijo de un albañil y un ama de casa, Arturo Álvarez Ramírez -el “Inge Arturo”, como era conocido-, fue un laico que eligió voluntariamente el celibato como forma de vida para poder entregarse al prójimo de manera plena y comprometida, tanto en su labor docente en el campo de la Química en la Universidad de Guadalajara, como formador en materia de Desarrollo Humano y Religión en el Centro de Capacitación para Obreros de la Construcción.

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El “Inge Arturo” (1935-1992) se entregó con jovialidad y amor a ayudar a las personas, dentro y fuera de las aulas, y desarrolló virtudes cristianas a grado tal que la Arquidiócesis de Guadalajara ha abierto ya su proceso de canonización, nombrando como postulador de la causa al padre Jesús Becerra García, de la Prelatura del Opus Dei.

Así lo dio a conocer la Arquidiócesis de Guadalajara, que por medio de su Semanario dio a conocer la historia de este profesor mexicano que va camino a la santidad:

Maestro y laico comprometido

Arturo Álvarez Ramírez fue el menor de ocho hermanos. Nació en Zapotlán el Grande, el 8 de mayo de 1935, en un ambiente familiar católico.

A los 16 años migró a la ciudad de Guadalajara, donde cursó la carrera de Ingeniería Química en la Universidad de Guadalajara. Y a partir de los 26 años comenzó su carrera de docente.

A través de la enseñanza académica, Arturo Álvarez Ramírez  marcó la vida de más de tres mil alumnos que pasaron por sus aulas, mostrando siempre apertura, honestidad y generosidad, entre otros valores.

Docente comprometido dentro y fuera de las aulas, el profe Arturo Álvarez ya está en proceso de canonización.

Jamás escatimó tiempo ni recursos para preparar sus asignaturas, y buscaba la manera de acceder a lo más actualizado para compartirlo con sus alumnos. Los días de asueto, organizaba salidas con los estudiantes y sus familias, en las que había actividades de convivencia para recordarles, especialmente a los padres, la importancia de los valores familiares, dio a conocer Arquimedios, el sitio web del Semanario de la Arquidiócesis de Guadalajara. 

Cuando tenía 30 años, dos de sus alumnos lo invitaron a conocer la espiritualidad del Opus Dei -prelatura en la que se busca la santificación propia y de terceros mediante labores ordinarias-, con la cual se identificó inmediatamente, y desde entonces hasta el día se su muerte, el 28 de noviembre de 1992, se dedicó a servir a Dios a través del servicio al prójimo.

Su llamado a la Casa del Padre

Días antes de su fallecimiento, Arturo Álvarez Ramírez quiso prepararse espiritualmente para cuando llegara el momento, y recibió así los sacramentos de la Confesión, la Eucaristía y la Unción de los Enfermos. Tras haber sido llamado a la Casa del Padre, la Universidad de Guadalajara develó un busto y nombró un aula en su honor, como signo de gratitud y reconocimiento de su extraordinaria labor.

Tanto fue el amor que sembró en sus alumnos, que, en vida, un grupo de ellos le hizo llegar una carta en la que se destacaba lo siguiente: “… Un maestro es aquel que, aparte de impartir su cátedra, da a sus alumnos parte de su propio ser, de su filosofía de vida y de su credo”.

Inicio del proceso de canonización

El pasado 24 de octubre, se llevó a cabo la apertura del proceso de canonización del “Inge Arturo”. De acuerdo con Arquimedios, el Arzobispo de Guadalajara, Cardenal José Francisco Robles Ortega, dirigió a los miembros del tribunal constituido para tal fin, las siguientes palabras: “Les recuerdo la gran responsabilidad que asumen y les exhorto a cumplir con la gracia de Dios, con fidelidad a su oficio”.

Se abrió la causa de canonización del “Inge Arturo”, quien eligió voluntariamente el celibato para poder entregarse al prójimo.

Posteriormente, el Cardenal Robles Ortega se dirigió a todos los asistentes la apertura del proceso: “Hermanos, hemos participado esta mañana en la apertura de un proceso que inicia y que mira a alcanzar la gracia de la canonización de un hermano laico, Arturo Álvarez Ramírez”.

Explicó que un proceso de canonización puede ser corto, mediano o bien durar mucho tiempo; pero debe ser el necesario para cumplir con cada uno de los pasos hasta que el Sumo Pontífice -ya sea el Papa Francisco o el que esté en turno en el momento-, tome la decisión de alcanzar la gracia de canonización de Arturo Álvarez Ramírez.

“Qué bueno que tenemos esta experiencia de iniciar el proceso. Y que en la medida que avance y se requiera nuestra participación, lo hagamos con generosidad y responsabilidad”, señaló el Arzobispo de Guadalajara, quien invitó a la comunidad a hacer oración para que la causa vaya avanzando convenientemente.

 

Con información de Arquimedios 

Vladimir Alcántara Flores

Editor de la revista Desde la fe/ Es periodista católico/ Egresado de la carrera de Comunicación y Periodismo de la Facultad de Estudios Superiores Aragón.

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