José Antonio Reyes Reyes lleva en las venas la pasión por Iztapalapa. Hace más de 80 años uno de sus bisabuelos también personificó a Cristo.
“Ahora yo voy a tener, gracias a Dios, esa dicha de llegar a ser el Cristo de Iztapalapa”, dijo en entrevista con Desde la fe.
El día que acudió a registrarse como aspirante al papel de Jesús no dijo nada a su familia. “Mi mamá me estaba marque y marque, que dónde estaba. Cuando llegué a casa, primero me empezó a regañar: ‘¿Por qué no contestas?’. Le dije que me apunté para el papel de Jesús y ahí fue cuando la calmé, se puso muy contenta”, recuerda divertido.
José Antonio –estudiante de Geofísica en el Instituto Politécnico Nacional (IPN)- nunca había participado en la representación; aunque durante dos años pensó seriamente en aplicar, no se sentía seguro para dar el paso.
“Hace un año, yo estaba con mi familia, con mi mamá, y vimos bajar a Cristo ya crucificado, cuando lo llevaban los apóstoles. Ahí fue cuando me dije: Ahí voy a estar yo”. Aunque estaba nervioso, el 13 de enero de 2019, día de la elección de los protagonistas, José Antonio se sentía confiado de que obtendría el papel.
“Al principio no te la crees, te pasan muchísimas cosas por la cabeza. En este momento me siento con un amor enorme, me siento pleno (…) Dios es amor, ahora que me he tenido que aprender los parlamentos de Jesús, me doy cuenta de que todas las palabras que Él nos dice son de amor, es vida”.
Desde enero comenzó un intenso período de preparación: realiza largos ensayos los fines de semana, entrena en el Cerro de la Estrella, va al gimnasio e inició un régimen estricto de alimentación.
José Antonio lleva tiempo siendo deportista y, aunque eso ayuda, el acondicionamiento que se requiere para este papel es particular, pues se le entrena para cargar una cruz de 95 kilos durante dos kilómetros. Además, debe hacerlo intercalando algunos diálogos.
“Un deportista de alto rendimiento lleva una preparación física que va de tres a cinco horas diarias, durante tres o cuatro meses. Toño lleva una preparación de dos a cuatro horas diarias, está en ese rango”, explicó Jaime Domínguez, responsable de la preparación física del joven.
“Está al 100% para representar a Jesús, tanto física, actoral y mentalmente”, consideró.
José Antonio asegura que el esfuerzo físico vale por completo la pena. “Todo esto se disfruta, aunque sí es pesado. A veces el cuerpo de dice ‘ya no puedo’, pero me encomiendo a Dios para seguir”.
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