Él no es Dios de muertos, sino de vivos; porque todos viven para Él. (Lucas 20, 38).
El ladrón sólo viene para robar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. (Juan 10, 10).
Dios Es un Dios de vida, basta ver a nuestro alrededor y contemplar Su Creación.
La muerte no era su plan original. Él, después de dar a comer de todo árbol, advirtió a nuestros padres Adán y Eva que no comieran del árbol del conocimiento del bien y el mal porque morirían:
Y ordenó el SEÑOR Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás (Génesis 2, 16-17)
Es así como entró la muerte. Dios Mismo la menciona como el último enemigo a vencer: Pues Cristo debe reinar hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. Y el último enemigo que será abolido es la muerte. (1 Corintios 15, 25-26)
El Primer Don que recibimos de Dios, gracias al que Yo pude escribir esto, y Tú puedes leerlo, es por el Don de la Vida.
Solo a Dios corresponde el dar y tomar la vida, el futuro de las naciones depende de su trato a los más vulnerables, especialmente de su trato a las niñas y a los niños Inocentes que se encuentran en el vientre de su madre.
Somos capaces de sentir de múltiples maneras, gracias a este Primer Don y Derecho que Dios nos ha dado: “El Don de la Vida” que nos permite gozar de todos los demás dones y derechos.
La Tierra, actualmente, es el único lugar del Universo donde sabemos que hay vida y vida en abundancia.
En Génesis 2, 24 escrito está: … Por tanto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. Es emocionante constatar que esto ocurre a nivel celular, ya que el óvulo y el espermatozoide se desprenden de la mitad de sus 46 pares de cromosomas (el Hombre y la Mujer dejarán a su Padre y a su Madre) y al unirse se completan de nuevo los pares cromosómicos formando un nuevo hombre o una nueva mujer, una nueva vida, una sola carne, que desde el primer momento, a partir de la fecundación/concepción, contiene toda la información de su mamá y de su papá, y de todos sus antecesores, y se desarrollará ininterrumpidamente pasando de la etapa embrionaria a través de las distintas etapas de la vida, hasta su muerte, si este proceso no es interrumpido natural, accidental o intencionalmente. Así fue el inicio de la vida de todos nosotros.
Arrebatar y/o permitir que la vida de cualquier persona sea arrebatada es un crimen y un pecado muy grave, pues sólo a Dios corresponde dar o tomar la vida, porque Él es el Autor de esta, a nosotros sólo nos corresponde transmitirla ordenada y responsablemente, respetarla y protegerla.
«No matarás» (Ex, 20, 13).
«Habéis oído que se dijo a los antepasados: “No matarás”; y aquel que mate será reo ante el tribunal. Pues yo os digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal» (Mt 5, 21-22).
2258 “La vida humana ha de ser tenida como sagrada, porque desde su inicio es fruto de la acción creadora de Dios y permanece siempre en una especial relación con el Creador, su único fin. Sólo Dios es Señor de la vida desde su comienzo hasta su término; nadie, en ninguna circunstancia, puede atribuirse el derecho de matar de modo directo a un ser humano inocente” (Congregación para la Doctrina de la Fe, Instr. Donum vitae, intr. 5).
2260 La alianza de Dios y de la humanidad está tejida de llamamientos a reconocer la vida humana como don divino y de la existencia de una violencia fratricida en el corazón del hombre:
«Y yo os prometo reclamar vuestra propia sangre […] Quien vertiere sangre de hombre, por otro hombre será su sangre vertida porque a imagen de Dios hizo él al hombre» (Gn 9, 5-6).
El Antiguo Testamento consideró siempre la sangre como un signo sagrado de la vida (cf Lv 17, 14). La validez de esta enseñanza es para todos los tiempos.
2261 La Escritura precisa lo que el quinto mandamiento prohíbe: “No quites la vida del inocente y justo” (Ex 23, 7). El homicidio voluntario de un inocente es gravemente contrario a la dignidad del ser humano, a la regla de oro y a la santidad del Creador. La ley que lo proscribe posee una validez universal: obliga a todos y a cada uno, siempre y en todas partes.
“ACASO HAY ALGUIEN MÁS INOCENTE E INDEFENSO QUE LAS NIÑAS Y LOS NIÑOS QUE YACEN EN EL VIENTRE DE SUS MADRES!?” Es una total cobardía hacer o dejar de hacer cualquier cosa que vulnere el Don y el Derecho a la Vida de cualquiera de ellos, por el contrario debemos proteger a toda costa y por todos los medios este Derecho y Don de Todas y de Todos sin discriminación, debemos tener muy presente siempre, que lo que hacemos a estos los más pequeños, es a Jesús Mismo a Quien se lo hacemos. Mateo 25, 40.
“En verdad os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos hermanos míos, aun a los más pequeños, a mí lo hicisteis“.
Todos ansiamos La Paz, en nuestro interior, en nuestra vida, en nuestra Familia, en nuestras poblaciones, en nuestros Países, nos preguntamos porque no tenemos Paz, porque no hay Paz en nuestro País, en el mundo. Una de las Mujeres más destacadas por su ejemplo de caridad, por su santidad, Premio Nobel de La Paz y Santa dijo al recibir este premio: “… el mayor destructor de La Paz es el aborto…”.
Debemos de orar para que toda vida sea respetada.
“La Mujer como Madre y como Hija, siempre ha sido, es y será la principal víctima del aborto”, aunque por supuesto no la única.
Como Hijas, en China e India han sido precisamente las Mujeres las principales víctimas del aborto, consecuencia de la política de un solo Hijo, las Familias creían necesitar más un Hombre que una Mujer para el trabajo en el campo, se estima que fueron abortadas alrededor de 100 millones de Niñas. En el caso de India, las Niñas han sido abortadas para no pagar la dote que corresponde a la Familia de la Novia, el gobierno tuvo que ofrecer $2000.00 dólares para que las Niñas no fueran abortadas.
Y qué decir de las Mujeres como Madres ya que “el aborto es Cuatro veces más mortal que dar a luz (Estudio de Finlandia), y el 86.7% aborta para darle gusto a otros (Estudio en Estados Unidos) y/o por temor a perder a su pareja.
En cuanto a la mortalidad materna, está demostrado que lo que realmente la reduce no es la legalización del aborto sino mejores servicios públicos de Salud, Agua Potable, Educación, Etc. (Estudio Melisa en México).
El Derecho a la Vida está protegido en Nuestra Constitución y en Tratados Internacionales, por ejemplo:
Artículo 3: Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.
Artículo 4: Toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción. Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente.
“EL ABORTO NO DESEMBARAZA A LA MUJER, LA CONVIERTE EN MADRE DE UN HIJO MUERTO”
Oremos para que este crimen atroz del aborto sea rechazado en todas sus etapas y en todo lugar y momento, hagamos todo lo que esté en nuestras manos para evitar que la iniciativa genocida que pretende extender el plazo al aborto en la Ciudad de México, sea rechazada, evitando así que Diputadas y Diputados, manchen sus manos, y nuestra Ciudad con la sangre de las Niñas y de los Niños Inocentes e Indefensos.
Que Dios los bendiga, los guarde, y haga brillar Su Rostro Divino sobre Todos nosotros.
“Señor Jesús, en tu nombre Te pedimos que protejas y que salves a estos tus Hijas e Hijos más pequeños del crimen artero del aborto”.
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