Cuando las habitantes de la casa de retiro Sagrada Familia de las Hermanas del Divino Pastor comenzaron a presentar síntomas de covid-19, se pusieron en alerta; aún no sabían lo difícil de los días que vendrían.
A un año de lo ocurrido, las religiosas que viven en esta casa de la Ciudad de México describen estos momentos como trágicos y de los más difíciles que han vivido. La pandemia enfermó a la mayoría y causó la muerte de tres religiosas. Sin embargo, Dios nunca las abandonó, aseguran, pues la ayuda llegó.
Esta casa de retiro, fundada en la década de los 80, se encuentra en Tizapán, en el barrio de San Ángel. Actualmente aquí viven 10 hermanas que han dedicado toda su vida a las obras de la Congregación de las Hermanas del Divino Pastor, fundada en México por el venerable Antonio Repiso, cuya causa de canonización está abierta.
Era final de septiembre de 2020 cuando la pandemia entró a esta casa. Lo confirmaron al hacerse las pruebas de covid luego de que varias presentaran síntomas. “Salimos contagiadas casi todas”, explicó la hermana Lidia Hernández, ecónoma general.
Pero no solo las religiosas mayores, también las enfermeras encargadas de cuidarlas. Tras el diagnóstico, tuvieron que aislarse en sus cuartos. Las más jóvenes y que se sentían mejor, apoyaban de diversas formas a las otras.
“Fue un momento muy difícil y trágico, a nadie se los deseamos. Eso nos marcó mucho”, expresó la hermana Lidia.
Sin embargo, también les dejó muy en claro una lección de amor: Nadie se salva solo, como ha dicho el Papa Francisco.
Fue por la misericordia de Dios y el auxilio de mucha gente: la congregación, bienhechores, amigos y familiares, explicó la hermana Esther Lorenzana Camacho D.P, encargada de esta comunidad.
De otras casas, hermanas jóvenes acudieron a la casa de retiro a apoyar, a hacerse cargo de la cocina y de la salud de las religiosas, “como cada una estaba aislada en su cuarto, procuraron cuidarnos lo mejor posible”. A este grupo se unieron otras enfermeras.
La hermana Esther, encargada de la comunidad a de 65 años de edad y con 50 de consagrada, no duda en afirmar que fue gracias a la ayuda externa que salieron adelante, “de lo contrario hubiera muerto la mitad de la comunidad”, aseguró.
Esto nos demuestra que “somos gracias a los demás, todas las personas, entre unos y otros nos podemos ayudar, nadie se basta a sí mismo, todos necesitamos de todos”, dijo.
Cada hermana que habita este hogar tiene una amplia historia que comparten en comunidad y con gusto.
En su plática destacan la labor de la hermana María Isabel Guadalupe Zamora, -la hermana Lupita, como la conocen-, misionera en Angola que llevó a la Congregación de las Hermanas del Divino Pastor a ese país africano. Gracias a esta religiosa, que acaba de cumplir 79 años de vida consagrada, hay postulantes y novicias en África, y eso la hace uno de los orgullos de esta casa.
La hermana Virginia Carlos Correa, o hermana Vicki, está celebrando 75 años de vida consagrada, y la hermana Carmen Hernández Casillas -hermana Rami-, tiene 82 años de edad y 70 como consagrada, su sonrisa es una de las que más destaca en este hogar.
Junto a ellas viven religiosas más jóvenes, la hermana Maricela Pérez Hernández, que tiene 25 años de vida consagrada, y es encargada de la causa de beatificación del venerable Antonio Repiso y la hermana Lidia Hernández, de 26 años de vida consagrada, y ecónoma general.
La encargada de la comunidad, la hermana Ester, también ha misionado en África, y ahora a sus 65 años de vida es la guía de este hogar. “Y no somos todas, aquí estamos hablando las más jovencitas”, dice al momento de esta entrevista
El apostolado que las hermanas mayores realizan cada día en esta casa consiste en sostener los trabajos de la Iglesia mediante oración, “nos distribuimos durante el día para suplicar a Dios su fuerza, gracia y luz en estos trabajos eclesiales”, explicó la hermana Esther.
La labor de oración la realizan en su capilla, acompañadas de las imágenes de la Sagrada Familia, de la Virgen María, de san José y de su fundador Antonio Repiso.
“Las obras de la Congregación sienten un apoyo muy grande con la oración de las hermanas mayores”.
Y justo este mes, las religiosas recibieron a monseñor Luis Manuel Pérez Raygoza, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de México, como parte de la Visita Pastoral que se realiza en el territorio arquidiocesano.
-Hna. Esther, ¿qué mensaje quisieran dar a la gente más joven que las escucha?
“Me gustaría que las personas que vean esta nota aprecien la entrega de hermanas que han dado toda su vida al servicio de los demás, algunas de 88 años, otras de 98.
Jóvenes, son invitados a venir, a ver como la felicidad la encontrarán compartiéndose, dándose, sirviendo a los demás. También invitamos a las muchachas valientes que quieran sumarse a esta congregación, que ya tiene 121 años sirviendo a la Iglesia con todo el corazón.
Los bienhechores interesados en ayudar a la labor de las religiosas retiradas pueden acercarse a esta casa en la calle de Leona Vicario 11, en Tizapán, San Ángel, en la Ciudad de México.
La ecónoma general explicó que la Congregación de las Hermanas del Divino Pastor aceptan donaciones y que pueden recibir donativos deducibles de impuestos que sirven para el sostenimiento de sus dos comunidades en México donde habitan religiosas mayores.
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