La parroquia de San Jerónimo, en la colonia de San Jerónimo Lídice, de la alcaldía Magdalena Contreras, es uno de los templos que ha tenido que cerrar sus puertas a causa de los daños provocados por el sismo del 19 de septiembre de 2017. No obstante, la iglesia sigue abierta y la comunidad se mantiene activa.
En entrevista, el párroco Eduardo Llano explicó que nunca detuvieron sus actividades. “Ese mismo día del sismo, en la tarde, ya estábamos celebramos afuera, en el atrio”.
Entonces, las autoridades de Protección Civil les informaron de daños importantes en tres de los cuatro arcos que sostienen la bóveda de la iglesia, que data de 1713.
Aunque la respuesta del gobierno federal fue puntual y recibieron incluso la visita del director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Diego Prieto Hernández, aún no hay avances en la reconstrucción.
Gracias al apoyo de la comunidad, el padre Eduardo Llano montó una capilla provisional en los bellos jardines del atrio, aprovechando el ábside (parte posterior del altar mayor) de una antigua capilla abierta.
“Hemos tenido el apoyo de muchos bienhechores dispuestos, generosos y de la comunidad, y logramos montar una capilla provisional muy bonita, en medio de los jardines”.
Si bien continúan las Misas, la actividad de los grupos parroquiales y la atención de los enfermos, el padre Llano lamenta que muchas personas no saben que la iglesia se mantiene funcionando.
“Muchas personas ven la puerta del templo literalmente cerrada y no se dan la oportunidad de entrar, de ver que seguimos aquí (…) La Iglesia vive de sus celebraciones: primeras comuniones, bautismos, bodas, y la gente se ha alejado un poquito. Hace tiempo platicaba con el Obispo Crispín Ojeda, le decía que muchas parejas buscan un jardín para casarse, y ahora que tenemos una iglesia con un hermoso jardín alrededor, no vienen”, agrega el padre Llano.
“Si alguien tiene ganas de una celebración con un jardín rodeándoles, en medio de naturaleza, en un templo consagrado, aquí estamos”.
Más allá de los lamentables daños materiales que tuvo la estructura del templo, el padre Llano asegura que el sismo del 19 de septiembre de 2017 sirvió para unir los lazos de la comunidad. “Nos fue mal porque el templo se dañó, pero nos fue muy bien porque la gente está bien”.
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