Después de una semana de trabajo, la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe dio a conocer una lista de 12 puntos con los principales desafíos que enfrenta la Iglesia local.
El documento fue elaborado por dos grupos, el primero sintetizó y redactó las propuestas de los participantes y el segundo enfocó su análisis con mayor discernimiento.
Los cuales emanaron de esta Asamblea son:
Reconocer el protagonismo de los jóvenes en la comunidad eclesial, y en la sociedad como agentes de transformación.
Acompañar a las víctimas de las injusticias sociales y eclesiales con procesos de reconocimiento y reparación.
Impulsar la participación activa de las mujeres en los ministerios, las instancias de gobierno, de discernimiento y decisión eclesial.
Promover y defender la dignidad de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural.
Incrementar la formación en la sinodalidad para erradicar el clericalismo
Promover la participación de los laicos en espacios de transformación cultural, político, social y eclesial
Escuchar el clamor de los pobres, excluidos y descartados.
Reformar los itinerarios formativos de los seminarios incluyendo temáticas como ecología integral, pueblos originarios, inculturación e inculturalidad y pensamiento social de la Iglesia.
Renovar, a la luz de la palabra de Dios y el Vaticano II, nuestro concepto y experiencia de Iglesia Pueblo de Dios en comunión con la riqueza de su ministerialidad que evita el clericalismo y favorezca la conversión pastoral.
Reafirmar y dar prioridad a una ecología integral en nuestras comunidades, a partir de los cuatro sueños de Querida Amazonia.
Propiciar el encuentro personal con Jesucristo encaminado a la realidad del continente.
Acompañar a los pueblos originales y afrodescendientes en la defensa de la vida, la tierra y las culturas.
Antes de dar a conocer esta lista de prioridades, el Cardenal guatemalteco, Álvaro Ramazzini señaló que la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe nos recuerda que somos instrumentos de Dios y que se debe ver al horizonte con esperanza.
A partir de febrero de 2022 se realizarán Asambleas Eclesiales por países –conectadas con el proceso sinodal que ha iniciado en octubre de este año– y además el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) celebrará en mayo una Asamblea extraordinaria de obispos para incorporar a su renovación estos desafíos.
La Asamblea Eclesial del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) fue un evento sin precedentes en el que participaron obispos, sacerdotes, religiosas, religiosos y fieles laicos.
Cuando la presidencia del CELAM presentó al Papa Francisco su intención de celebrar una nueva reunión continental, el Santo Padre les pidió que no fuera una Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y Caribeño, de las cuales se han celebrado cinco en la historia, la última en 2007 en Aparecida, Brasil.
En cambio, les propuso una idea novedosa: realizar una Asamblea que diera voz y voto a los laicos y consagrados, en línea con su compromiso de impulsar una Iglesia Sinodal.
La razón por la que el Papa Francisco no quería otra Conferencia General es que aún quedan pendientes de implementar algunas de las conclusiones de la reunión de Aparecida, en 2007.
Con información de Vatican News.
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