El 8 de noviembre de 1519, Hernán Cortés entró a México Tenochtitlan, y ese mismo día, Moctezuma acompañado de algunos de sus capitanes, escucharon de viva voz, una primera prédica sobre Jesucristo, lo que Bernal Díaz del Castillo, quien fue testigo presencial de aquellos acontecimientos, relata de la siguiente forma:
“El Emperador Don Carlos nos envió a estas partes a verle y a rogar que sean cristianos como es nuestro emperador, y todos nosotros, y que salvarán sus almas él y todos sus vasallos”.
Tras este primer encuentro, Moctezuma alojó a los españoles en el Palacio de Axayacatl, cuyos cimientos han encontrado por los arqueólogos debajo del actual Nacional Monte de Piedad, y en donde una semana después se levantó la primera cruz cristiana y la primera capilla donde se celebraron misas en la Ciudad de México.
Bernal Díaz del Castillo platica que cuatro días después de la llegada de los españoles a la ciudad de México, Cortés pidió permiso a Moctezuma para levantar la cruz y un pequeño altar, quien accedió sin miramientos y envió albañiles para que realizaran estas obras.
El testigo de aquellos sucesos escribió: “Y en dos días teníamos nuestra iglesia hecha y la santa cruz puesta delante de los aposentos, y allí se decía Misa cada día hasta que se acabó el vino… y después, cada día, estábamos en la iglesia rezando de rodillas delante del altar e imágenes; lo uno, por lo que éramos obligados como cristianos, y lo otro, porque Moctezuma y todos sus capitanes lo viesen el adorar y vernos de rodillas delante de la cruz, especialmente cuando tañíamos el Avemaría”. Estas primeras misas las celebró el padre Fray Bartolomé Olmedo, de la Orden de la Merced, quien acompañó la expedición de Cortés.
En esta primera semana en México Tenochtitlan, y de acuerdo con lo que platica Bernal Díaz, Cortés abordó los siguientes temas religiosos con Moctezuma y sus capitanes, con la ayuda de sus intérpretes: Marina, la Malinche y el diácono Jerónimo de Aguilar, quien fue rescatado en tierras mayas, tras haber sufrido un naufragio en 1511, razón por la que aprendió este idioma indígena.
La conmemoración de esta efeméride es una invitación a seguir constatando que el proceso de conquista estuvo plagado de actos cruentos por parte de muchos, como la matanza del Templo Mayor y la de Cholula, y la esclavitud a la que se vieron sujetos miles de indígenas, pero también es cierto que los primeros misioneros se acercaron a los nativos con paternal amor y fueron verdaderos promotores de desarrollo con apego a los valores cristianos y humanitarios, oponiéndose con todo vigor a los abusos de los malos encomenderos y hacendados.
Primero fueron los franciscanos; luego los agustinos y los dominicos, seguidos de otras ordenes como los mercedarios, los juaninos, los jesuitas y otras más, que se preocuparon por la evangelización y la dignidad de los indígenas, y su libertad, la cual quedó de manifiesto desde 1504, en el testamento de Isabel la Católica.
“Suplico al rey mi señor muy afectuosamente, y encargo y mando a la princesa, mi hija, y al príncipe, su marido, que así lo hagan y cumplan, y que esto sea su principal fin y en ello ponga mucha diligencia, y que no consientan ni den lugar a que los indios, vecinos y moradores de las Indias y Tierra Firme, ganadas y por ganar, reciban agravio alguno en sus personas ni bienes, antes al contrario que sean bien y justamente tratados, y si han recibido algún agravio que lo remedien y provean para que no se sobrepase en cosa alguna lo que en las cartas apostólicas de dicha concesión se mandaba y establecía”, asegura el testamento de Isabel la Católica.
Momento de especial relevancia en la evangelización tendría lugar en 1531, con la aparición de la Virgen de Guadalupe en el Tepeyac, al humilde indio San Juan Diego, acontecimiento que influyó de manera excepcional a la conversión de otros indios.
A 500 años del levantamiento de la primera cruz y el primer altar en la Ciudad de México, la Arquidiócesis Primada y sus obispos, han contribuido notablemente en la prosperidad, no tan solo de esta extensión territorial, sino de toda nuestra patria. Basta con mencionar la primera imprenta que trajo Fray Juan de Zumárraga, y aquellos otros arzobispos que por distintas causas, también tuvieron que ejercer el cargo de virreyes, destacando en todo momento su espíritu humanitario.
Te invitamos a la conferencia con motivo de los 500 años de la primera cruz y la primer misa. Regístrate haciendo clic aquí.
Estarán presentes:
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