No exenta de complicaciones, Sonido de libertad (en inglés: Sound of Freedom) es ya un rotundo éxito de taquilla, con una recaudación mayor a la de grandes superproducciones de Hollywood, que aborda un tema tan complejo como esquivo: la explotación sexual de niños.
Cuando faltan pocas horas para el estreno del filme en las grandes pantallas de México y buena parte de Latinoamérica, Desde la fe enumera las principales razones por las cuales deberías ver esta potente película.
El encargado de dar vida al personaje central de esta cinta inspirada en la historia de Timothy Ballard es Jim Caviezel. Particularmente famoso por su actuación en La Pasión de Cristo, el actor es conocido también por no ocultar su fe católica.
Junto a su esposa, Kerri Browitt, adoptó a tres niños que sufrían serias complicaciones de salud. Además, mantiene una clara postura provida y es un profundo devoto de la Virgen María.
Sonido de libertad se basa en la vida de un exagente especial del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, quien efectivamente dejó su labor gubernamental a fin de sumar esfuerzos para combatir el tráfico infantil.
Transcurre en tierras colombianas y muestra cómo Timothy Ballard se desplaza a Latinoamérica para asegurar el rescate de más de un centenar de niños condenados al abuso sexual.
Tal como reseñó Owen Gleiberman en Variety: “…No es necesario tener creencias extremas para experimentar Sound of Freedom como una película convincente que arroja una luz auténtica sobre uno de los horrores criminales cruciales de nuestro tiempo, uno que Hollywood ha evitado en su mayoría”.
Y es que tanto los escépticos y los ateos, como los creyentes -con mayor razón- deberían sentirse llamados a sensibilizarse con la dramática realidad expuesta y sumar esfuerzos para cambiarla.
Aun si esas razones no te convencen, deberían hacerlo los números. Y es que, en apenas semanas, Sound of Freedom ya ha recaudado más de 178 millones de dólares tan sólo en Estados Unidos, una cifra considerablemente mayor que la de otras grandes producciones.
Eso, a pesar de haber contado con un presupuesto más bien discreto de 14.2 millones de dólares, al punto de conseguir una puntuación solvente en la mayoría de los sitios de la crítica especializada.
Desde la producción central, Sonido de libertad reveló que originalmente se fijaron la meta de vender “2 millones de entradas”, a objeto de representar a los “2 millones de niños traficados cada año”.
No obstante, apenas tras el estreno, publicaron en su perfil de Instagram, que, en efecto: “A la fecha, Sound of Freedom ha vendido 10 millones de boletos”, lo que consideraron una “hazaña monumental y un gran paso adelante para arrojar luz sobre la oscuridad del tráfico de niños”.
“La lucha para terminar con el tráfico de niños es mucho más grande que esta película: es un movimiento mundial que requiere esfuerzo colectivo, colaboración y un frente unido. Es sólo el comienzo”, indicaron.
Otro detalle curioso de la película es que ocho años atrás, en 2015, el famoso actor Eduardo Verástegui, durante una reunión con el Papa Francisco, le pidió que rezara por el éxito de la cinta. “Hoy, la película ya está en cines y el movimiento contra la trata avanza en muchos países. Sin dudas, la oración ha tenido mucho que ver con esto”.
Hoy, nos unimos al deseo de “terminar con el tráfico humano”, porque, tal como señala Verástegui: “¡Los niños de Dios no están a la venta!”
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