Cada año, más de 500 futbolistas se reúnen para participar en la Copa de la Fe, un evento deportivo sin comparación en el mundo, pues estos futbolistas son muy distintos a los profesionales que conocemos: en un día común, los jugadores de este torneo único no utilizan ropa deportiva, sino sotanas, camisas clericales, albas y casullas. Y es que en el torneo de la Copa de la Fe juegan únicamente sacerdotes. En esta ocasión la final se jugó entre México y Colombia.
Este evento deportivo lo organiza cada año la Conferencia Episcopal de Colombia, que reúne a los mejores sacerdotes-futbolistas de las parroquias y seminarios de 23 diócesis colombianas. Pero este año, el ganador de la Copa no fue un equipo colombiano, sino el único invitado de otro país: la Arquidiócesis de Guadalajara, México.
Los nuevos campeones de la Copa de la fe celebraron su triunfo cantando ‘Cielito lindo’, acompañados por todos los aficionados que siguieron en vivo el encuentro.
El pasado 14 de octubre se jugó la gran final entre el equipo de Guadalajara y la Diócesis de Arauca, que fue reforzado por un grupo de sacerdotes ecuatorianos, los otros invitados internacionales al evento.
Aunque el marcador fue un abultado 4-1, el partido fue mucho más áspero de lo que refleja el resultado, aseguró a Desde la fe el padre Felipe García, capitán del equipo tapatío.
“Empezamos perdiendo 1-0, fue un partido muy apretado. En ninguno de los partidos anteriores estuvimos abajo en el marcador y este primer gol sí nos sorprendió un poco, pero después nos acomodamos, empezamos a hacer nuestro juego y pudimos este ganar el partido”.
El torneo divide a los 24 equipos en grupos de cuatro. Los dos mejores equipos por puntos y diferencia de goles pasan directamente a la final.
La Arquidiócesis de Guadalajara ganó los primeros tres partidos frente a Santa Fe de Antioquia (8-1), Bucaramanga (6-0) y Villavicencio (6-0), con 20 goles a favor y sólo uno en contra, por lo que eran los grandes favoritos para ganar el campeonato, que ya habían obtenido en una ocasión hace cuatro años.
“Ganar la final es muy emocionante y ya teníamos la espinita clavada porque en el torneo pasado, en el 2019 nos eliminaron y fue una eliminación muy dolorosa porque teníamos muy buen equipo y muchos nos decían que íbamos a quedar campeones, y nos relajamos”.
Más allá de la rivalidad deportiva, entre colombianos y mexicanos se ha forjado una gran amistad.
“Hay muchos padres que nos aprecian y nos esperan con mucha ansia, ¡porque además les llevamos tequila!”, dice entre risas el padre Felipe.
“Ya tenemos amistad con ellos, que también nos regalan algunas cosas y, en esta ocasión, nosotros nos preparamos muy bien. Los colombianos tienen mucho cariño por la Virgen de Guadalupe y al final del partido le regalábamos algún recuerdito con la imagen de la Virgen”.
Además del futbol, la Copa de la fe incluye momentos de oración, peregrinaciones y atención pastoral.
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