La Santa Sede reconoció la abundancia de frutos espirituales positivos vinculados con Medjugorje, sin embargo, se abstiene de pronunciarse sobre la sobrenaturalidad de los eventos allí sucedidos. Foto Especial.
En las últimas horas, por medio de un documento oficial del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, avalado por el Papa Francisco, la Santa Sede reconoció la abundancia de frutos espirituales positivos vinculados con Medjugorje, donde habrían ocurrido apariciones marianas a partir del 24 de junio de 1981.
No obstante, permanecen en estudio diversos elementos relacionados con la parroquia-santuario de la Reina de la Paz; y de momento, la Iglesia Católica se abstiene de pronunciarse acerca de la sobrenaturalidad o no de los eventos allí sucedidos.
Desde la fe conversó con el sacerdote Mario Ángel Flores Ramos, director de la Dimensión para la Doctrina de la fe, de la Arquidiócesis Primada de México. Intelectual, académico y miembro de la Comisión Teológica Internacional (CTI), organismo que brinda asesoría directa sobre estos complejos temas al Pontífice. Estas son sus respuestas:
Lo que si ha reconocido la Santa Sede son los frutos de conversión y reconciliación con Dios, que han ocurrido en Medjugorje. Y es que, a lo largo de casi 40 años, esto ha sido una experiencia constante de muchos de los que se acercan a este santuario: vivir realmente una conversión. Esto es lo que ha reconocido la Santa Sede.
A pesar de que el Papa aún no ha reconocido como un hecho sobrenatural las apariciones de la Virgen en Medjugorje, sí muchas personas han vivido en su experiencia personal un encuentro con Cristo. Con la misericordia de Dios han sentido ese cambio, esa llamada a la vida cristiana. Hay grandes frutos espirituales positivos, incluida la recuperación de las relaciones familiares, matrimonios o el regreso a la vida de fe.
Cuando hablamos de conversiones y de reconciliaciones, hay datos muy concretos. Alguien puede convertirse de una vida alejada de Dios, de una vida marcada por vicios, o bien en otros casos, sentir el llamado de Dios a la vida religiosa, a la vida sacerdotal. ¡Hay muchísimos casos! Eso es algo que le da fuerza a esta tradición en este santuario.
Hay historias de muchas personas, de distintos países y culturas que han dado testimonio de lo que han vivido ahí. También hay muchos religiosos, religiosas y sacerdotes que han encabezado peregrinaciones, visitas espirituales a este lugar, y han sentido algo especial. La conversión no es (solamente) volver de una lejanía de Dios, sino reavivar su vida: su vida cristiana y su vida sacerdotal.
Sí, sigue vigente ahora y con mucha fuerza en nuestros días, el llamado a la paz. Esto es lo que ha estado presente desde el primer mensaje de la Virgen hasta los más actuales. Esto es lo que ha querido privilegiar el último comunicado que hay de parte de la Santa Sede a través del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, hoy más que nunca necesitamos trabajar por la paz en el mundo.
Son muchos los casos en los que la Virgen María habla con los niños; por ejemplo, en Lourdes o en Fátima. Y en la mayoría, salvo excepciones, terminan su vida muy pronto. Los videntes de Medjugorje también han sido pequeños pero después han continuado sus vidas, y cada uno ha tomado su camino personal algunos en el matrimonio formando una familia; otros no se han casado, algunos ya no viven ahí, sino en otros países.
Lo importante aquí es que el mensaje de la Virgen María no está sujeto a quien lo comunica. Es interesante ver cómo María ha buscado en muchos casos dirigirse y comunicar su mensaje a través de los pequeños siendo más transparentes y veraces. Y esto es significativo. Pero una vez que cada persona toma su camino, pues eso ya depende de la respuesta personal.
La validez del mensaje no está sujeto a la calidad moral de los videntes, como dice el comunicado de la Santa Sede. No quiere decir que los videntes deban ser absolutamente perfectos para que lo que ahí se vive sea calificado como una experiencia espiritual positiva. Ellos mismos están llamados a vivir también la fe como todos nosotros.
El hecho de reconocer en este momento que hay frutos espirituales, tampoco es un reconocimiento explícito de que ahí se verifique una presencia sobrenatural de la Virgen María. Esto es algo más complejo, eso es algo que requiere tiempo. Lo que está calificándose son los frutos de una experiencia personal con la Virgen, de acuerdo con lo que nos han contado.
Para que la Iglesia pueda entrar en ese terreno de calificar la autenticidad o no de un acontecimiento sobrenatural, se requiere de muchos elementos. Uno de ellos, y tal vez esto es lo más importante y lo único que debería preocuparnos ahora, son los frutos, pues, como dice Jesús: “por los frutos los conocerán”.
Sin embargo, para llegar a una expresión concluyente se necesita mucho tiempo, porque esos frutos tienen que permanecer. Debe ser algo permanente y se deben realizar mayores análisis sobre los mensajes y sobre su orientación.
Ya hay señalamientos de que los mensajes en general están muy bien encuadrados de acuerdo con el Evangelio, pero hay detalles que no son tan claros. Y todo eso es lo que hay que estudiar a fondo, sin prisas, sin presiones, y dejar que, si esto es de Dios, permanecerá.
Las grandes tradiciones dentro de la Iglesia se van acentuando y se van aclarando con el tiempo. Entonces, la Iglesia, en este sentido, no tiene prisa y necesita hacer muchas otras consideraciones, pero ya hay un paso muy importante.
Lo que ha dicho el papa Francisco es que pasamos de la posibilidad de ir de manera privada a este santuario, a hacerlo de manera pública. La Iglesia reconoce y acepta que se dé culto de manera pública, en peregrinaciones, en el santuario mismo, porque es un lugar que está produciendo muchos frutos espirituales (positivos), y esto es valioso, la Iglesia lo aprecia y lo impulsa. Qué mejor que en un santuario dedicado a la Virgen María, muchos se encuentren con Cristo, esto es lo verdaderamente importante.
La Santa Sede ha estado atenta al tema de Medjugorje, principalmente a través de los sacerdotes que asisten a los videntes y peregrinos. También ha sido mediante algunas comisiones que se han hecho en tiempos anteriores. El papa Benedicto XVI formó una comisión de estudio. El papa Juan Pablo II, también.
Pero lo más importante es dejar que el tiempo nos permita aquilatar los hechos y los mensajes, no las interpretaciones que equivocadamente pueden hacer algunos. El papel de la Iglesia en estos casos es aclarar lo que realmente se comunica en esas posibles visiones de la Virgen María y su concordancia con el Evangelio.
Hay que tomar en cuenta que hay una mediación. Los videntes escuchan y comunican. Y puede haber elementos que no estén tan claros, y menos después de tanto tiempo. Hay un vidente, sobre todo, que permanece con mucha frecuencia. Y eso es lo que hay que estudiar. Pero no es tanto estudiar al vidente. Es estudiar los mensajes que se reciben. Y esto, más allá de los momentos que vivimos, más allá de presiones inmediatas.
La Iglesia tiene muy claro que el único mensaje necesario para nuestra salvación es el Evangelio de Jesucristo comunicado por los apóstoles y conservado de manera fiel e ininterrumpida por la Tradición y el Magisterio. Todas las demás experiencias a lo largo de la historia, aún como una expresión sobrenatural de la providencia divina, son elementos auxiliares dirigidos para una época o una circunstancia especial, pero nunca para aumentar la Revelación de Jesucristo o para contraponerse con su Evangelio.
También debe quedar claro que, en todas estas manifestaciones, aún con una muy grande aceptación en muchos ambientes de la Iglesia, se califican siempre y se seguirán calificando como revelaciones privadas, con una finalidad determinada, no con un valor universal. Los 4 Evangelios y todo el Nuevo Testamento, son insustituibles, inalterables e insuperables.
No puede haber ni quintos evangelios ni nuevas revelaciones para la Iglesia. Son revelaciones privadas en torno a un motivo concreto que Dios permite para iluminar una situación histórica, o una situación de necesidad para la vida de la Iglesia. Pero son revelaciones privadas que nunca van a estar por encima de la única y definitiva revelación, que es Jesucristo y el Evangelio.
Por otra parte, lo que aún no está plenamente estudiado son los mensajes de Medjugorje dado que, de alguna manera, continúan.
Sólo dos cosas han cambiado: primero, reconocer que hay frutos espirituales en muchas personas, y que esos frutos espirituales enriquecen la vida de las personas y la vida de la Iglesia.
Segundo, que se puede dar esta manifestación con autorización plena de la Iglesia, autorización para que haya un culto público, como se realiza en otros santuarios marianos en el mundo, no solamente a nivel personal, sino eclesial a través de las peregrinaciones. Independientemente de la validez de todos los mensajes o no, es un santuario mariano donde hay una vida cristiana dando frutos en la fe, en la esperanza, en la caridad.
Es un teólogo mexicano de amplia experiencia. Además de contar con un gran dominio en temas relacionados con el Dicasterio para la Doctrina de la fe, el padre Mario Ángel Flores Ramos es el único sacerdote mexicano en ser convocado por el Papa en tres ocasiones para formar parte de la Comisión Internacional de teólogos asesores del Vaticano, en un periodo con Benedicto XVI y en dos periodos con el papa Francisco.
Su excepcional experiencia incluye la de liderar el Observatorio Nacional de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) y el haber ocupado el cargo de rector, durante varios trienios, de la Universidad Pontificia de México.
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