Conocida como la "Monja de San Bruno", la futura beata pasó 60 años en cama.
El Papa Francisco autorizó este viernes 10 de julio la promulgación del decreto para proclamar beata a María Antonia Samá, una laica nacida en 1875 en la provincia de Catanzaro, Calabria (Italia), quien, afectada de niña por una grave enfermedad, quedó paralizada y con las rodillas levantadas.
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Obligada a estar en cama en esa posición tan incómoda, María Antonia llevaba una vida de fe inquebrantable, e invitaba a quienes la visitaban a confiar siempre en Dios ante cualquier situación o problema.
La gente del pueblo la llamaba la “Monja de San Bruno”; unos acudían a ella para pedirle consejos y oraciones; otros para encontrar paz y serenidad, y algunos más para rezar el Santo Rosario, que ella rezaba tres veces al día. María Antonia Samá murió a la edad de 78 años, el 27 de mayo de 1953, después de más de 60 años en cama ofreciendo sus sufrimientos al Señor.
El Papa Francisco además autorizó a la Congregación para las Causas de los Santos, proclamar Venerable Siervo de Dios a Eusebio Francesco Chini, sacerdote italiano de la Compañía de Jesús, fallecido en México el 15 de marzo de 1711.
Otros Venerables Siervos de Dios serán: Mariano Giuseppe de Ibargüengoitia y Zuloaga, sacerdote español cofundador del Instituto de los Siervos de Jesús, fallecido en Italia el 31 de enero de 1888. La española María Félix Torres, fundadora de la Sociedad del Salvador, fallecida en Madrid el 12 de enero de 2001. El laico italiano Angiolino Bonetta, de la Asociación de Trabajadores Silenciosos de la Cruz, fallecido en Italia el 28 de enero de 1963.
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