El Vaticano dio a conocer una serie de directrices para el uso ético de la inteligencia artificial (IA), reconociendo tanto sus beneficios como sus riesgos.
Y es que la tecnología, como ha afirmado el Papa Francisco con anterioridad, es producto del potencial creativo que tenemos los seres humanos y no es, por sí misma, buena o mala. Lo que supone el progreso científico y técnico, al mismo tiempo, puede suponer un riesgo para la supervivencia y un peligro para el bien común.
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Por ello, la Iglesia Católica considera necesario establecer principios generales que aseguren que la IA respete la dignidad humana, el bien común, y promueva la transparencia y responsabilidad ética; a la vez que prohíba prácticas como la discriminación, manipulación o vulneración de datos.
Aquí un resumen del protocolo del Vaticano para el buen uso de la inteligencia artificial:
1. Respeto a la dignidad humana: La IA debe diseñarse y utilizarse de manera que promueva y respete la dignidad de cada persona, evitando cualquier forma de discriminación o sesgo.
2. Transparencia: Los sistemas de IA deben ser comprensibles y accesibles, de manera que permitan a los usuarios entender cómo se toman las decisiones.
3. Privacidad: Es esencial proteger los datos personales y garantizar que la información se maneje con confidencialidad, evitando usos indebidos o no autorizados.
4. Responsabilidad: Los desarrolladores y usuarios de IA deben asumir la responsabilidad de sus aplicaciones, asegurando que se utilicen para el bien común.
5. Seguridad: Se deben implementar medidas para garantizar que los sistemas de IA sean seguros, evitando riesgos potenciales y asegurando su fiabilidad.
6. Inclusión: La IA debe desarrollarse de manera que beneficie a toda la humanidad, evitando la creación de brechas digitales y promoviendo la inclusión de todas las personas, especialmente las más vulnerables.
7. Sostenibilidad: Es importante que el desarrollo y uso de la IA consideren su impacto ambiental, promoviendo prácticas que contribuyan al cuidado de la Creación y al desarrollo sostenible.
El documento también da a conocer la creación de una Comisión de Inteligencia Artificial, compuesta por cinco miembros y presidido por el Secretario General. El objetivo de esta comisión es elaborar y evaluar normativas para el uso de esta tecnología, así como elabora un informe semestral sobre el impacto del uso de la inteligencia artificial en la Ciudad del Vaticano.
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