Tras las rejas blancas de hierro forjado de una casa de 87 m² nació Jorge Mario Bergoglio, quien hoy conocemos como el Papa Francisco.
A las 21 horas del 17 de diciembre de 1936, Doña Regina Sívori dio a luz a Jorge, el primero de cinco hermanos; le siguieron Oscar Adrián, Marta Regina, Alberto Horacio y María Elena. El parto se llevó a cabo sin mayores complicaciones y en el interior de la casa de los Bergoglio, ubicada en Varela 268, en el barrio de Flores en Buenos Aires, Argentina.
Se trata de una casa que data de 1932 y tiene cuatro habitaciones: dos recámaras, un comedor, una cocina pequeña y el baño. Los espacios están conectados por un patio interno, donde una escalera de mármol conduce a una terraza.
De acuerdo con el libro “Casa Natal” a Jorge Bergoglio le gustaba subir y bajar por esas escaleras repitiendo los números. El libro también relata que en el comedor de la vivienda de Varela 268 solía reunirse toda la familia; y, en la cocina, la abuela de Jorge Mario, doña Rosa Margarita, cocinaba la comida favorita del ahora Sumo Pontífice: pasta con salsa y carne.
De acuerdo con el historiador Daniel Vargas, la casa fue remodelada en los años ochenta, pero la estructura permanece intacta, al igual que algunos elementos del interior, como los pisos de madera, las puertas de hierro, la bañera y la escalera del patio.
De acuerdo con el periódico La Nación, en la casa hoy viven Maximiliano Mauro con su esposa Laura y su hija de 11 años, Malena. Ellos son sabían que en esa casa nació el Sumo Pontífice de la Iglesia Católica.
“Nos pusimos contentos cuando supimos la noticia. La recibimos con alegría porque somos católicos. En ese momento, mi esposa estaba atravesando una enfermedad y mi suegra pidió que el primer milagro de Francisco fuera en nuestra casa, que había sido también la suya”, contó a La Nación Maximiliano.
Entonces, Laura envió una carta al Vaticano contando la situación que estaba atravesando y recibió, tiempo después, un escrito firmado por el Papa, en donde le deseaba una pronta recuperación.
Aunque la casa está en buenas condiciones, a la familia Mauro le quedó chica. Por eso, tienen pensada ponerla a la venta. La decisión está tomada y la colocación del cartel de venta es inminente, aunque se mantienen cautelosos debido al complicado escenario económico que dejó la pandemia de Covid-19.
Con información de La Nación
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