Desde hace años, en Estados Unidos se venera una fibra de la Sábana Santa que habría cubierto el cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo tras ser bajado de la cruz y que fue testigo de su Resurrección. Pero, ¿es auténtica esta fibra?
Recientemente se celebró en México un congreso sobre la Sábana Santa, y ahí el físico John P. Jackson, quien ha encabezado uno de los estudios más relevantes de la Sábana Santa (Síndone), dio algunos datos interesantes sobre esta fibra que se venera particularmente en el estado de Colorado Springs, Estados Unidos.
¿Qué dijo el físico John P. Jackson?
El experto dio a conocer los hallazgos en torno a la autenticidad de la pieza durante el Congreso Internacional “Ciencia y fe en la Sábana Santa”, evento al que acudió Desde la fe y que se desarrolló en la Plaza Mariana de la Basílica de Guadalupe, con la participación de connotados ponentes internacionales.
En compañía de su colega Keith Propp, Jackson brindó detalles de los análisis y las conclusiones a las cuales llegaron tras comparar varios hallazgos con estudios recientes, así como con los que él mismo obtuvo décadas atrás cuando formó parte del equipo de más de 30 expertos, quienes literalmente tuvieron en sus manos el santo lienzo.
Tras recordar “que ninguna medición científica ofrece un 100 % de certeza”, ambos advirtieron que dependiendo del tiempo y las circunstancias, “todo puede cambiar”. No obstante, la profunda evaluación mostró sólidas coincidencias de la reliquia con la Sábana Santa, en todos los ítems evaluados, por lo que se puede decir que la fibra efectivamente fue parte del santo manto.
Para establecer una probabilidad de autenticidad, diseñaron con método científico una serie de hipótesis y especificaciones a validar. Además, evaluaron toda clase de características particulares del tejido, entre las que destacan: la torsión de las hebras, la densidad de su masa y el diámetro del hilo del tejido.
De igual manera, fue necesario poner la pieza bajo el microscopio con aumentos de lente de hasta 400 veces su tamaño original, tomarle fotografías especiales a objeto de establecer comparaciones, evaluar la forma en que absorbe y refleja la luz, estudiar su fluorescencia, e incluso las ondulaciones del tejido.
Las coincidencias no son perfectas, pero las desviaciones entre los datos de la pieza de origen y el delicado fragmento están dentro de lo científicamente considerado razonable, siempre según el juicio expuesto por los especialistas.
Del mismo modo, John P. Jackson reveló que los estudios llevados a cabo establecieron un rango de probabilidad de autenticidad entre el 66,8% y 83,3%, una cifra que consideran suficientemente elevada.
En el mismo orden de ideas, concluyó que si efectivamente el hilo de la reliquia procede de la Sábana Santa, lo más probable es que lo sea de una sección cercana a una de las muchas zonas dañadas por el fuego que dañó el lienzo en 1532.
En todo caso, ayer como hoy, la Sábana de Turín sigue despertando fascinación entre creyentes e incluso entre escépticos. Juntos, miran asombrados la estela del milagroso hombre en el que ciencia y fe conducen a la misma verdad divina.
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