Con la confianza puesta en la Virgen de Guadalupe, Rodrigo Guerra López asumirá cuanto antes sus funciones como nuevo secretario de la Pontificia Comisión para América Latina y, con ello, se convertirá en el laico con la posición más alta en la estructura jerárquica de la Iglesia.
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El pasado lunes 26 de julio, la Oficina de Prensa de la Santa Sede dio a conocer la decisión del Papa Francisco de nombrar en el cargo a este filósofo mexicano, profesor e investigador que hasta ahora se desempeñaba como miembro de la Academia Pontificias para la Vida y las Ciencias Sociales.
Junto a él nombró a la profesora Emilce Cuda como Jefa de Oficina de la Comisión.
Rodrigo Guerra es licenciado en filosofía por la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla y doctor en Filosofía por la Academia Internacional de Filosofía del Principado de Liechtenstein, y desde hace décadas ha colaborado en distintos cargos con la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) y la Conferencia Episcopal de América Latina y El Caribe (CELAM).
En entrevista con Desde la fe, habla de la sorpresa del nombramiento, de su función en la comisión y del papel de los laicos en el futuro de la Iglesia.
Aunque días atrás había tenido una extensa plática con el cardenal Marc Ouellet, presidente de la Comisión para América Latina, quien le extendió la invitación a sumarse a su equipo , Guerra no esperaba que el nombramiento se cristalizara antes de septiembre u octubre.
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“Hace apenas unos días me llegó la carta formal de invitación para dirigir la Pontificia Comisión para América Latina y, sin previo aviso, se publicó. Yo fui el primero sorprendido a las 5:30 de la mañana cuando varios amigos de distintas partes del mundo empezaron a llamar por teléfono a mi celular para despertarme”.
“Yo le agradezco mucho al Santo padre la confianza, sé que es un reto enorme y me confío totalmente a la Virgen de Guadalupe”, reconoció.
Aunque hay muchos laicos en posiciones importantes dentro de la estructura vaticana, Rodrigo Guerra es el único en la función de secretario de una Comisión Pontificia.
Aunque, aseguró, esto podría cambiar muy pronto, a partir de la reforma de la Curia Romana que el Papa Francisco prepara con un grupo de cardenales, y que se dará a conocer en algún momento de este año.
Estas modificaciones, aseguró, podrían dar un nuevo impulso al papel de los laicos en la vida de la Iglesia.
“Yo espero que los laicos asumamos un nuevo protagonismo, no sólo en el Vaticano, donde espero que haya más laicos con puestos de secretarios aún más relevantes”.
En muchas diócesis, lamentó el nuevo Secretario de la Pontificia Comisión para América Latina, seguimos teniendo una Iglesia “sumamente clerical”, a pesar de los discursos.
“Una Iglesia donde los padres deciden y los laicos obedecen. El Papa ya está cansado de eso, los laicos tenemos que reaprender a tener un protagonismo propio porque la dignidad fundamental es la del Bautismo, todo lo demás es diversificación ministerial”.
El nuevo cargo exigirá que Rodrigo Guerra resida de fijo en el Vaticano y espera estar ahí lo más pronto posible, pues “no hay tiempo que perder”.
“Hoy –explica- la Comisión para América Latina tiene como misión el tener una relación de servicio a los obispos de América Latina, ponerlos en contacto con los organismos internacionales de la Curia, ayudar a los otros dicasterios (…) en todo lo que ellos necesiten saber o hacer en América Latina”.
“Fundamentalmente, es servir como un espacio de encuentro, un puente de comunicación entre la vida enorme de la Iglesia en América Latina que tiene algo así como 40 por ciento de la población católica del mundo y la vida de la Iglesia Universal”.
Este, dice, es la misión de la Comisión, aunque muchas cosas podrían cambiar próximamente, con la reforma emprendida por el Papa Francisco.
Eso sí, adelantó que lo que no cambiará será su calidad de “puente y visagra entre América Latina y la Santa Sede”, como ha sido desde hace tiempo, con la llegada de Guzmán Carriquiry Lecour, su antecesor en el cargo.
“Hubo épocas en que la Comisión era un dolor de cabeza para el CELAM y para la CLAR (Confederación Latinoamericana de Religiosos), y eso no va a volver a suceder jamás”.
“Ahora es un puente en donde la vida de la Iglesia pluriforme se manifieste con total libertad y con total confianza y, de parte de la Comisión, no habrá más que abrazo a toda la riqueza que tenemos en América Latina porque cualquier problema merece ser atendido principalmente con abrazo, con misericordia y con ternura antes que con juicios, y utilizando la condena como método”.
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