El barbero Mario Reyes con el Papa León XIV. Crédito: La Stampa
A pocos pasos del Vaticano, en una pequeña barbería de Roma, trabaja Mario Reyes, un peruano de 37 años originario de Ica. Hasta hace poco, su historia parecía la de cualquier migrante que busca oportunidades en Europa. Pero una entrevista publicada por el diario La Stampa reveló que entre sus clientes habituales está nada menos que el Papa León XIV.
Según relata Reyes al medio italiano, su primer encuentro con el entonces Cardenal Robert Prevost fue hace año y medio. En su primera visita, Reyes notó que el cardenal hablaba con un acento peculiar, no del todo italiano, no completamente español. Al preguntarle de dónde era, Prevost respondió que era estadounidense, pero que había vivido muchos años en Perú. “¡Qué coincidencia, yo soy peruano!”, le dijo Mario.
Así nació una amistad marcada por conversaciones espontáneas en español sobre gastronomía, política, futbol y, especialmente, recuerdos de Chiclayo, la ciudad donde el hoy Papa fue obispo.
Con el tiempo, las visitas mensuales del entonces cardenal se volvieron rutina. Prevost llegaba con la barba ya hecha y pedía solo un recorte de cabello. La última vez que fue a la barbería fue en Semana Santa, poco antes del fallecimiento del Papa Francisco, según recuerda Reyes.
Todo cambió tras la elección papal. Mario narra que, al terminar una jornada laboral, vio en su celular el video de la proclamación del nuevo Papa. Estaba distraído, pero al oír el apellido “Prevost”, sintió un vuelco en el corazón. “Grité a mi compañero: ¡es nuestro cliente estadounidense!”, contó a La Stampa.
La sorpresa se transformó en nostalgia. Reyes pensó que no volvería a ver al nuevo Papa, pues “un protocolo tan complejo como el del Vaticano no permitiría algo tan ordinario como salir a cortarse el pelo”. Pero dos semanas después recibió una llamada inesperada:
“Contesto al teléfono fijo y escucho una voz familiar: ‘Buenos días, necesitaría un corte para mañana en mi casa’. Me quedo sorprendido: ‘No damos servicio a domicilio’. Sospecho que se trata de una broma, porque tenemos muchos amigos entre los clientes. Así que pregunto: ‘¿Pero tú quién eres?’ Y él, tranquilo: ‘Robert Prevost’. No alcanzo a decir: ‘¿El Papa?’, cuando enseguida responde: ‘Mario, soy yo, ¿cómo estás?’”.
“En español empiezo a felicitarlo, y entonces él se disculpa por no poder venir a la barbería como siempre. Y agrega: ‘Necesitaría que vinieras tú al Vaticano’, y me da todas las indicaciones para llegar a su casa. Le digo que no se preocupe, que a la mañana siguiente estaré allí. Apenas cuelgo, mi colega me ve desorientado y me pregunta quién era al teléfono. ‘León XIV’, dije”.
Aunque no hacen servicios a domicilio, Reyes aceptó. Al llegar al Vaticano, fue recibido con amabilidad y llevado hasta el departamento provisional de León XIV en el Palacio del Santo Oficio. Allí también cortó el cabello al secretario del Papa, el sacerdote peruano Edgard Iván Rimaycuna Inga, de Chiclayo.
Cuando el Papa entró en la sala, lo saludó con un afectuoso “¡Mario!” y lo abrazó. La conversación retomó el tono de siempre: memorias del Perú, de su misión como obispo, de su servicio en la Curia romana y del llamado que recibió del Papa Francisco para ir a Roma. “Jamás pensé que sería elegido Papa. Es una cosa impresionante”, le dijo el Pontífice, según el testimonio de Mario.
Ahora, después de unos días de descanso en Castel Gandolfo, Mario asegura que espera una nueva llamada. “Sé que volverá a comunicarse conmigo personalmente, como siempre lo ha hecho”.
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