En entrevista para la Revista Encuentros, el padre Adolfo Güemes, Legionario de Cristo, es muy claro al mostrar la ruta que deben seguir los evangelizadores digitales, quienes muchas veces están más preocupados por ganar likes y subir sus números, que por realmente ser testigos de Jesucristo en la cotidianidad.
Para el sacerdote, influencer con más de 308 mil suscriptores en Youtube, “los números no son tan importantes, porque la verdadera conversión no la va a lograr una red social; la verdadera conversión se va a iniciar con el encuentro de tú a tú con Cristo“.
Y recuerda a los evangelizadores digitales: “Jesús predicó a miles de personas y al final, ¿quién se convenció de Él? Pues los Apóstoles con quien Él estuvo”.
El peligro de las redes sociales es dar a los números un valor que no tienen, ya que si no hay encuentro personal, no hay conversión, y el fin del cristianismo es la conversión, la cual sólo se puede dar a través de un encuentro personal.
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Explica el sacerdote de la Congregación de los Legionario de Cristo a los evangelizadores digitales:
“Una enfermera es apóstol al rezar con el enfermo, o al bautizar a un recién nacido que está en peligro de muerte. Una esposa que lleva a su esposo a Dios también es apóstol. El apostolado no es necesariamente crear una organización grande. Para que puedas hacer algo grande, primero tienes que hacerlo en esa realidad pequeña en la que vives. Comienza con quien trabajas, en el metro, en el taxi, en el restaurante, en la sala de espera del médico. Con tu alegría, esa persona se va a preguntar qué tienes tu que él no tiene”.
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Estos son algunos consejos prácticos del padre Güemes a los evangelizadores digitales:
•SÉ TU MISMO. Muchas veces pensamos que tenemos que ser como alguien más. Dios va a actuar a través de ti, no de los demás.
•SÉ APÓSTOL. Todo cristiano tendría que ser apóstol; es decir, un enviado. El apostolado no es otra cosa que llevar el mensaje de Jesús. Para hacer apostolado es importante ser conscientes de nuestros talentos: tal vez lo tuyo es la organización, o la dirección espiritual, o acompañar a los pobres. Pero para descubrirlo es necesario lo siguiente:
•SÉ UNA PERSONA DE ORACIÓN. En la oración Dios te va a iluminar. Todos los días, al término de tu jornada, pregúntate en oración: ¿cómo viví este día? Pero no se trata de ver exclusivamente todo lo malo, sino también todo lo bueno; con el paso del tiempo te vas a dar cuenta que habrá cosas que se repiten, y que te revelarán mucho de lo que eres. Pídele a Dios que te dé un director espiritual, alguien con quien te puedas identificar. Sentirás paz al hablar con esa persona, esa es la señal para que sea tu director espiritual.
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