Amor en medio del agua: celebraron su boda en una iglesia inundada

En medio de una descomunal lluvia que acabó por inundar la Iglesia, se casaron. Ella con el vestido flotando, él con el agua hasta las rodillas. Pero eso no impidió que se presentaran en el altar y se juraran amor ante Dios.

Ocurrió en las últimas horas en Manila, capital de Filipinas, azotada por un temporal inclemente al que se han sumado ciclones y las consecuencias del paso del tifón Wiphal, el cual ha causado serias inundaciones.

A pesar de los contratiempos del clima, la pareja logró su hermosa meta del sacramento del matrimonio, aunque eso implicara casarse en el seno de una Iglesia totalmente inundada.

De este modo, Jade Rick Verdillo y Jamaica Aguilar enviaron al mundo un poderoso mensaje de fortaleza y unidad en la adversidad. Y es que su matrimonio se llevó a cabo el pasado martes 22 de julio en un templo superado por el agua.

Se casaron en la iglesia de Barasoain, en Malolos, un histórico templo de la Parroquia dedicada a Nuestra Señora del Monte Carmelo. La edificación data del año 1888 y es considerado por muchos el edificio religioso de mayor importancia en Filipinas.

Diez años de exitoso noviazgo

Los chicos anhelaban profundamente casarse tras una década de exitoso noviazgo y consideraron que no debían rendirse ante las complicaciones surgidas por el temporal. En este aspecto, el ahora esposo dijo sentir que “los retos no se acabarán”, por lo que consideró que lo sucedido es simplemente “otra prueba superada”.

En declaraciones a la agencia de noticias AP, el caballero sostuvo que “antes de casarnos estuvimos en esta relación por 10 años”. “Ya hemos pasado por mucho”, una razón de peso para continuar. Y así lo hicieron.

“Simplemente reunimos el valor suficiente”, agregó Verdillo, quien dijo que decidieron casarse ese día entendiéndolo en tales circunstancias como “un sacrificio en sí mismo”, pero teniendo claro que “habría más sacrificios si no hubiesen seguido adelante”.

Jesús está presente en la “barca” del matrimonio

El curioso episodio recuerda la carta del papa Francisco a los matrimonios, publicada el 26 de diciembre del año 2021 en el marco de la fiesta de la Sagrada Familia. Y es que paradójicamente, en su texto el Papa compara la boda con una barca sobre las aguas:

“La vocación al matrimonio es una llamada a conducir un barco incierto —pero seguro por la realidad del sacramento— en un mar a veces agitado. Cuántas veces, como los apóstoles, sienten ganas de decir o, mejor dicho, de gritar: «¡Maestro! ¿No te importa que perezcamos?» (Mc 4,38)”, dijo en esa ocasión el Santo Padre.

A renglón seguido, agregó: “No olvidemos que a través del sacramento del matrimonio Jesús está presente en esa barca. Él se preocupa por ustedes, permanece con ustedes en todo momento en el vaivén de la barca agitada por el mar”.

Más tarde les dirá, precisamente al visitar Manila: “Filipinas necesita familias santas y unidas para proteger la belleza y la verdad de la familia en el plan de Dios y para que sean un apoyo y ejemplo para otras familias”.

Y tras recordar palabras de Juan Pablo II, los exhortar: “¡Proteged vuestras familias! Ved en ellas el mayor tesoro de vuestro país y sustentarlas siempre con la oración y la gracia de los sacramentos. Las familias siempre tendrán dificultades, así que no le añadáis otras. Más bien, sed ejemplo vivo de amor, de perdón y atención”. (Papa Francisco, Manila, 2015)

Una región habituada a las lluvias

En cuanto al temporal, las lluvias han causado no pocas complicaciones en Filipinas, donde decenas de miles de personas se trasladaron a refugios de emergencia, luego de las inundaciones y los continuos deslizamientos de tierra.

La región suele verse afectada por un par de docenas de tifones cada año. Al fenómeno meteorológico se suma la combinación de aguas oceánicas cálidas, así como una peculiar ubicación en el cinturón de tifones del Pacífico.