El pasado 22 de enero ocurrió un incendio que redujo a cenizas a la iglesia de San Francisco de Ancud, y que era una de los 16 templos históricos realizados con madera en el sur de Chile, sin la utilización de clavos, y que han sido considerados como obras patrimoniales de la humanidad y monumentos nacionales.
Además de que contaba con una riquísima historia ligada a la evangelización y que dio inicio en 1608, cuando llegaron a la isla de Chiloé los primeros jesuitas, pero en 26 de agosto de 1767, tras la expulsión de la Compañía de Jesús de todas las provincias españolas, llegaron los franciscanos, y en 1768 se fundó San Carlos –hoy Ancud- cuando solo había 60 casas donde habitaban 472 personas.
A partir de 1784, la villa de San Carlos fue sede de la intendencia de Chiloé, la isla más grande de Chile, y ante los problemas de comunicación se convirtió en sede episcopal con obispo propio, no obstante, había tenido un obispo auxiliar entre 1738 y 1741.
El 4 de julio de 1834, una ley cambió de nombre a la villa de San Carlos de Chiloé por el de Ancud, otorgándole también el título de capital de esa provincia. El 1 de julio de 1840, el Papa Gregorio XVI creó la Diócesis de San Carlos Ancud, cuyo primer obispo fue el dominico Justo Donso Vivanco. A finales del siglo XIX, esta ciudad se consolidó como puerto y comenzó su desarrollo comercial y se registró un incremento en la población.
La información más antigua de la Iglesia de San Francisco de Ancud data de 1835, y aparece en un dibujo de Claudio Gay; el obispado de Ancud la certificó en 1836 como Parroquia del Sagrario.
Recaredo Tornero narra que en 1872 se estaba construyendo un hermoso templo en madera dedicado a San Francisco, por lo que podría ser el segundo construido en la zona.
Hacia 1906 se inició la construcción de una nueva iglesia dedicada a este santo que tenía dos torres y se hallaba cerca del actual templo. Con remodelaciones posteriores surge la actual estructura que dataría de 1931.
La iglesia que se incendió es de estilo neoclásico chilote, con las típicas tejuelas de alerce y un campanario. Tenía una nave central y dos laterales, con techo abovedado y columnas cilíndricas dóricas y arcos de medio punto. En estas obras no se utilizaban clavos, valiéndose únicamente de ensambles de la madera.
La iglesia fue construida sobre piedras, lo que ocasionaba una permanente manutención debido a la humedad y los hongos.
El 22 de mayo de 1960, sirvió de refugio a los fieles de la zona tras un terremoto que azotó la isla, y el 14 de diciembre de 2016 fue declarado monumento nacional de Chile.
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