Hasta el más rudo de los luchadores llega a sufrir el terror de verse inutilizado por una lesión y más cuando ésta no solo pone en riesgo su carrera, sino que incluso puede provocar que el resto de su vida tenga que estar postrado en una silla de ruedas.
A los encordados mexicanos llegó un luchador procedentes del extranjero que ha echado raíces y que, desde el bando rudo, se ha consagrado por mantener la esencia de la lucha libre, esto es, el manejo de las llaves y las contra-llaves, pese a tener como maestro a un personaje de renombre mundial como Daniel López López, “El Satánico”, quien al grito de “los rudos, los rudos, los rudos”, sin miramientos arremetía contra sus contrincantes.
Integrante de la llamada “Ola Amarilla”, este luchador que llegó de la tierra del Sol Naciente al paso de los años se ha convertido en un referente en la lucha libre mexicana gracias a sus logros deportivos y ahora busca serlo como un ferviente y agradecido católico converso.
Hace 20 años el Tifón de Osaka, Shigeo Okumura, tocó tierras aztecas para impactar en la lucha libre mexicana y cumplir con su más grande sueño, formar parte de los mejores gladiadores del mundo y ser un referente entre los aficionados, lo que ha logrado gracias a sus actuaciones en el cuadrilátero.
Sin embargo, ese sueño estuvo a punto de concluirse por una grave lesión cervical que sufrió, pero que gracias a la intercesión de la Virgen de Guadalupe el luchador japonés no solo se mantuvo en activo, sino que incluso generó en él una conversión al catolicismo, a la cual cada día se aferra más para seguir agradeciendo a Dios por la oportunidad de seguir haciendo lo que más le gusta: luchar.
En entrevista para el podcast Historias de Fe, el luchador Shigeo Okumura recordó que cuando era pequeño el deporte que practicaba en su natal Japón era el béisbol, en donde se desempeñaba como pitcher, pero a temprana edad, ocho años, sufrió los estragos en su brazo por los constantes lanzamientos y debido a una fuerte lesión tuvo que abandonar dicha disciplina.
Si bien el dejar de lado su vida como beisbolista le provocó tristeza, de inmediato encontró consuelo en la lucha libre, primero como espectador, viéndola en la televisión de su casa, cuando sus padres se lo autorizaban, sobre todo a los luchadores mexicanos, y posteriormente empezándola a practicar en Ikeda, una ciudad situada en la Prefectura de Osaka, Japón.
“Tenía dos sueños, para ser beisbolista o luchador profesional; desafortunadamente no puede seguir jugando como pitcher de béisbol, pero sí otro sueño, el que tenía para ser luchador profesional. ¡Gracias a Dios pude ser luchador!”, aseguró con una gran sonrisa.
Luego de seguir como aficionado durante ocho años la lucha libre japonesa, Shigeo Okumura inició su formación como luchador a los 17 años bajo la dirección del gran luchador japonés Masanobu Kurisu y tras prepararse durante cinco años, debutó el 31 de diciembre de 1994 como luchador independiente en Japón.
Después de 10 años de pelear en los entarimados de su país, el luchador japonés llegó a México en 2004 para integrarse por un año al Consejo Mundial de Lucha Libre y enfrentar los gladiadores mexicanos, pero sobre todo con el objetivo de aprender el estilo azteca e incorporarlo a su técnica; sin embargo, se adaptó de maravilla y próximamente cumplirá 20 años de haber llegado a nuestro país y 30 años de haber debutado en el deporte que más le apasiona.
“La lucha es mi vida hasta la fecha, durante 29 años de carrera como luchador profesional, este fin de año voy a cumplir 30 años desde que debuté. Era un sueño. Después de que me volví luchador profesional tampoco imaginé seguir viviendo de la lucha libre, dedicarme a la lucha como mi profesión. Nunca lo pensé…, todo estaba fuera de mi plan, pero la lucha es mi vida”, dijo.
El paso de Okumura por la lucha libre ha estado lleno de éxitos marcados por la obtención de diversos campeonatos e incluso una cabellera, pero también ha sufrido los sinsabores que le ha ocasionado las derrotas, sobre todo al perder en dos ocasiones la cabellera ante dos leyendas del ring nacional: “El Negro” Casas y el Rey Bucanero.
Sin embargo los peores estragos y golpes anímicos se los han provocado las diversas lesiones sufridas en casi tres décadas, las cuales en algunas ocasiones lo han alejado del encordado por periodos, en tanto se recupera de ellas.
“He tenido lesiones cervicales; me operaron tres veces del ojo derecho, que movía musculo de tanto golpe; mis dos hombros he fracturado; el ligamento de mi rodilla derecha estaba roto; me operaron de apendicitis”, detalló el Tifón de Osaka durante la conversación realizada en la Arena México.
Habituado a los fuertes enfrentamientos en el entarimando, Shigeo Okumura tuvo su lucha más difícil e importante fuera del ring: durante un entrenamiento que realizaba en la llamada Catedral de la Lucha Libre, la Arena México, en el año 2017 sufrió una grave lesión cervical que, de acuerdo con las opiniones de los doctores y especialistas, difícilmente le permitirían seguir su carrera como luchador y corría el riegos de quedar inválido.
“Especialmente tuve lesión de mis cervicales en 2017. Me fracturé mis cervicales 6 y 7. Fue un accidente, fue un entrenamiento de la Arena México. Era muy difícil y en ese momento tres especialistas que me checaron todos me decían: ‘Jamás puedes volver a luchar y olvídate de lucha libre, si vuelves a luchar habrá posibilidad de vivir con silla de ruedas’”, recordó.
Ante este panorama, el luchador Shigeo Okumura no se quedó quieto y buscó una nueva opinión y para ello decidió viajar a su natal Japón. “La lucha libre es mi vida y yo no puedo decir ‘ok doctor, ok doctor, ya me voy de la lucha libre’. No puedo decir eso, es mi vida, por la lucha libre vine a México y no puedo decir ‘ok, ya me voy’”, aseveró.
El especialista japonés encontró que estaba fracturado y roto un ligamento ubicado entre la sexta y la séptima vértebra y determinó que podría realizar la intervención quirúrgica, pero advirtió que la recuperación podría ser de hasta dos años, sin garantizar que pudiera retomar la lucha libre de inmediato. Con este panorama, el Tifón de Osaka fue operado el 18 de abril de 2017 y decidió volver a México.
Al regresar a la Ciudad de México, Okumura solo tenía la certeza de que la operación había sido exitosa, sin embargo todavía existía la incertidumbre sobre su regreso a la lucha libre, lo que lo que le generaba un “sufrimiento” por el temor de no poder hacerlo.
Al verlo sumido en su pesar, personas cercanas a su entorno además de apoyarlo en todo momento le platearon la posibilidad de visitar a la Virgen de Guadalupe para pedirle su intercesión para que su recuperación fuera total y le permitiera seguir practicando la profesión que tanto ama.
Pese a su formación religiosa budista, el luchador Shigeo Okumura accedió con agrado a visitar a la Morenita del Tepeyac: “en ese momento que estaba sufriendo, hubo un acercamiento y yo fui a la Basílica de Guadalupe”.
¿Qué le decías a la Virgen de Guadalupe en ese momento, cuando llegaste después de la operación de esta lesión tan grave?
“Sí, mi agradecimiento, gracias, y también en ese momento todavía no estaba seguro de cuándo iba a poder regresar, nada más que la operación salió bien, tuvo éxito, pero no sabía hasta cuándo (regresaría), por eso yo estaba pidiendo que quiero regresar al cuadrilátero lo antes posible”, recordó durante la entrevista para el podcast Historias de Fe.
La respuesta de la Virgen de Guadalupe a las súplicas del luchador japonés no se hizo esperar y para mayo de 2017, un mes después de su intervención quirúrgica el Tifón de Osaka sintió una mejoría y aunque todavía llevaba un collarín empezó a ir al gimnasio de la Arena México para correr y levantar pesas: “Siempre pedía a Dios que me ayudara. Eso que sí, para mí, es el momento de acercarme a Él”.
La evolución que mostraba la recuperación del luchador nipón sorprendió a sus médicos, en especial al japonés que lo había operado, y más cuando a los nueve meses de haber sufrido la lesión y siete meses después de su operación reapareció en una función en la Arena México.
“Pude regresar a cuadrilátero. Me lastime el 22 de febrero de 2017, me operaron en Japón el 18 de abril y regresé al cuadrilátero en noviembre, en la Arena México. Nueve meses, es un milagro. El doctor quien me operó me dijo que normalmente, en caso de que pudiera regresar a la actividad, tarda año y medio a dos años, pero yo a los nueve meses pude regresar al cuadrilátero, un milagro”, indicó con una amplia sonrisa.
El luchador Shigeo Okumura no deja de reconocer que su milagrosa recuperación y su regreso a los encordados fue una bendición que le dio la Virgen de Guadalupe y por ello, desde entonces, no deja de dar gracias a Dios por el favor recibido y para él la mejor manera de demostrarlo es también llevar a cabo su formación católica y asistir a misa lo más constante posible o al menos seguirla de manera virtual.
“Siempre dando gracias, no solo en la lucha. Es diario, diario por mi vida, por la vida de todos siempre. No dejé de hablar con Dios. En la mañana cuando despierto, antes de dormir también y antes de subir al ring, siempre es muy importante, porque puede ir a subir al ring y no sabemos cómo voy a regresar”, señaló.
¿Estudias la Biblia?
“Sí, o sea, me falta muchísimo, muchísimo, pero sí, ahí voy, poco a poco. Ahorita desde que tuve el acercamiento, siempre pidiendo a Dios que me ayude, como luchador, tanto fuera de lucha, siempre como ser humano, siempre hay que seguir pidiendo. También me falta muchísimo estudiar, muchísimo, pero soy humano, voy paso por paso, poco a poco, voy a seguir estudiando”.
¿Tienes siempre contigo a la Virgen de Guadalupe?
“Así es, antes de subir al ring, siempre no puedo dejar de pedir cuando vaya a ring, como cualquier luchador, no sabemos cómo vamos a regresar al vestidor, eso es muy importante. Y después también ¡gracias por una lucha más!
Al cuestionarle si el hecho de formar parte del bando rudo significa que sea malo o vengativo, el Tifón de Osaka, quien integra la llamada “Ola Amarilla”, conformada por luchadores orientales, subrayó que no.
“No, no, no tiene que ver nada de eso. Soy rudo, soy extranjero, a lo mejor más agresivo y de cualquier manera soy rudo siempre, para de cualquier manera buscar la victoria. A lo mejor forma de trabajar muy diferente a la de los técnicos, técnicos más elegantes a lo mejor, pero rudos no es por sucios.
¿En tu vida diaria, fuera del ring, eres rudo?
“No soy tan rudo, tampoco no muy técnico, no tanto, pero sí yo soy un humano normal”.
“Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de…
El 29 de diciembre iniciaremos el Año Jubilar 2025 en las diócesis del mundo, con…
Lo que empezó en los años 20 del siglo pasado como una causa homicida, al…
‘¡Viva Cristo Rey!’ Hagamos nuestra esta frase, no como grito de guerra, sino como expresión…
El Vaticano publicó la segunda edición del libro litúrgico que contiene las instrucciones relacionadas con…
Su reino es un misterio que inicia muy dentro del corazón de cada persona y…
Esta web usa cookies.