Ni en su sueño más surrealista, Chumel se habría imaginado ir caminando del brazo de su tía Rosy por las calles de Roma, en la penumbra de las seis de la mañana, cuando la ciudad va amaneciendo y las fuentes empiezan a funcionar; las vías sin gente, sin ruidos, salvo el de la escoba de un señor. Lo más conmovedor: su tía ciñéndolo del brazo y dándole las gracias por la generosidad de haberla invitado a su encuentro con el Papa Francisco.
Esto no era un sueño, sino una realidad de ensueño: días atrás, Chumel Torres había recibido una invitación para encontrarse con el Santo Padre, como parte de un grupo de comediantes de todo el mundo, entre quienes se encontraba su admirado Stephen Colbert, el presentador de televisión estadounidense que ha inspirado toda su carrera como comediante de denuncia.
De manera que, llegado el momento, iba ahí, del brazo de su querida tía, rodeando el Vaticano para llegar hasta la Puerta del Perugino, en un amanecer que seguía teniendo aspecto de un sueño, y recordando la manera en que todo había comenzado.
Mientras se hallaba de vacaciones en Londres visitando a un buen amigo, Chumel había recibido dicha invitación para asistir a este encuentro con el Papa Francisco, como parte de ese grupo de humoristas. La audiencia con el mundo de la comedia tendría lugar el día 14 de junio, justo en el cumpleaños de su madre, de quien una sola cosa había querido quedarse cuando ella falleció: el Rosario con el que solía rezar.
La carta de invitación no decía a quienes más se habían invitado. “Ese día me iba a meter con mi amigo a ver una obra de teatro, y vi que Florinda Meza había posteado en su cuenta de Twitter que también había sido invitada. Yo posteé lo mismo. Me metí al teatro. Y al salir vi que mi teléfono ‘explotaba’. Lo revisé y vi de nuevo que Florinda y yo tendríamos un encuentro con el Papa; pero también Whoopi Goldberg, Conan O’brien, Chris Rock, Julia Louis-Dreyfus, Stephen Colbert y otros grandes…”.
Chumel abandonó el teatro estupefacto al conocer el nivel de invitados a la reunión con el Papa Francisco, así que le pidió a su amigo ir a tomar un trago para tocar tierra. “Y es que estaba por reunirme nada más y nada menos que con Su Santidad y con todos los ‘arcángeles’ de la comedia”.
Como en esos sueños raros con continuación, mientras se hallaba platicando con su tía, Chumel de pronto distinguió a Chris Rock, y luego a su admirado Stephen Colbert; se dirigió hacia él y le expresó unas palabras de admiración. Y luego lo más surreal:
“Comenzamos a caminar por los jardines circundantes al Palacio Apostólico, había unas esculturas de Bernini preciosas; el barroco a su máxima expresión, y después la caminata más surrealista del mundo: íbamos Whoopi Goldberg, yo, Stephen Colbert, su hermana, Conan O’brien y mi tía Rosy: así nomás, ¡la mismísima Rosy Morales de Chihuahua, Chihuahua!”.
Entraron todos al Palacio Apostólico por la parte de los salones, los guardias los condujeron por un pasillo y les dieron luz verde para ingresar al lugar del encuentro por las Estancias de Rafael. “Entramos y veo mi nombre escrito en una silla. Y ahí sentí que Diosito me decía: ‘Te he preparado tu lugar frente a todos’.
“Llegaron varios guardias suizos -continúa Chumel-, con sus trajes en azul y amarillo. Y luego uno vestido de rojo con negro, una especie de halcón que, según me dijeron, siempre tiene que estar atento al Papa… Éste de pronto hace un redoble de tambores; todos se callan, se abre una puerta y de ahí sale ‘una bolita blanca, hermosa’, con un pasito lento, pero caminando con su propio pie, el mismísimo Papa Francisco”.
Al entrar el Papa Francisco -relata Chumel-, todos los comediantes se levantaron y le rindieron una ovación por espacio de unos cinco minutos, y enseguida el Santo Padre les leyó su mensaje, que entre tantas cosas bellas para los comediantes decía esto: “Ustedes hacen reír a Dios, porque Dios tiene sentido del humor.
“Después leyó una parte que sentí que era totalmente para mí -continúa Chumel-: ‘La comedia es denuncia; es para señalar al tirano y al que hace las cosas mal; pero no para causar pánico ni locura, sino para poner algo de azúcar en la amargura de la vida’.
El Papa Francisco concluyó su discurso; los comediantes lo volvieron a ovacionar y luego les dieron la indicación de que ya podían pasar a saludarlo. “Se hace la fila -cuenta Chumel, empiezan todos a pasar; cuando ya casi toca mi turno le pido mi tía que me pase el Rosario de mi mamá. Llego hasta el Papa y le agradezco la invitación, le muestro el Rosario y le digo: ‘Con este Rosario rezaba mi mamá por mí. ¿Me lo puede bendecir?’. Me lo bendice, me da la bendición… y me voy con el corazón volteado”.
Con el sentimiento a flor de piel, al término de la reunión Chumel se fue a confesar y después rezó el Santo Rosario dentro de la Basílica de San Pedro sin poder para de llorar.
Chumel Torres platica que durante este encuentro con el Papa Francisco algo bello descubrió, algo que no esperaba descubrir: sentir la dignidad de hijo de Dios.
“Haber conocido al mismo tiempo a Chiris, a Conan, a Colbert, a Jimmy y al Santo Padre, fue para mí como si Dios me hubiera puesto la mejor túnica, como si me hubiera dicho: ‘Bienvenido de vuelta a casa; no eres de la servidumbre, eres invitado, estos son tus hermanos y tu nombre está puesto en la mesa. Estás en mi casa con las mejores viandas’. ¡Me sentí digno!”.
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