Historias de Fe

Padre “Jota”, con la “J” de Jesús, músico y evangelizador

Oriundo de Concón, Chile, el padre José Pablo Valencia Poblete, padre “Jota”, tomó las redes sociales como herramienta para la evangelización digital desde antes del boom de las aplicaciones y programas ocasionado por la pandemia.

Carismático, de humor ligero, dicharachero y de un profundísimo amor a Jesús, a través de su jovial personalidad -de tenis y jeans-, atrae a las nuevas generaciones para acercarles el Evangelio.

¿Cómo surge la vocación?

“Nunca pensé en ser cura. Yo era un cantante, bohemio de cumbias, con el pelo largo. En mi Instagram hay fotos y podrás ver que era una mezcla entre Marco Antonio Solís y Jesús”, bromea.

“Mi vida era de noche, dormía de día, excesos, popularidad, dinero y hasta “picaflor”. Lo tenía todo, y sin embargo mi corazón estaba vacío. No me sentía pleno. Comienzo a cuestionar mi vida y surge una disyuntiva, ya que mis padres me enseñaron que la vida tenía sentido o se es feliz tanto o más cuanto seas capaz de entregar la vida por los demás. Así, yo iba de voluntario a donde fuera requerido, en un tiempo donde no había celulares, de alguna manera nos coordinábamos para llegar a ayudar, quizás con palas a quitar barro de una casa destruida, recolectar alimento. Volvía con el corazón inflamado, sintiendo felicidad, pero no me daba cuenta. Fue de esta manera que surgió la pregunta: ¿Qué quiero hacer toda mi vida?”

El Padre “Jota”.

José Pablo llevaba muy buena relación con su párroco, el P. Mario, así que se dirigió con él para externarle sus dudas. Tenía entonces veintitantos años. Con la guía espiritual, comenzó un trabajo de discernimiento. Sentía que su corazón latía fuertemente, pero no tenía respuestas claras; estaba en búsqueda de la felicidad con un corazón inquieto.

Finalmente, entró al seminario junto con otros ocho seminaristas, de los cuales actualmente sólo él es sacerdote. “No es lo mejor, pero es lo que hay”, remata el padre “Jota” y rompe a carcajadas.

¡Play a la creatividad!

“Cuando, en el 2009, apenas comenzaba Facebook, entré al mundo digital queriendo hacer algo evangelizador; pero en esos años no estaba aceptado ese camino para los curas, así que fui objeto de rechazo por mis pares y otras personas que me decían que estaba haciendo el ridículo.

“Sin embargo, yo sentía que las redes eran un territorio nuevo para evangelizar, y así, con las pocas herramientas que obtuve, de conducir un programa en televisión abierta que se llamaba “Los caminos de la Iglesia” -donde tomé experiencia en cámara y maquillaje-, comencé en el mundo digital. Las críticas a lo que hacía duraron hasta que llegó la pandemia, que vino a cambiar todo el proceso digital, y mi teléfono sonaba y sonaba pidiéndome asesoría para hacer cosas digitales”.

Publicado originalmente en revistaencuentros.com.mx

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