Historias de Fe

Con un platillo dedicado a Juan Pablo II, llegó a la final de MasterChef

En días pasados concluyó el reality televisivo MasterChef Celebrity Uruguay, y poco le faltó al padre Juan Andrés Verde para ganar la gran final, a la cual llegó tras haber elaborado el postre favorito de san Juan Pablo II, la “Papiwzca Kremowka”, que él quiso preparar en honor a Su Santidad, y de paso mostrar algo diferente de la Iglesia católica.

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El padre Juan Andrés Verde tiene 32 años, y es vicario de la Parroquia de Stella Maris de Montevideo. En entrevista para el portal Jóvenes Católicos, confesó que, aunque antes había cocinado en campamentos, retiros y “ollas populares”, jamás había hecho comida tan sofisticada para paladares tan selectos.

El sacerdote uruguayo quiso participar en el concurso para aprovechar la oportunidad única de difundir a través de un programa televisivo la obra misionera que, junto con varios jóvenes, realiza en el barrio Santa Eugenia, en el cual viven 236 familias en extrema pobreza.

La labor misionera que el padre Juan Andrés y el grupo de jóvenes desarrollan en este barrio, se basa en un programa que cuenta con apoyo escolar, alfabetización para adultos, oratorio de niños y celebración de la Palabra.

Él mismo reconoce que, por la carga de trabajo como sacerdote, no le fue nada fácil compaginar su labor pastoral con la grabación del programa. Sin embargo -dice-, “cuando la razón es grande, la motivación es fuerte, no hay barreras que nos detengan. Uno pone todo y Cristo se encarga de lo necesario”.

Su vocación sacerdotal

Para el padre Juan Andrés descubrir su vocación sacerdotal no fue nada fácil; no se le dio de un día para otro ni de forma mágica. En aquel momento tenía novia -dice-, una chica muy buena y con gran espíritu de entusiasmo, con la que ya llevaba 4 años; él para entonces era parte del Equipo Nacional de rugby y estudiaba Veterinaria.

Platica que, aunque le iba muy bien y tenía todo para ser feliz, comenzó a sentirse vacío, por lo que decidió tomarse un año sabático y se fue como misionero a una obra salesiana en el campo, donde había jóvenes muy pobres que aprendían oficios.

Juan Andrés Verde en su etapa de seminarista. Foto: Especial.

“Ese año me cambió la vida -asegura-: me encontré con Jesús a través del servicio a los más necesitados. Descubrí un Dios amigo, cercano, que me conocía y quería mi felicidad. (Dios) dejó de ser ‘algo’ para ser ‘Alguien’”.

Y fue entonces que comenzó para él un proceso en el que paulatinamente fue descubriendo que el Señor lo llamaba al sacerdocio. “Hasta mi propia novia me llegó a escribir una carta diciéndome que me veía feliz por ese camino. Hoy con 32 años de edad, y 4 de sacerdote, puedo decir que nada me ha hecho más feliz en la vida que ‘haberme puesto la pilcha de Cristo’ como sacerdote”.

Como parte de sus labores pastorales, actualmente el padre Juan Andrés asiste al grupo juvenil “Cirineos”, mismo que busca brindar un techo digno para familias en extrema pobreza, que viven en pisos de barro, techos de tabla, sin baños ni ventanas.

“Hemos logrado, de diferentes formas, juntar fondos para los “hogares containers”, que son casas en contenedores con 2 dormitorios, baño y cocina. Un sueño para cada familia que lo recibe. Cada hogar tiene un costo de 9500 dólares americanos, y hemos logrado llegar a 50 familias. ¡Aspiramos a cubrir las 240!”.

Preparación para MasterChef

El padre Juan Andrés Verde platicó al portal Jóvenes Católicos que, ya como participante del concurso, comenzó a estudiar cocina; sin embargo, por temas pastorales, los horarios en que pudo tomar clases “eran para locos”.

“Llegué a tener clase de cocina a las 11 de la noche. Pero el sacrificio lo valió. En la televisión me sentí muy respetado tanto por los productores como por el equipo de famosos concursantes. No es común en nuestro país tal respeto hacia los sacerdotes, pero creo que eso fue un regalo de Dios.

Para el sacerdote uruguayo también fue un honor que todo el equipo de cocineros fuera un domingo al barrio para preparar mil milanesas y un arroz criollo para las familias más humildes. “Luego de eso, valoraron distinto el hecho de que estuviese grabando estos programas, y hasta tomaron la frase que me acompaña desde el seminario como frase de cabecera: ‘Hasta el Cielo no paramos’”.

El padre Juan José Verde, segundo lugar de MasterChef Celebrity Uruguay. Foto: Especial.

La final de MasterChef

Para llegar a la gran final de MasterChef Celebrity Uruguay, el padre Juan Andrés elaboró un plato que dedicó a san Juan Pablo II: como entrada, preparó un ‘vitel toné’, comida típica para celebrar la Navidad en su país, y como plato principal, una polenta cremosa “Mar y tierra”, algo con mucho significado cristiano, toda vez que la polenta es un producto accesible, que llega con facilidad a hogares ricos y pobres.

Y ya que san Juan Pablo II “recorrió mar y tierra”, pudo vincular el “plato” con el postre favorito del llamado “Papa Peregrino”, la “Papiwzca Kremowka”, lo cual vio como una verdadera oportunidad para transmitir al público un mensaje de fe y esperanza.

Explica que la “Papiwzca Kremowka” tiene los colores del Vaticano, amarillo y blanco; “a la vez le hice una cruz con azúcar impalpable, y logré un aro de caramelo en el plato -algo muy difícil de lograr- que simbolizaba la santidad”.

La gloria del segundo lugar

El padre Juan Andrés platica que los participantes de MasterChef Celebrity Uruguay, aunque conformaron un grupo de personas reconocidas en diferentes rubros, y de tan diversas  creencias e ideologías, al final lograron unirse a través de la cocina, “en un plan que, no dudo, fue para gloria de Dios”.

Padre Juan José Verde, digno segundo lugar en MasterChef Celebrity Uruguay. Foto: Especial.

“La final la ganó Paulita -dice el padre Juan Andrés-, una gran actriz uruguaya que ganó en Ley. Creo que hasta en eso Dios fue grande conmigo. Entiendo que, como cura, pude llevar el mensaje que tenía que llevar. El segundo puesto me sienta bien. Mucho mejor que el primero”.

Y es que el padre Juan Andrés no desea tener ningún título que compita con el sacerdocio ministerial, que para él es un regalo de Dios tan inmenso como inmerecido. “Abandono las cocinas de MasterChef, pero con su ayuda, espero seguir ‘cocinando‘ almas para el Cielo”.

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Con información de Religión en Libertad, Jóvenes Católicos y Rome Reports.

DLF Redacción

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