La primera vez que Eduardo Verástegui rezó el Rosario fue en California, Estados Unidos, después de que acudió con el sacerdote mexicano Justino Ramos y realizó una confesión general que sería la clave en su conversión.
“Mi confesión duró casi cuatro horas y mi penitencia fue un Rosario, cuando me iba le dije, ‘bueno, padre, entonces un Rosario’, y me respondió: ‘te recomiendo que reces uno todos los días de tu vida, lo vas a necesitar’”.
En ese momento la afirmación le pareció extraña, “¿uno cada día, padre?”, le dijo, pero aún estaba lejos de saber que esa sugerencia se volvería una realidad en su vida, y que la compartiría con un millón de personas durante el aislamiento por la pandemia de Covid-19.
Antes de rezar su primer Rosario, la Virgen María ya estaba cerca de él, su madre rezaba el Rosario al sentir que había perdido a su hijo. En ese momento, el actor mexicano vivía en Los Ángeles, y se sentía seducido por tener éxito y fama.
“Mi madre se metió a grupos de oración, y una de sus intenciones obviamente era la de que la oveja perdida, descarriada, regresara a casa. Ella no me lo dijo, lo supe hasta después, y en ese momento yo no me daba cuenta porque estaba distraído en mi carrera”, explica en entrevista con Desde la fe.
Sin embargo, a sus 28 años se dio cuenta de que, pese a su fama, sentía un gran vacío, nada de lo que hacía lo satisfacía. Dios llegó a su vida a través de una profesora de inglés que lo capacitaba para su ascenso en Hollywood, ella fue de las primeras personas en sugerirle acercarse a la Iglesia.
Tras iniciar un profundo proceso de educación en la fe católica se comprometió a rechazar proyectos y películas que ofendieran la fe, a su familia o estereotiparan a los latinos.
Tras cuatro años sin encontrar un proyecto que considerara adecuado creó su propia productora para hacer películas que giraran en torno a la dignidad del ser humano.
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A la par se volvió uno de los activistas provida más reconocidos, y en 2019 realizó una gira de promoción por todo México de la película Inesperado, que narra la historia de Abby Johnson, activista provida de Estados Unidos.
Durante todo este proceso, el rezo del Rosario ha sido clave en su fortalecimiento espiritual. El día en que un Rosario fue su penitencia él no sabía cómo rezarlo, el padre Justino le entregó una guía con la forma de hacerlo y a partir de ahí no dejó de rezarlo.
“La verdad es que nunca dejas de aprender”, explica sobre el rezo.
La gira de Inesperado concluyó en enero de 2020, y para marzo el actor se encontraba en Ciudad de México. Cuando iniciaron las medidas de distanciamiento social para evitar la propagación del Covid-19, tuvo que quedarse en su departamento en la capital del país, lejos de su familia.
Las dos primeras semanas de aislamiento fueron de adaptación, explica. “Me dije: ‘no puedo vivir en una burbuja y desentenderme de lo que está pasando, ¿qué puedo hacer con mis redes sociales?, ¿qué puedo hacer con los talentos que me ha dado Dios?’”.
Entonces decidió ponerse en marcha, contactó a Cáritas Mexicana y se sumó a los esfuerzos de difusión del programa Dona Despensas, que lleva alimentos y medicinas a familias afectadas económicamente por la pandemia.
“Esa fue la primera iniciativa nacional donde quisimos poner el amor en acción”. Posteriormente en una transmisión en vivo en Instagram, el actor lanzó una invitación a sus seguidores, les pidió que después de la Misa por internet del domingo 22 de marzo, se unieran con él en sus redes sociales, a las 13:00 horas, para el rezo de un “Rosario por el mundo”.
A partir de ese día comenzó a transmitir a diario el rezo, y para el 13 de mayo, día de Nuestra Señora de Fátima, se puso la meta de alcanzar 50 mil personas en la transmisión, lo que superó, pues llegó a más de 200 mil.
“Rompimos el internet -comenta-, comienzo a rezar y de pronto veo la cámara frente a mí tronada (sin señal) al minuto número 13, eso me angustió tremendamente, me puse muy triste, yo no veía los números, y la persona que me estaba ayudando me hizo la seña de que íbamos en 100 mil, ya habíamos pasado la meta”, dice.
A partir de ahí, la transmisión pudo retomarse, y en total llegaron a la cifra de 200 mil conectados. Entonces el actor se puso una nueva meta: un millón de personas conectadas para el 31 de mayo, solemnidad de Pentecostés, lo cual también logró.
La respuesta de la gente lo sorprendió. “Este es el proyecto más importante que he promocionado, el que voy a recordar en el lecho de mi muerte”.
A partir de entonces el actor ha continuado rezando el Rosario por el mundo en sus redes sociales.
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