Corría la madrugada del 11 de abril de 1997, cuando se registró un incendio en la Catedral de Turín, recinto histórico que desde 1578 alberga la Sabana Santa, considerada la reliquia más preciada del cristianismo, pues es la tela en la que -según la tradición de la Iglesia- fue envuelto Jesús para ser sepultado tras haber sido bajado de la cruz.
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De acuerdo con una nota publicada por Aleteia, en el momento en que se propagaba el incendio, Mario Trematore, para entonces un bombero en retiro, se encontraba con su esposa en casa -cercana a la Iglesia de la Gran Madre de Dios-, desde donde ella pudo ver el fuego a través de la ventana. Y fue su esposa quien le dio a viso.
Mario Trematore de inmediato llamó al cuartel de bomberos, donde le informaron que el incendio estaba ocurriendo entre el Palacio Real y la Catedral. “Me puse una chaqueta de montaña, que tenía el emblema de los bomberos en el brazo, e inmediatamente corrí en ayuda de mis compañeros”, platicó en entrevista para el Corriere de Torino el pasado 8 de abril.
El incendio era tan grande, que los bomberos intuían que era muy alto el riesgo de derrumbe de la cúpula, y temían que el desplome de los bloques de mármol hiciera añicos el relicario de la Sábana Santa.
“Entramos a la Catedral -comenta Mario Trematore-, con los palos rompimos el relicario, agarramos el ostensorio de madera y plata. Y salimos a toda prisa: fue una emoción indescriptible”.
Una fotografía comenzó entonces a dar la vuelta al mundo: en la imagen aparecía él, Mario Trematore, cargando el ostensorio. “En esos momentos -señala- sólo piensas en controlar el fuego y no morir”; sin embargo, no pasaba por alto el valor de la Sábana Santa.
Cuando era universitario, Mario había llevado un curso sobre el camino secular y religioso del Barroco de Turín, así que en aquel entonces fue al Duomo porque quería fotografías la Sábana Santa; no se lo permitieron, pero pudo comprar unas fotografías.
Por eso era consciente de la importancia de la reliquia que ahora estaba salvando -y con cuyo relicario lo habían captado en una foto-, no sólo por su valor religioso, sino también por su valor histórico y cultural.
Aunque siempre fue creyente, Mario jamás había sido un católico practicante. Sin embargo, el recate de la Sábana Santa lo dejó en conmoción. Y comenzó entonces un viaje interior que aún continúa.
“He seguido un camino, pero no me he convertido en un santo como algunos podrían pensar. Fundé un grupo llamado Mandylion, que en griego antiguo significa lienzo, como la Sábana Santa. Nos reunimos una vez al mes. Nuestro guía espiritual es un padre del santuario de la Virgen de la Consolación, Fabio Malese”.
Aunque Mario Trematore vivió entonces una experiencia que lo dejó marcado para siempre, confiesa al Corriere di Torino que hubo un momento más especial que ese, el instante más importante de su vida.
“El 8 de junio del 82 -cuenta-; también entonces estaba en la iglesia. Pero en ese caso esperaba a mi futura esposa en el altar. Cuando vi entrar a Rita pensé en lo hermosa que era y en la suerte que tuve. Ese fue el mejor día de mi vida. Tampoco me olvido de cuando nació mi hija”.
Con información de Aleteia
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